Más dinámico y deportivo, el Passat R-Line estrena el motor 1.8 TSI de 160 CV, nuevo en esta gama. Así, la oferta sube a 5 sus niveles de acabado: el básico Advance, el deportivo R-Line (que sustituye al Sporline), el alto Highline, el lujoso Individual (nuevo) y el ecológico Bluemotion (también nuevo), repartidos entre 7 motores, 4 de gasolina (1.4 TSI de 122 CV, 1.8 TSI de 160 CV, 2.0 TSI de 200 CV y 3.2 V6 FSI de 250 CV) y 3 de gasóleo (1.9 TDi 105 CV, y 2.0 TDi de 140 y 170 CV).
El nuevo Passat R Line es una evolución del Sportline con nuevos detalles más exclusivos (parachoques, estribos laterales, deflector trasero…), nueva parrilla (de 4 lamas cromadas enmarcadas en aluminio mate), nuevas llantas de aleación (6,5×16) con neumáticos de 205/55 (en opción 17 pulgadas, neumáticos 225/45 R17) y una suspensión deportiva específica. Por dentro cambian los asientos delanteros (más deportivos), el volante multifunción de tres brazos, la decoración del salpicadero y el fondo de la consola, en acero pulido. Monta también el sistema «Park Assist» de ayuda al aparcamiento, navegador con pantalla táctil (RMS 510), faros bixenon direccionales, etc.
Ofrecido con cuatro motores, dos de gasolina (1.8 TFSI y 2.0 TSI) y dos diesel (2.0 TDI de 140 y 170 CV), todos los Passat R Line llevan cambio manual de 6 marchas, pudiendo montar también el 2.0 TSI un cambio automático Tiptronic de 6 relaciones, y los 2.0 TDi 140 y 170 CV el robotizado DSG de 6 velocidades (y el 2.0 TDi de 140 CV se ofrece también con tracción total 4Motion). Su precio oscila desde 30.240 del Passat R-Line 1.8 TSI berlina (31.750 el Variant), hasta los 35.580 del 2.0 TDI de 170 CV DSG (37.100 el Variant).
Durante nuestra toma de contacto sólo pudimos conducir el Passat R-Line 2.0 TDi de 140 CV en su carrocería familiar Variant. Nos llamó la atención la nueva y extrema suavidad de su respuesta motriz diesel gracias a la inyección directa «common rail» (antes también directa, pero PDE, o sea bomba/inyector), con muy poco ruido y una gran progresividad de respuesta. Con su suspensión deportiva y sus grandes ruedas de 17” se aprecia un mayor aplomo, especialmente en curvas enlazadas, ganando en precisión de trazada sin perder confort por ello. La entrega de par constante desde 2.000 rpm le asegura una gran agilidad, pese a la tonelada y media de peso. A ello también ayuda (y mucho) el cambio DSG de doble embrague, que siempre tiene la marcha adecuada preparada para cambiar sin que el coche pierda ritmo.