Aston Martin V12 Speedster

25 marzo, 2020
J. C. BERGER
Un descapotable muy especial

Aston Martin presenta con esta serie limitada V12 Speedster, una barqueta auténtica inspirada en los primeros coches deportivos, sin techo ni parabrisas.

Parecería que las “barquetas” (biplazas o monoplazas carenados con una mínima carrocería abierta sin parabrisas) son algo poco británico en el automovilismo deportivo. Pero eso ha venido a desmentirlo ahora Aston Martin, con un muy peculiar “Speedster” con un motor V12 de 700 CV del que se realizará una edición limitada de 88 unidades como rival directo de los Ferrari Monza (SP1 y SP2) y el McLaren Elva.

El Aston Martin V12 Speedster se ha presentado en Gaydon como un spider biplaza de inspiración aeronáutica (nada menos que con el F-18) y una estética muy agresiva, un coche que la marca define como de “conducción verdaderamente visceral”, pero que además exige una bien provista cuenta bancaria a sus potenciales compradores, ya que su precio en el Reino Unido es de 765.000 libras, o sea unos 870.000 euros, y cuyas primeras unidades no se entregarán hasta el primer trimestre de 2021, con permiso del “Covid 19”.

Concebido en apenas un año, el V12 Speedster es fruto de un intenso programa de desarrollo, que lo ha hecho realidad en 12 meses, a través de los departamentos “Q by Aston Martin” y Aston Martin Design, hasta dar vida a un “concept” de calle que reúne lo mejor de la ingeniería de la firma de Gaydon como sus materiales más avanzados.

El V12 Speedster utiliza un chasis con la arquitectura de aluminio de Aston Martin, junto a elementos de los DBS Superleggera y Vantage para crear su propia plataforma. Con una suspensión delantera por doble brazo oscilante y una trasera multibrazo, monta una amortiguación adaptativa (o sea, variable) con tres modos de firmeza; Sport, Sport+ y Track.

Su tren rodante recurre a llantas de aleación forjada de 21”(con tuerca de fijación central) que a su vez alojan unos enormes discos de freno carbocerámicos de 410 mm de diámetro en el eje delantero y 360 mm en el trasero. Y sobre su bastidor, una carrocería abierta a medida construida casi en su totalidad con fibra de carbono.

Para Miles Nurnberger, director de Diseño de Aston Martin Lagonda, este V12 Speedster mira hacia el pasado para buscar su inspiración: “desde el lanzamiento del DB11, hemos enfocado y orientado todo hacia el futuro. Sin embargo, aquí tenemos otro enfoque diferente, que se remonta desde el DBR1, ganador de Le Mans en 1959, hasta nuestro centenario CC100 Speedster Concept de 2013. También hay un poco del DB3S de 1953 en la sección media, así que realmente es nuestra última encarnación del concepto Speedster”. Y Nurnberger remata: “con el V12 Speedster estamos potenciando todos los atributos emocionales que podemos al máximo absoluto.

Estéticamente, este V12 Speedster es muy llamativo, sin techo ni parabrisas (lo que obliga a llevar casco para conducirlo), muy bajo y con anchos guardabarros y un estilo exagerado y emocional con jorobas gemelas y un carenado a modo de espina dorsal separando conductor y pasajero. La trasera, baja y ligera, contrasta con la rejilla amplia y llamativa, unos faros únicos y la toma superior delantera del capó. «Una fosa nasal del capó que no hemos hecho en mucho tiempo, y ahora recuperamos. Es un buen truco visual que nos permite ganar espacio para el V12 creando una icónica abertura”.

Otro detalle curioso es que en Gaydon afirman que este V12 Speedster es fruto también de la colaboración con Boeing para su acabado en color Skyfall Silver, con las salidas de escape en negro satinado a juego con las rejillas de ventilación y las paletas. Los tonos oscuros se trasladan también al interior, con cromo oscuro satinado, aluminio mecanizado, cuero y textiles negros y alfombras negras. Sólo las manillas de puerta con el logo Aston Martin en rojo vivo ponen una nota de contraste en este V12 Speedster.

Este V12 Speedster está animado por el motor biturbo de 12 cilindros en V y 5,2 litros de cubicaje, con una potencia máxima de 700 CV y casi 77 mkg de par. Montado en posición frontal delantera, pero bastante retrasado, este motor de aleación con 4 árboles de levas y 48 válvulas va acoplado a una transmisión automática ZF de 8 velocidades con un diferencial trasero de deslizamiento limitado (LSD). Sus prestaciones oficiales son de 3,5 segundos en el 0-100 km/h (aunque aquí sería más representativo indicar el 0-200 km/h) junto a una velocidad máxima autolimitada a 300 km/h. Como detalle original, Aston Martin ha procurado a este Speedster un sonido especial de escape que brota de la zona central del coche hacia el difusor de la zaga, consiguiendo un sonido de especialmente intenso y característico.

Con el V12 Speedster, cada elemento de conducción es toda una experiencia, acentuada con la eliminación del parabrisas que eleva esta experiencia de conducción a nuevos niveles nunca vistos, y que según Matt Becker, ingeniero jefe de Aston Martin, no tiene par “en emoción de conducción pura, con el factor de coche totalmente abierto que añade una nueva dimensión a todos los niveles, respaldada por la potencia del V12 5.2 biturbo. Es imposible conseguir una experiencia de conducción más pura que esta.”

Si nos vamos al interior, vemos una mezcla de materiales tradicionales y modernos. La fibra de carbono satinada contrasta con la tradicional piel de silla de montar cosida a mano, y el cromo, aluminio e incluso goma impresa en 3D. Sus dos plazas quedan completamente expuestas, separadas entre sí por el túnel de transmisión y por una sección superior que une el capó con la parte posterior del coche.

La inspiración clásica del coche proviene de cuando los coches de carreras tenían esta arquitectura abierta, y este contraste entre modernidad y tradición lo vemos también en los materiales y diseño de la cabina, donde frente al copiloto en lugar de una guantera, hay un bolso de piel portátil que se puede llevar al salir del coche, mientras que bajo los asientos traseros hay un hueco adicional para guardar el equipaje.

En definitiva, un modelo superexclusivo poco propicio al uso cotidiano, pensando en los coleccionistas millonarios antes que en el puro deporte del motor. Algo que reconoce el propio Andy Palmer, presidente de la marca al afirmar que «los 88 coches construidos a mano serán buscados por entusiastas de la conducción y coleccionistas de todo el mundo». Eso sí, previo pago de casi un millón de euros…

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