Finalmente ha sucedido lo que se veía venir; al cabo de 9 años del principio de las llamadas a revisión de los coches que montaban sus airbags defectuosos (la primera en hacerlo fue Honda), la nipona Takata, primer fabricante mundial de estos dispositivos, se ha visto obligada a declararse en quiebra, al no poder hacer frente a las pérdidas multimillonarias de las demandas interpuestas contra ella, especialmente en EE.UU., donde el fallo de sus airbags ha causado 16 muertes.
En total cien millones de unidades de airbags defectuosos que le pueden suponer más de 8.000 millones de euros en indemnizaciones. La quiebra de Takata constituye la mayor registrada hasta la fecha en una compañía japonesa. De momento, Takata solicitará financiación de emergencia a entidades niponas mientras que su filial norteamericana, TK Holdings, también se ha declarado en quiebra en EE.UU., pero recibirá respaldo financiero para su reestructuración por parte de Key Safety Systems, filial de la china Ningbo Joyson Electronic, que se hará con su control.