Tesla

3 julio, 2016

Primer accidente mortal en modo Autopilot

Joshua Brown ha pasado tristemente a la historia por ser la primera persona que fallece en un vehículo que circulaba en modo autónomo o Autopilot, como lo denomina la marca americana Tesla, fabricante del Model S siniestrado.

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Aunque el accidente se produjo en Williston, Florida el pasado 7 de mayo, cuando el Tesla S que conducía el Sr. Brown en modo autónomo chocó contra el remolque de un camión que efectuaba un giro en una autopista en Florida, no ha sido hasta ahora cuando ha trascendido la razón del triste accidente mortal. Si bien en un primer momento se supo de la identidad del fallecido, recientemente se ha determinado la causa del mismo: la no detección del sistema «autopilot» del obstáculo y por tanto de la no activación de los frenos, pasando por debajo del remolque para terminar parando metros más adelante con resultado fatídico.

Las conclusiones de la investigación de la administración nacional de seguridad del tráfico en carreteras estadounidense (NHTSA) confirman que la cámara frontal no distinguió el color blanco del remolque contra el cielo soleado, lo que produjo que no se activaran los frenos, continuando con la elevada velocidad de crucero que llevaba en la autopista.

Brown, defensor a ultranza de esta tecnología, iba despreocupado viendo una película (Harry Potter) desentendido totalmente de la conducción, ya que confiaba plenamente en el sistema Autopilot al salvarle meses antes de un accidente en una autopista, cuando su Tesla Model S corrigió la trayectoria de forma automática al detectar un camión invadiendo el carril por el que circulaba.

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Tesla, emitió un comunicado con su pésame a trvés de su máximo responsable Elon Musk, en el que destaca que Joshua Brown“era un amigo de Tesla y de la comunidad del coche eléctrico. Dio su vida por la innovación y la promesa que mantenemos como misión en Tesla”. También  ha mostrado algunos datos para aclarar que “se trata de la primera muerte en más de 130 millones de millas con el piloto automático activado”, haciendo la comparación de estas cifras con el promedio de fallecidos en accidentes sin conducción autónoma, “una muerte por cada 60 millones de millas”.

Se abre pues la peor situación que los escépticos y detractores de la conducción autónoma (y de cualquier conductor en la actualidad) podrían llegar a pensar, un mal funcionamiento de los sistemas de control. Sin embargo, a día de hoy, estos sistemas no sustituyen (y probablemente no reemplazarán) al conductor, obligando a éste a estar atento a la carretera por si tuviera que intervenir ante un fallo del sistema. De momento, la conducción autónoma está en sus inicios, pensada para en breve poder ser empleada en tramos de carretera u autopista específicos, aunque los legisladores tendrán siempre la última palabra de su empleo.

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