J. Robredo
Un “crossover” con vocación popular
A FAVOR | EN CONTRA |
Habitabilidad | Visibilidad posterior mejorable |
Funcionalidad general | Modularidad trasera |
Relación precio/prestaciones | Sin hibridación “light” (ni etiqueta ECO) |
Instalación multimedia | – |
Cambio DSG7 | – |
El filón SUV sigue siendo hoy por hoy el más apetecido dentro del mercado de turismos, hasta el punto de que las versiones “crossover” (a base de un diseño más deportivo, estilo coupé) suponen una alternativa dentro del mismo que cada vez convence más a su clientela potencial. Y de ahí, nos viene este Taigo.
Volkswagen, que ya cuenta con una nutrida oferta SUV muy próxima en dimensiones, con los Tiguan, T-Roc y T-Cross, se ha animado a aumentarla con este Taigo, fabricado en la planta navarra de Landaben como sus hermanos los Polo y T-Cross (Ford y Opel tienen dos modelos cada uno en esta categoría), con motores de gasolina TSI de litro y de litro y medio de cilindrada y desde algo más de 26.000 euros, aunque nuestra unidad de prueba, en el máximo nivel R-Line y con el motor 1.5 TSI se planta ya en 34.160 euros.
Realizado sobre la plataforma MQB-A0 (la misma de los Polo y T-Cross) el Taigo nace con la originalidad de su diseño tipo coupé, algo poco frecuente en el segmento B-SUV, y surge como alternativa más deportiva al T-Cross de 2018, siendo el primer SUV coupé de Volkswagen dentro del segmento polivalente, lo que le convierte en un competitivo rival de los Seat Arona, Renault Captur, Ford Puma o Kia Niro, entre otros. En esencia es un T-Cross con una zaga más afilada y una marcada caída de techo, pero también se distingue por su frontal, con una parrilla distinta y faros más perfilados (de diodos, y en opción Matrix Led “IQ Light”).
Mide 4,27 m de longitud sobre una plataforma de 2,57 de batalla, lo que le convierte en el SUV compacto de Volkswagen más largo (15 cm más que el T-Cross, y 3 cm más que el T-Roc), con una anchura, de 1,76 m, muy similar a la de ambos. Pero su silueta tipo coupé rebaja su altura a poco más de metro y medio (1,52 m, 7 y 6 cm menos que un T-Cross y un T-Roc de 2017, respectivamente), con una cintura tampoco demasiado alta y bastante estilizada, lo que junto con sus generosos pasos de rueda acentúan su carácter “crossover”, reforzado también por el alerón trasero y las llantas de aleación de 18”, con el detalle original de la franja transversal luminosa del frontal, su peculiar firma de luz diurna.
Una imagen diferente
Hay algunos detalles cromados delanteros, los faros antiniebla alojados en sus huecos específicos, el escudo posterior trasero (con las salidas de escape cosméticas integradas), detalles que le diferencian claramente del T-Cross y le añaden un cierto encanto propio. La carrocería se ofrece en 8 colores que pueden combinarse con el techo negro en el caso del nivel R-Line, y hay también un paquete en negro (“Black style”) con la parrilla, carcasas de retrovisores, llantas y embellecedores de las salidas de escape en negro, que le dan una presencia muy vistosa. Sin embargo, una de las razones de la existencia del Taigo se explica porque ya era una realidad comercial en Sudamérica, donde VW lo produce en Brasil bajo el nombre de Nivus.
En el fondo se trata de ofrecer un diseño “semi SUV” dentro del segmento B, configurado por la marca como un “CUV” (Vehículo Utilitario Crossover), o sea un polivalente campero que combina una generosa altura libre al suelo y una posición elevada de asientos, con una silueta coupé. Y ello dentro de unas cotas de longitud y batalla ya al límite del segmento B, para ofrecer una buena habitabilidad interior y un amplio maletero, de forma que le convierten en una alternativa a modelos de categoría superior, llegando a competir con coches tanto del segmento B-SUV (T-Cross), como del segmento C-SUV (T-Roc).
Pero pese a su carácter SUV sólo tiene tracción delantera (no hay ni habrá ningún Taigo 4×4) sin ningún control de tracción específico “off road”, y como todos los modelos que usan la plataforma MQB-A0, tampoco posibilidad de hibridación, ni siquiera ligera a 48V, con la imposibilidad de lucir otra etiqueta medioambiental que no sea la C. Siguiendo la moda antidiésel, tampoco hay versiones a gasóleo, sólo los TSI turbo de gasolina en 3 cilindros (1.0 con 95 y 110 CV) y en 4 cilindros (1.5 de 150 CV y cambio DSG7). Los 1.0 TSI pueden llevar cambio manual de 5 ó 6 marchas (el primero para el 95 CV y el segundo en el 110 CV, que en opción puede montar también el DSG7, de serie en el 1.5 TSI).
Y aunque tenemos cuadro digital, no tenemos (ni en opción) “head up display” ni tampoco apertura y cierre eléctricos del portón trasero. Al menos tenemos anclajes Isofix para sillitas de niño en las dos plazas laterales posteriores (lo habitual), y además en el asiento del acompañante delantero, ya menos habitual. Y de propina, un tercer airbag vertical entre los dos asientos delanteros para impedir que sus ocupantes choquen entre sí cuando en caso de choque lateral.
Calidad y amplitud
Si nos fijamos en el interior, encontramos un habitáculo muy parecido al del nuevo Polo, con un nuevo volante multifunción y un cuadro digital de 10,25” (26 cm) de diagonal, al tiempo que estrena el sistema multimedia MIB3 (Discover Media en nuestro caso al llevar navegador). El cuadro grande es de serie en este nivel R-Line (el básico es de 8”), el Digital Cockpit Pro, con tres tipos de visualización. El sistema multimedia tiene acceso WiFi y conectividad Apple CarPlay y Android Auto, con una interfaz de uso sencilla e intuitiva (y en permanente conexión “online”).
El salpicadero y su revestimiento se parecen más al del Polo que al del T-Cross, con la zona superior y la parte de la guantera de plástico acolchado de buen tacto, como en el Polo, aunque los paneles de puertas son de material rígido y solo los huecos de la consola central van forrados en goma antideslizante.
Destaca la amplitud de las plazas delanteras, con unos asientos deportivos muy cómodos y envolventes en este nivel R-Line, y un puesto de conducción de fácil ajuste para cualquier talla, tanto con los del volante como los del asiento, con una posición intermedia entre la de un turismo y un SUV típico. Se va ligeramente alto, pero sin exceso, con una buena visibilidad general tanto delantera como lateral, y ya menos la trasera, donde a una luneta posterior alta, corta e inclinada, se suma el excesivo sombreado opaco de la misma. Menos mal que tenemos cámara de visión trasera a la hora de maniobrar…
Pero las diferencias de posición al volante respecto a un VW Polo son mínimas, yendo sentados delante con las piernas más estiradas que en el T-Cross, pero con algo más de visibilidad frontal gracias a los casi 4 cm más de altura que el Polo (tiene 18,5 cm de altura libre al suelo, como el T-Cross). Y sobre todo, la habitabilidad es incluso superior a la del Polo, acogiendo a 4 adultos grandes sin agobios, y hasta tres en la segunda fila, aunque el espacio para piernas resulte algo menos que en el T-Cross (4 cm menos) en su posición media.
Porque la habitabilidad de este Taigo es francamente buena, también en la segunda fila donde como los asientos quedan en una posición bastante baja, dos adultos de 1,80 m de estatura se alojan cómodamente, con suficiente altura libre al techo y un generoso espacio para piernas. La cintura no muy alta permite unas ventanillas posteriores accesibles, sin sensación de agobio y con una anchura muy aceptable (incluso para 5 plazas en caso necesario, aunque entonces la plaza central resulte algo incómoda). Pero tenemos plafón de luz propio, dos tomas auxiliares USB-C para cargar dispositivos móviles o el reposabrazos, y además con un generoso maletero de 440 litros de capacidad (ampliable hasta los 1.222 con dos plazas, plegándose los respaldos traseros en formato 60/40), amplio y de formas muy aprovechables, con un doble fondo que permite también alojar una rueda de repuesto de emergencia opcional (de serie sólo trae el kit antipinchazo).
En el nivel R-Line el piso se puede colocar a dos alturas, enrasando en la superior con los respaldos traseros abatidos). Con el asiento del acompañante delantero avanzado al máximo este Taigo admite objetos de hasta 1,75 m de largo. Puestos a pedir algo, nos habría gustado que las ventanillas traseras bajaran del todo y que la banqueta trasera tuviera ajuste longitudinal (como en el T-Cross), pero vamos tal y como está no ofrece muchas críticas…
Buen equipamiento
Volkswagen nos ofreció este Taigo con el máximo nivel de acabado R-Line, que además es el único con que se ofrece el motor 1.5 TSI. De serie viene con elementos como la frenada de emergencia urbana y el aviso de salida del carril Lane Assist, climatizador bizona, 7 airbags, cuadro digital (8”), sensores de aparcamiento delanteros y traseros y detector de objetos en el ángulo muerto, llantas de 17” (con neumáticos de 205/55 R17, aunque nuestra unidad de prueba montaba las opcionales de 18” con 215/45 R18, en nuestro caso Hankook Ventus Prime), acceso y arranque sin llave, cuadro digital Pro de 10,25”, sistema XDS de efecto autoblocante, faros de diodos de iluminación variable (Led Matrix), cámara de visión trasera, etc. opcionales a parte (asistentes Front Assist, Park Assist y Side Assist, es decir los sistemas autónomos de aparcamiento y mantenimiento de carril, asientos delanteros calefactados, cargador inalámbrico de móviles y un equipo hi-fi (Beats) de 300 W y 7 altavoces, así como el IQ.Drive Travel Assist, que combina el control de crucero inteligente con el Lane Assist para ofrecer una conducción semiautomática hasta a una velocidad máxima de 210 km/h.
Mecánica brillante
Hemos probado este “crossover” con su motorización más potente en cuatro cilindros, el 1.5 TSI de 150 CV con 25,5 mkg de par máximo, que da de 1.500 a 3.500 rpm (la potencia máxima la da a 5.000 rpm, constante hasta las 6.000 rpm), con un consumo mixto anunciado (WLTP) de 6,1 l/100 km. Es un motor brillante y potente, que sin embargo se aguanta muy bien a bajas vueltas (tira redondo desde 1.500 rpm) dando lo mejor de sí entre 2.000 y 3.000 rpm. Es silencioso y sin vibraciones, capaz de permitir una conducción abiertamente deportiva, aunque a costa entonces de su contenido apetito.
Volkswagen anuncia 8,3 segundos para cubrir el 0-100 km/h y 212 km/h de velocidad punta, alcanzando con rapidez los 186 km/h reales en la 6ª de su cambio DSG… Baja de 31 segundos en el km desde parado, y su carácter turbo de inyección directa junto a un contenido peso (1.300 kg) y una aceptable aerodinámica le confieren una agilidad muy notable, con un excelente tirón en marchas intermedias en uso secuencial, y un consumo que si no se abusa demasiado de ellas se sitúa en torno a los 6,5 l/100 km en todo uso, pasando de 7 con relativa facilidad si le damos gusto al pie.
El coche se defiende perfectamente a plena carga y carga media, y el cambio DSG actúa de forma rápida y directa, resultando muy agradable en el tráfico urbano, aunque quizá sea ahora algo menos rápido de lo que eran antes estas cajas DSG de doble embrague. La 6ª y 7ª son bastante largas, pero el buen par del motor le permite tirar bien de ellas, y sin necesidad de practicar una conducción muy atenta en la eficiencia se pueden mantener medias altas en carretera y autovía con un consumo de 6,5 a 7 l/100 km, y en torno a los 6 en modo Eco procurando ya jugar más con la inercia, unos consumos muy racionales para un coche sin ningún tipo de hibridación. En definitiva, un motor muy agradable, potente y elástico, y bastante sobrio si no lo forzamos en exceso.
Comportamiento: cerca del Polo
A la hora de enjuiciar el comportamiento dinámico de este semi SUV “crossover”, se aprecia que sus reacciones generales están cerca de las del Polo. En ciudad el Taigo se desenvuelve con la misma agilidad que su hermano el polivalente urbano, con un radio de giro más bien corto (y que lo sería más con la monta normal de ruedas en llanta 17”), una dirección rápida y una suspensión bastante flexible que soporta bien baches y badenes. El confort es muy aceptable, aunque se resiente de unos neumáticos de 18” de perfil 45 y 215 de ancho, más propensos a los rebotes que los normales de 205/55 R17 con los que va más que servido.
Aunque la suspensión del nivel R-Line es la misma, los ajustes de la amortiguación varían ligeramente, lo que se nota en los apoyos al límite, con una tendencia al subviraje algo menos acusada que en el Polo y con la sensación permanente de conducir un coche bien asentado sobre la vía, con una dirección bastante rápida y comunicativa con el piso y unos frenos potentes y de buen tacto, que permiten dosificar mejor la frenada en conducción deportiva aunque a veces resulten un poco bruscos en uso urbano. A diferencia del Polo los frenos del Taigo 1.5 TSI montan discos en las 4 ruedas, ventilados delante y macizos detrás, suficientemente dimensionados (286 mm delante y 262 mm detrás).
En autovía se disfruta de un alto ritmo de marcha sin ruidos ni vibraciones, con una suspensión lo bastante firme para mantener siempre una trayectoria predecible y lo bastante suave como para absorber las desigualdades más corrientes, aunque llegue a rebotar en las más bruscas. Los amantes de la conducción deportiva quizá se sientan algo defraudados por el nivel de filtrado de la suspensión, ya que el VW Taigo tiene un aspecto más deportivo de lo que en realidad es, pero a cambio resulta más cómodo y fácil de conducir que muchos de sus rivales.
Si a todo ello unimos una estampa simpática, una habitabilidad propia del segmento superior al suyo y un completo nivel de equipamiento, con opciones sensatas y no muy caras, la conclusión es que con este motor 1.5 TSI tenemos un “crossover” brillante y muy funcional, apto para todo uso y capaz de complacer a los usuarios de turismos polivalentes y compactos que buscan su misma funcionalidad bajo un aspecto diferente. Y todo ello con un alto nivel de calidad industrial y percibida y sin tener que pagar un precio demasiado alto por ello.
Ficha técnica
MOTOR: Posición |
Delantero transversal |
Nº de cilindros y disposición |
4 en línea |
Cilindrada |
1.498 |
Combustible |
Gasolina 95 NO |
Distribución: Árbol de levas |
Biárbol en culata |
Válvulas (número) |
En culata (16) |
Alimentación (inyección) |
Directa + Turbo GVT |
Compresión |
10,5 a 1 |
Potencia máxima |
150 CV de 5.000 a 6.000 rpm |
Par máximo |
25,5 mkg de 1.500 a 3.500 rpm |
TRANSMISIÓN: |
|
Tipo de tracción |
A las ruedas delanteras |
Embrague |
Automatizado doble DSG |
BASTIDOR: |
|
Suspensión delantera: |
Independiente por eje pseudo MacPherson, muelles helicoidales, amortiguadores hidráulicos progresivos telescópicos y barra estabilizadora. |
Suspensión trasera: |
Semiindependiente, por eje torsional, muelles helicoidales y amortiguadores hidráulicos progresivos telescópicos. |
FRENOS: |
|
Delanteros |
Discos ventilados (286 mm) |
Traseros |
Discos (262 mm) |
DIRECCIÓN: |
Cremallera asistida eléctricamente |
Diámetro de giro –Vueltas de volante |
10,9 m – 2,7 |
RUEDAS: |
|
Medida neumáticos (marca) |
215/45 VR18 (Hankook Ventus Primus 003) |
Llantas (medida en pulgadas) |
Aleación (7 x 18) |
CARROCERÍA: |
|
Tipo (nº de puertas) |
Berlina dos volúmenes (5) |
Longitud – anchura – altura |
4,27 – 1,76 – 1,52 m |
Batalla – Vías delantera/trasera |
2,56 – 1,53 / 1,52 m |
Nº plazas / Peso oficial |
5 / 1.304 kg |
Capacidad depósito – maletero (litros) |
40 – 440 / 1.222 |
RENDIMIENTOS OFICIALES |
|
Velocidad máxima |
212 km/h |
Aceleración De 0 a 100 km/h |
8,3 segundos |
Consumo combinado (WLTP) |
6,1 l/100 km |
Emisiones CO2 |
140 g/km |
PRECIO: |
34.160 euros |
GARANTÍA: |
3 años ó 100.000 km |