Cada vez más importantes en los vehículos
La ola de coches híbridos y eléctricos que nos invade ha puesto de moda el interés por las baterías, entendidas como baterías de tracción, pero que también se extiende a las baterías tradicionales de los coches con motor de combustión. Y sus nuevas tecnologías (ion-litio, gel, las EFB y AGM de plomo mejorado para coches “stop & start”) han marcado un nuevo estándar de calidad que cada vez alarga más su vida, tanto en turismos como en vehículos comerciales e industriales.
En el mercado actual muchas marcas están avanzando en la electrificación de sus modelos y gamas a una velocidad inusitada que sin duda está vinculada al cumplimiento estricto de las normativas europeas y sus sanciones por incumplimiento de plazos medioambientales, llegando el caso en que en algunas marcas ya disponen de coches electrificados en todas sus gamas de producto.
A todo este interés se añade las difíciles circunstancias de movilidad que ha supuesto la paralización de actividades surgida este año a causa de la pandemia del coronavirus, y que han repercutido en el mercado de automoción (negativamente, aunque a veces en el caso de las baterías hayan supuesto un aumento de la demanda). Y por eso, cuando llega el frío del invierno nos acordamos más de las clásicas baterías, porque es con el frío cuando comienzan a dar problemas de arranque o sencillamente es cuando una batería próxima a su fin acaba definitivamente por fenecer.
La vida útil de las baterías se ve acortada bajo temperaturas extremas, así como por su uso frecuente en trayectos cortos y su antigüedad. A más calor, mayor evaporación del electrolito (contra lo que poco podemos hacer en las actuales baterías selladas), pero es el frío el que más reduce su capacidad puntual de amperaje; a menos de 10º la batería aumenta de forma gradual su resistencia al suministro de corriente, y a menos de 0º esta resistencia puede marcar la diferencia entre poder arrancar o no el motor.
Según estadísticas del sector sobre averías, de las más de 160.000 asistencias realizadas en 2019, casi el 50% lo fueron por el mal funcionamiento de la batería. De ahí la recomendación de su revisión anual de la misma, como aconsejan los fabricantes más importantes. Lo que no quita para que hoy día su duración media llegue a los 7 años (e incluso más con un buen trato). Duración acrecentada por las nuevas baterías “stop & start” cada vez más frecuentes (el 80% de los coches fabricados en Europa las montan en origen), ya sea el tipo “light” (EFB) o el potente (AGM).
En Varta (ahora propiedad de Clarios, tras el traspaso de Johnson Controls a esta división del fondo de inversión Brookfield Business) nos recuerdan que incluso parado un coche actual consume corriente eléctrica, porque hay funciones (alarmas, sistemas de acceso sin llave, reloj, ordenador de a bordo, termómetro de temperatura exterior…) que necesitan electricidad de forma permanente, aunque su consumo sea muy bajo. Por eso un coche aparcado durante semanas puede descargar su batería sin poder arrancar llegado el momento, sobre todo si su batería tiene varios años (por ello se recomienda conducirlo durante 10 minutos al menos una vez por semana para evitar estas descargas estáticas).
Las baterías de las motos
Las nuevas tecnologías en la batería también se extienden a los vehículos más ligeros como las motocicletas, tanto de arranque y servicios como de tracción en las motos eléctricas 100%, donde coexisten las baterías de plomo, litio y gel, de las que especialistas como Yuasa tienen gran experiencia.
Las baterías de plomo para moto tienen ya un rival en las de litio, con las de gel en un nivel intermedio, más evolucionadas que las de plomo pero con su mismo esquema de producción y acumulación eléctrica. Su mayor inconveniente está en su peso (ya que por amperaje no hay problema). Las baterías de litio son la alternativa de futuro, más ligeras (hasta 4 veces menos) y con más resistencia a la autodescarga. Con una tensión más constante en el ciclo de arranque en frío, suelen ser más pequeñas (importante en las motos), y al no tener electrolito se pueden montar en cualquier posición, incluso invertidas o tumbadas.
Pero no todo son ventajas; funcionan peor a baja temperatura (por debajo de 0º) perdiendo eficacia más deprisa, aunque a carga completa dan un buen servicio entre 0º y -10º. Tampoco soportan bien las descargas completas, y tienden a descargarse (por eso para que duren deben desconectarse de la moto y conectarse a un cargador/mantenedor). Y como prevención, se pueden montar con un desconectador de batería (cortacorrientes), que además sirve de antirrobo.
Pero mientras llega el litio la alternativa más frecuente en motos son las baterías de gel (que son como las de gel para coche, pero con un elemento en el electrolito para que se solidifique y no se derrame a batería tumbada (algo muy importante en caídas).También evitan que el líquido se derrame si la carcasa se rompe. En su contra tienen que también funcionan peor bajo temperaturas extremas (mucho frío o mucho calor), por lo que no deben situarse muy cerca de una fuente de calor (por ejemplo del motor).
Ayuda informática al servicio de las baterías
Pero la actual tecnología de vanguardia también ayuda a aumentar la vida útil de las baterías, tanto en baterías convencionales como de tracción mediante su conexión informática a “la nube” (Bosch). Como cuanto más viejas son las baterías (en las de tracción) menor es la autonomía del vehículo, y menor su vida útil (en las convencionales), Bosch ha desarrollado nuevos servicios en la “nube” conectando las baterías de vehículos eléctricos a la misma, para mejorar su rendimiento y prolongar su vida. Para ello, las funciones de software inteligente en la nube analizan continuamente el estado de la batería y toman las medidas adecuadas para prevenir su envejecimiento y reducir hasta un 20% su desgaste.
Es una tecnología pensada sobre todo para las baterías de ion-litio, cuya vida media está hoy entre 8 y 10 años (de 500 a 1.000 ciclos de recarga), aunque puede acortarse si se abusa de las cargas rápidas, bajo conducción agresiva y temperaturas extremas, etc. Para evitarlo, Bosch transmite todos los datos relevantes como temperatura ambiente y hábitos de carga, en tiempo real a la nube, donde los algoritmos de aprendizaje automático los evalúan. Tan pronto se identifica un fallo, se le notifica al conductor para repararlo antes de que la batería se dañe o deje de funcionar.
Más vale prevenir
Pero ahora de lo que se trata es de proteger y alargar la vida de nuestras baterías tradicionales en condiciones de uso intermitente como las que está provocando la actual pandemia del Covid 19. Porque las baterías se desgastan de forma permanente, se usen o no. Y a veces la autodescarga producida durante el verano (o por los confinamientos) se manifiesta en invierno, con menos poder de arranque. Las bajas temperaturas afectan al proceso químico de generación eléctrica, retrasándolo, y reduciendo la capacidad de entrega de corriente y su intensidad (amperaje).
A ello se añade que un motor frío con aceite denso presenta más resistencia al giro, consumiendo más energía del motor eléctrico de arranque… Si ambos fenómenos coinciden con una batería vieja y desgastada en estos días fríos, tenemos servida la avería, con la única solución de su reemplazo. Y llegado el momento, si podemos ponerla algo más potente (sobre 10 Ah más), mejor, siempre que nos quepa en el hueco previsto para ella.
Después, ya con batería nueva, no hay que olvidar las precauciones tradicionales: mantener limpias y apretadas las conexiones de los bornes, bien limpia la del positivo y protegida con un poco de vaselina o grasa consistente, y limpia y libre de óxido la del negativo a masa.
Si estamos en el taller nunca viene mal, además de comprobar la batería comprobar que el alternador carga bien y su regulador reduce o corta su carga cuando no es necesaria (hay más baterías que sucumben por exceso de carga que por defecto). Y si vivimos en un clima frío y el alojamiento de la batería lo permite, podemos “abrigarla” (con una capa aislante de “poliexpan” o espuma bajo su tapa externa), que puede evitarle 4º menos. Ante todo, no olvidar nunca que una revisión periódica de la batería nos ahorrará contratiempos, especialmente antes de la llegada del invierno, que es cuando puede fallar una batería próxima a su fin.