Ahora 2+2 y con techo de lona
La marca de la estrella lanzará en 2022 su nuevo Mercedes-AMG SL descapotable, que rompe con el diseño de la generación anterior y vuelve a la capota de lona, además de ofrecerse con dos plazas traseras no muy grandes pero aprovechables.
Modelo totalmente nuevo (bajo el código de R232), este SL AMG se corresponde con la séptima generación, exclusivamente producido por la división deportiva AMG que reemplaza al anterior SL de 2011 (R231) (y reestilizado en 2016), sobre una nueva plataforma desarrollada por la propia AMG que pretende revitalizar el prestigio del modelo, un tanto apagado últimamente, y que le permite novedades tales como estrenar una dirección a las 4 ruedas, nunca ofrecida antes en los SL.
Mercedes sostiene haberse inspirado en su diseño en el legendario 300 SL “alas de gaviota” (W121/198) de 1952, algo apreciable en su parrilla con 14 lamas verticales. Pero evidentemente su estampa se corresponde a la de un superdeportivo del siglo XXI, con unos estilizados faros de diodos Digital Light (como los de la Clase S). Construido sobre una plataforma de 2,70 m de batalla, mide 4,71 m de largo por 1,92 m de ancho y 1,36 m de alto, y ofrece un aspecto más suave y menos anguloso que el del anterior SL de dos plazas (R231). Los 8 cm más de longitud sobre éste junto con la supresión del techo rígido plegable le permiten volver a ofrecer las dos plazas traseras de fortuna que ya existían desde el SL con techo “de pagoda” (W113) de 1963 y también en los SL de tercera y cuarta generación (R107 y R129, en sus versiones SLC) que sí tenían dos pequeños asientos posteriores (en configuración 2+2).
La nueva plataforma de este SL R232 se supone que será compartida por la próxima generación del AMG GT, un cambio que le ha permitido adoptar la dirección a las cuatro ruedas y la tracción total de serie, ambas por primera vez en el SL. Con estos avances pretende mantener su espíritu de gran turismo; de hecho este nuevo SL es un cruce entre los AMG GT y el anterior SL, y por ello adopta el motor V8 4.0 biturbo de 585 CV del AMG GT-R, que sin llegar a los V12 de los SL 600 del pasado (que llegaron hasta los 630 CV) se mantiene cerca, siendo capaz de superar los 300 km/h de velocidad punta… La intención de Mercedes era recuperar el espíritu de ligereza del modelo original (las siglas SL obedecen a “Sport Leichtbau”, construcción ligera deportiva) aunque teniendo en cuenta sus casi dos toneladas de peso mínimo en orden de marcha (1.950 a 1.970 kg) no parece que se haya conseguido mucho…
Un interior muy refinado y exclusivo
En el interior, tenemos todo lo que corresponde a un descapotable de lujo; unos grandes y cómodos asientos delanteros con ajuste eléctrico y función de masaje y dos más pequeños detrás, que la propia marca limita a menores o adultos de hasta 1,5 ó 1,6 m de estatura (y 1,35 si hay que utilizar sillas infantiles). Y si no se utilizan, puedan dar paso a un cortavientos para reducir las turbulencias del aire rodando a techo descubierto. Los reposacabezas delanteros integrados repiten la función de calefacción por aire caliente en la zona de cuello y nuca (Airscarf), también presente en los asientos deportivos opcionales (AMG Performance).
El salpicadero presenta un diseño similar al de los AMG GT y GT 4 puertas coupé, pero con una enorme pantalla multimedia central táctil de 30,2 cm (11,9”) en posición vertical (como en los Clase C y Clase S) pero ahora ajustable en inclinación (de 12º a 32º) para evitar mejor la incidencia directa del sol. El cuadro digital es una pantalla de 31,2 cm (12,3”) con la particularidad aquí de ir protegida con una especie de parasoles laterales, mientras que el sistema de audio se sirve de un sofisticado equipo de sonido Burmester en 3D.
Quizá el único reparo es que, al ser ahora 2+2 y pese a recuperar el mayor hueco que antes tenía el techo rígido plegado, el maletero se ha visto drásticamente reducido: si antes anunciaba 504 litros descapotado y 364 con el techo puesto, ahora debe conformarse con 240 litros a capota cerrada y 213 con ella plegada, un volumen francamente escaso.
Ahora con techo de lona
Bajo esa idea de buscar el menor peso se ha abandonado el techo rígido retráctil en favor de una clásica capota textil, que ha permitido ahorrar 21 kg de peso frente al anterior sistema, bajando a su vez el centro de gravedad y permitiendo también un diseño posterior más fino y bajo, al poder prescindir de los paneles del techo y sus lunas. Por supuesto su apertura y cierre es automático, mediante un motor eléctrico que la pliega y despliega en sólo 15 segundos e incluso en marcha, a velocidades de hasta 60 km/h, pudiendo activarse tanto desde sus botones específicos como desde la pantalla multimedia.
Más eficiente en aras de la reducción de peso es la nueva plataforma y bastidor de AMG que combina acero de alta resistencia, aluminio y magnesio, sin desdeñar tampoco los materiales compuestos a base de fibra de carbono mezclada con poliéster. Así, sin contar puertas y capós se consigue una carrocería de sólo 270 kg de peso, y ello además de mejorar un 18% su resistencia a la torsión. Y todo manteniendo una auténtica imagen de cabriolet de lujo, con 12 colores de carrocería (dos exclusivos del SL, el azul supermetalizado y el gris Monza) y otros tres distintos para la capota, que pese a ser textil ofrece un grado de aislamiento similar al anterior techo rígido retráctil, con una estructura de tres capas de lona y una cuarta aislante de alta densidad.
Su línea es sin duda más perfilada que antes, sin que ello implique un aspecto menos agresivo de auténtico AMG GT, recordando un poco al SLS. No abusa de las prominentes aletas y abultados guardabarros, en beneficio de una buena aerodinámica (Cx de 0,31) pero mantiene unas impresionantes ruedas de 19” ó 20” de diámetro (según nivel de motor, AMG SL 55 ó SL 63) y hasta 21” en opción, calzadas con neumáticos de 255/45 y 285/40 (SL 55) ó 265/40 y 295/35 (SL 63) delante y detrás, capaces de alojar unos impresionantes discos compuestos (acero y aluminio) de 390 mm de diámetro delante y 360 detrás, autoventilados y ranurados, con pinzas de 6 bombines delante y uno doble detrás (en opción los delanteros pueden ser carbocerámicos de 402 mm). Gracias a ellos este SL AMG puede anunciar unas frenadas de 100 km/h a 0 en sólo 3,6 segundos (curiosamente, lo mismo que tarda de 0 a 100 km/h el SL AMG 63).
Propulsores sin hibridar, de momento
Y ya que hablamos de prestaciones, tenemos que hablar del motor V8 4.0 biturbo ofrecido en dos niveles de potencia; el del SL AMG 55 4Matic+ y el del AMG 63 4Matic+. El primero entrega 476 CV y 71,4 mkg de par máximo, y el segundo 585 CV y 81,6 mkg (es el mismo motor del AMG GT-R y AMG GT Roadster, este último al que acabara sustituyendo). Este formidable 8 cilindros en V de 3.982 cc, montado a mano de forma artesanal en la planta de Affalterbach está sobrealimentado con un turbocompresor por bancada con el que logra el SL AMG 55 una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos (3,9) y alcanza los 295 km/h de velocidad punta. Cronos que mejora el SL AMG 63 bajando 3 décimas de segundo el 0-100 km/h y logrando los 315 km/h de velocidad máxima.
Tales prestaciones se obtienen a través de una tracción total AMG 4Matic+ con reparto automático variable del par entre ambos ejes y en función del modo de conducción elegido, y mediante un cambio automático MCT SpeedShift AMG de 9 relaciones, con embrague multidisco húmedo para el arranque. Tanto el SL 55 como el 63 cuentan con 5 modos de conducción (Piso deslizante, Confort, Sport, Sport+ y el de configuración individual) al que se añade de serie en el 63 el modo Race (Carrera) dentro del paquete AMG Dynamic Plus, opcional para el SL 55.
Otra novedad en la gama SL, es la dirección integral a las 4 ruedas, requerida para aumentar su agilidad y disimular sus dos toneladas de peso. Con ella las ruedas traseras pueden girar hasta 2,5º a la contra de las delanteras por debajo de 100 km/h, mientras que por encima de esta velocidad lo hacen en su mismo sentido en hasta 0,7º. Luego, y como diferencias entre el SL 55 y el SL 63 tenemos el diferencial trasero autoblocante electrónico (dentro del paquete Dynamic Plus, de serie en el 63 y opcional en el 55) y la suspensión por amortiguación activa (Active Ride), también de serie en el SL 63, y sobre todo, sus sistema de barras estabilizadoras de conexión variable electrohidráulica, destinadas a reducir el balanceo así como a mitigar la dureza de la suspensión en conducción turística.
Hay también otros elementos dinámicos de la carrocería, destinados a favorecer la aerodinámica según el tipo de conducción, como el deflector frontal de ángulo variable (puede bajar hasta 4 cm y 27º) que sirve también para regular el aire dirigido al radiador, al darle una salida cuando se necesita refrigeración adicional y favoreciendo además el efecto de succión posterior para mejorar el efecto “suelo”. Detrás hay un alerón plegable, integrado en la tapa del maletero, que se levanta de forma automática a partir de 80 km/h situándose en 4 posiciones (además de la de reposo) de 6 a 22 grados positivos.
En cuanto a ayudas a la conducción está a la última, contando con todas las de la Clase S y su sistema multimedia MBUX de segunda generación, con algunos menús específicos de AMG, como los “Performance” y “Track Pace”. Por lo demás, lleva asistente activo de permanencia de carril, de distancia de seguridad (Distronic), protección Pre Safe, asistente de frenado activo y de parada de emergencia, alumbrado variable selectivo Digital Light, etc.
Con comercialización prevista para mediados de 2022, no se descarta para entonces la aparición de nuevas variantes, en especial la de un SL AMG híbrido enchufable (PHEV) de similar potencia conjunta a la del SL 55 pero a partir del motor 3.0 de 6 cilindros, así como un posible híbrido más adelante a partir del V8 de 585 CV. En todo caso, con su adscripción a AMG la nueva generación sale indudablemente ganando.