Ya lo vimos hace poco más de un año en el Salón de Ginebra de 2011, como ejemplo del Mini más “mini” dentro de la ampliación de modelos con que la marca potencia su gama., La cuestión era presentar un “concept” que señalara una vuelta a los orígenes del primer Mini de BMC, esto es un utilitario urbano mínimo.
Ahora, Mini ha vuelto a desempolvar este Rocketman (algo así como “hombre cohete”, según las terminaciones en “man” de los nuevos Mini) que sólo cambia de apariencia adoptando los colores de la “Union Jack” (o sea, rojo, blanco y azul, aunque el que domine sea éste último) para celebrar los Juegos Olímpicos de Londres de este año, y de paso hacer un poco de promoción de la marca.
Este “concept” no ha cambiado ni de medidas (3,42 m de largo, por 1,9 de ancho y 1,4 de alto) ni de diseño. Y se presenta como el Mini más “mini” de todos los actuales, aunque lejos del primer Mini original, el genial diseño de Alec Issigonis, capaz de acoger 4 adultos en poco más de 3 metros (3,05) de largo. El frontal luce el reborde de la parrilla en negro, como antes, pero ahora la miniparrilla central va en rojo, lo mismo que el reborde lateral del techo, o los cercos de las llantas. Se mantiene las “cejas” negras de los faros, pero ahora hay un contorno en blanco en cada uno, junto con el cerco externo de la parrilla o las manillas de puertas y los retrovisores. Detalles de color, en suma, que acercan un poco más los colores del coche a los de la bandera británica. Pero seguimos sin saber nada de su motorización (aparte de la ya conocida alusión a su mínimo consumo de “hasta 3 lts/100 km”).
Por dentro se repite la alternancia del blanco rojo y azul en la tapicería, detalles de guarnecido, salpicadero, cinturones de seguridad… El tapizado es combinado entre cuero Nobuk y un material textil sintético especialmente “olímpico”. Pero su diseño original no varía, con sus grandes puertas sin marco, con dos grandes bisagras externas (situadas como las del primer Mini) de doble articulación, para facilitar la máxima apertura incluso aparcado en un hueco estrecho en batería, bajando hasta el ras de la plataforma para facilitar también el acceso de las plazas traseras (una en realidad, con otra más posible auxiliar que la marca define como 3+1, como en el Toyota IQ).
Todas las excentricidades anteriores de “concept” siguen presentes, desde los pilotos traseros de diodos en forma de asa -ahora en rojo- al portón basculante que abre a mitad del techo transparente (con el esquema de la bandera igualmente esbozado), y sobre todo el curioso y poco práctico (al menos así nos lo parece) cajón posterior que integra la parte inferior de la tapa del portón y que se desliza hacia fuera, aumentando la capacidad del maletero pero sobresaliendo por atrás. Los faros son de diodos, de forma circular en los de luz de cruce diurna, y en el interior el gran reloj central va ahora en color blanco en lugar de rosa, igualmente sin “joystick”, sustituido por un “trackball” al volante.
En todo caso sólo hay algún detalle nuevo que otro, por lo que no se puede decir que este Mini Rocketman sea algo distinto del “concept” de 2011 (Motor Mundial abril 2011). Como el hueco del centro de la consola, entre los asientos delanteros que pretende simbolizar una pequeña pista de baloncesto con jugadores en miniatura, o el llavero con la forma de un cohete con los colores nacionales británicos. Otros guiños interiores incluyen una mochila adosada al dorso del respaldo del asiento del acompañante, fabricado en el mismo material de goma utilizado para los refuerzos de los asientos y la capilla tridimensional del cuadro de instrumentación. Pero en esencia, este Mini Rocketman, exhibido a la entrada de la Villa Olímpica londinense en un especial stand del grupo BMW, no es más que un puro ejercicio de marketing propagandístico para dar la bienvenida a los atletas que tomarán parte en estas Olimpíadas británica.
Ya veremos si su realización llega a suponer un posible Mini futuro más urbano en formato menor. Pero desde luego todo apunta a un mero ejercicio de estilo sin datos objetivos ni de chasis (seguimos sin saber su batalla, quizá de 2,25 m, ni su peso, sólo se dice que será de fibra de carbono con plástico), ni de motores ni de casi nada. De ahí en que nos parezca una simple operación de promoción, aprovechando que las Olimpiadas pasan este año por el Támesis. Por repetir, hasta las absurdas llantas de 18” (absurdas para un coche de batalla tan corta) son las mismas del primer “concept” ginebrino, sólo decoradas por el filete rojo periférico. Y como sus medidas no varían (con neumáticos estrechos de 165 mm) se ven igual de feas, como cuatro platos en las esquinas…
Desde luego, si más adelante la marca se atreve a desarrollar una versión comercial de este Rocketman, deberá ser bastante más práctico y menos “globero”. Despojado de la hojarasca de camuflaje como “concept”, sí podría quizá resultar un atractivo Mini urbano, aunque sin puertas de doble pivote (caras y de difícil reparación) y con unos asientos que de verdad permitan 4 plazas (ó 3+1), aunque nunca llegará a ser el milagro de habitabilidad que fue el primer Mini de hace medio siglo.