Jorge Fernández
Después de cuatro años de desarrollo
El BMW iX5 Hydrogen se encuentra ya en pruebas de largo recorrido por carreteras abiertas, con una flota con carácter internacional de 100 vehículos, cedidos a varios grupos seleccionados que circularán diariamente con los prototipos. Estas pruebas de usuario final se realizan una vez superados los test más exigentes en condiciones invernales extremas en Laponia.
El BMW iX5 Hydrogen ha sido desarrollado sobre un BMW X5, con su prototipo BMW i Hydrogen Next presentado en el Salón IAA de 2019. Monta un sistema de pila de combustible (BMW compra a Toyota Motor Corporation las celdas, con quien colabora en este tipo de tecnología desde 2013), cuya potencia eléctrica continua genera 170 CV. El sistema separa las moléculas de hidrógeno en protones y electrones. Los electrones forman la corriente que, a través de una pequeña batería de iones de litio de alto rendimiento que se encuentra justo debajo del suelo del maletero, alimenta el motor eléctrico de 401 CV (el mismo del iX xDrive50) emplazado en el eje trasero. Mientras, los protones se combinan con el oxígeno obtenido de la atmósfera para crear un único residuo que es expulsado por el escape del coche: agua.

La alta potencia del grupo motriz permite alcanzar al vehículo 180 km/h de velocidad máxima (autolimitada) y una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 6 segundos, lo que no está nada mal en un vehículo que se acerca a las 2,5 toneladas.
El BMW iX5 Hydrogen se monta en la planta piloto que BMW tiene en su Centro de Investigación e Innovación en Múnich, Alemania. De ahí salen siempre las primeras unidades de cada modelo, y donde 900 profesionales trabajan para desarrollar y montar tanto modelos en desarrollo como estos primeros modelos que luego pasaran a ser fabricados en otras plantas de la marca. Una de las bazas para el desarrollo de esta tecnología es la poca dependencia de materiales «críticos» para su construcción (tan solo una pequeña fracción), ya que incluso podría emplear platino reciclado (suficiente con el de dos catalizadores convencionales).

Para almacenar el hidrógeno se montan dos depósitos cilíndricos fabricados con plástico reforzado con fibra de carbono, refrigerados a -40ºC y con una capacidad de 6 kg en estado gaseoso sometidos a 700 bares de presión. Se pueden llenar en el mismo tiempo que un depósito de gasolina (entre tres y cuatro minutos(, y que ofrecen una autonomía de hasta 504 km en ciclo WLTP. Sobre papel supone un consumo de 1,2 kg cada 100 km, sin embargo, las primeras informaciones de compañeros que han conducido uno de estos prototipos por carretera apuntan a un consumo de 1,6 kg/100 km en un recorrido mixto por ciudad y carretera.
El objetivo de este proyecto de BMW es el de estar preparado para cuando la industria energética mire con más interés el hidrógeno y llegue a crear una sólida red de reabastecimiento en los países europeos. Si el proyecto tiene éxito (todo apunta que el único inconveniente a mejorar a futuro sea la escasez de puntos de repostaje), el iX5 Hydrogen podría empezar a fabricarse en serie (ya en la siguiente generación del BMW X5 y como muy pronto a finales de 2025), convirtiendo al fabricante alemán en un sólido actor europeo dispuesto a llevarse el gato al agua con esta tecnología ecológica junto con unos pocos fabricantes, con Hyundai y Toyota a la cabeza.