Madrid Central se convierte en Madrid 360

21 octubre, 2019
J. ROBREDO
Un maquillaje oportunista

El Alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, presentó recientemente un avance de la nueva Estrategia de Sostenibilidad Ambiental denominado Madrid 360, que aunque no entrará en vigor hasta el primer trimestre de 2020, pondrá matices y creará nuevas normas de acceso al área de Madrid Central.

Nada más entrar en el consistorio, el nuevo Alcalde madrileño intentó cumplir una de sus promesas electorales (antes de la presentación de su nuevo proyecto), suspendiendo de forma temporal (inicialmente un par de meses) la normativa de Madrid Central, aunque fue reestablecida a los pocos días tras un recurso interpuesto por parte de Ecologistas en Acción, paralizando la moratoria de sanciones por acceder sin permiso al área restringida.

Y ahora, en una operación cosmética del nuevo ayuntamiento tripartito madrileño, el área de circulación restringida llamada Madrid Central pasará a llamarse Madrid 360, con un cambio del que los nuevos ediles afirman rebajará un 15% más los óxidos de nitrógeno (NOx), eliminará las calderas de calefacción de carbón (desde enero de 2022), reducirá un 50% las de gasóleo dentro de 8 años y creará dos líneas gratuita Cero de autobuses (eléctricos) de la EMT en el distrito Centro (pero la perimetral será de pago), además de peatonalizar la Puerta del Sol y calles adyacentes.

En lo que a los automovilistas atañe, a parte de que se ampliarán las plazas para no residentes, la única mejora es que se permitirá el acceso de vehículos de alta ocupación (con etiqueta C y al menos dos ocupantes) y contando con un descuento de un 10% en aparcamiento, pero los coches sin distintivo medioambiental de la DGT seguirán teniendo la entrada prohibida y tanto los B como los C sólo podrán estacionar en aparcamientos públicos.

Y encima, se amenaza con prohibir el uso de los coches sin etiqueta (los diésel matriculados antes de 2006 y los de gasolina previos al año 2000) por el interior de la M-30 a partir de enero de 2022… Eso sí, se promete renovar al 100% todos los autobuses de la EMT y multiplicar el número de los eléctricos (hoy tan sólo 68 de 2.000) hasta que sean 668 en 8 años.

Además, aunque ahora se permite aparcar en superficie no sólo los coches de los residentes sino también los de los comerciantes, desde el próximo 1 de enero de 2020 se prohíbe aparcar coches sin etiqueta dentro de la almendra central salvo para los residentes de un mismo barrio, que no podrán aparcar en otro lugar que no sea su zona (y los coches B y C sólo si aparcan en un parking público).

Y desde el 1 de enero de 2022, quedará prohibido el acceso y circulación dentro de la M-30 a todos los vehículos sin etiqueta de los no residentes en la ciudad, y en 2023 se extiende su veto a circular por la M-30, hasta llegar a prohibir la circulación en todo el término municipal de Madrid de todo coche sin etiqueta desde el 1 de enero de 2024 a los coches de fuera de Madrid y un año después (2025) a todos, residentes o no.

Nos venden pues Madrid 360 como una suavización y un avance de las limitaciones de Madrid Central, y lo cierto es que no es verdad. Eso sí, se disimula con otras medidas más eficaces, como crear un bosque metropolitano de 600 hectáreas, la renovación de la planta de incineración de basuras de Valdemingómez (el máximo emisor de NOx de la capital), la eliminación de las calderas de carbón, los aparcamientos disuasorios a la entrada de la capital (dicen que crearán 10.000 plazas), el soterramiento de la entrada de la autovía de Extremadura (los 8 carriles de la A-5, entre la avenida de Portugal y la Avenida de los Poblados), habilitar más carriles Bus-VAO (de competencia estatal) en los accesos (sobre todo en la A-42), etc… Y junto a ellas otras más oportunistas, como la apuesta por la bicicleta y los carriles bici (fomento de BiciMad incluido), por las motos y bicicletas eléctricas (y los coches eléctricos en régimen de “car sharing”) incluyendo una red de puntos de recarga rápida, la reforma de los accesos del nudo Norte, etc. Y se remata todo diciendo que el objetivo es cumplir la agenda 2030 de la ONU y las exigencias de la UE en el ámbito de la descarbonización. Todo muy bonito pero creemos de difícil cumplimiento.

 

Eso sí, como prometer no cuesta dinero, se anuncian ayudas a la renovación de vehículos por los particulares (25 millones de euros) para que cambien sus coches sin distintivo por otros con etiqueta Cero, Eco o C, pero no se dice de donde saldrán esas ayudas (si del consistorio u otros ministerios), se habla de 5 millones de euros anuales para renovar los taxis (y otros 5 para los autobuses), y finalmente otros 10 millones al año para promover la renovación de las furgonetas de reparto, unido a la creación de centros logísticos de distribución final en la almendra central para que la entrega final de paquetes se efectúe con “vehículos limpios” (usando parte de los aparcamientos de la EMT en el centro).

Sin cuestionar estas ayudas, vistas como positivas por todos los actores del sector del automóvil, creemos que los automovilistas madrileños deberían reaccionar ante estos atropellos reclamando una política no de prohibiciones sino de restricciones. Tenemos derecho a circular con los coches que tenemos, y en caso de ser muy sucios (como se acusa a los vehículos sin etiqueta), lo lógico es establecer un plan de limitación del número de accesos a las áreas restringidas, no a que se prohíba por completo el mismo. ¿Y qué decir de los vehículos históricos a los que se quiere expulsar de Madrid? Realmente estamos entrando en una dinámica vial autoritaria donde parece que todo lo que no está prohibido será obligatorio, discriminando y excluyendo de la circulación según el coche que conduzcamos, sin importar el número de kilómetros que se recorran al año con ellos.