El discreto encanto de complacer en todo
Con una estética continuista, cambia su estilo a más elegante y hereda las últimas tecnologías del grupo VW, mejorando confort y funcionalidad, pero sin salirse del segmento medio. Con el motor 2.0 TDI de 150 CV y el cambio automatizado DSG de 6 marchas representa una opción de turismo rutero para todo, rápido, cómodo y brillante, a un precio por encima de los 27.000 euros.
El nuevo Octavia (tercera generación) estrena esta vez la nueva plataforma modular MQB del grupo VW, ganando habitabilidad y hasta maletero (que ya era muy grande), al tiempo que su imagen afila un poco su perfil bajo una nueva estampa más angulosa y también más elegante. Posiblemente sea esto el aspecto más conservador del cambio. Pero el conjunto de sus formas resulta muy armonioso, con voladizos recortados (en especial el delantero, que pierde 3 cm frente al anterior modelo) y un discreto aumento de la longitud total (4,66 m, frente a 4,57 antes) pese a tener una batalla 11 cm más larga que la de su predecesor (2,69 m ahora frente a 2,58 antes), ganando en habitabilidad y confort.
Diseño dinámico y elegante.– Bastante compacto, aunque no tanto dentro del segmento medio, su nuevo formato le asimila más a un coche de dos volúmenes (no sólo por el portón, sino por su diseño estilo “dos y medio”) con un pilar final de carrocería (C) más retrasado y unas ventanillas traseras más angulosas, dentro de un conjunto con aristas más visibles y “cristalinas”.Quizá el detalle lateral más original del nuevo Octavia sea el remate final en punta de las ventanas traseras, mientras que en la zaga los grupos ópticos se hacen más cuadrados, con el emblema de la marca en el centro del maletero. Los pilotos traseros repiten el dibujo en C (en rojo, con el blanco en el centro) tradicional de la marca y por primera vez, cada uno luce sus dos C con tiras de diodos (en el nivel máximo Elegance) que imitan el cristal (de Bohemia, por supuesto).
Por delante, el nuevo Octavia muestra la clásica parrilla de la marca checa con sus últimos cambios. El logo de la marca va ahora separado de la parrilla, que con sus tiras negras verticales luce un perfil cromado independiente, con un escalón superior que deja hueco al logo de la marca en el capó. La parrilla es algo más grande y más alta, con los faros ligeramente más separados, aporta personalidad y va integrada en el paragolpes y no como antes en el capó. Junto a ella, los faros pierden las curva superior hacia las aletas y ganan en acabado superficial (con ese aspecto tallado de “cristal de Bohemia” que reivindica la marca checa). Caso de montar faros bi-xenon, la luz de cruce diurna pasa a ser por diodos, mientras que los faros antiniebla (con función direccional y de serie desde el nivel medio) pasan a los lados de la toma inferior de aire (sin separación de la misma) bajo tapas cuadrangulares.
El rey del espacio interno.– No todo es su excelente relación entre su tamaño y la habitabilidad conseguida, dentro tenemos también la acreditada sencillez y funcionalidad de Skoda, ahora con un sobrio salpicadero en este nivel Ambition, que en nuestra unidad venía cargado de opciones hasta igualarlo prácticamente con el nivel Elegance, y un acabado atractivo, desde los controles de las salidas de aire al volante, palanca de cambio, tiradores de puertas, elevalunas… El cuadro va centrado, con sus dos esferas principales (cuentavueltas y velocímetro) y dentro de ellas, abajo, las dos secundarias (temperatura del motor y indicador de combustible), con un pequeño mini-display central para el ordenador de a bordo. Mejora la ergonomía general, colocando en medio de la consola central, bajo el interruptor del “warning”, el sistema de “infoentretenimiento” con sus mandos y botones, por debajo los mandos del aire acondicionado, y el hueco portaobjetos bajo los mismos (muy útil para teléfonos móviles). Tenemos portagafas de techo, hueco en apoyacodos, bolsas laterales… La posición al volante es correcta, reglable en altura y profundidad, y la altura libre al techo muy generosa.
Pero lo mejor es su gran habitabilidad y capacidad, superior de la que se espera incluso para un coche de 4,66 m de largo. Hay casi 1,8 m de longitud interna útil, con mayor espacio que nunca para piernas en las plazas traseras, aprovechando al máximo la nueva batalla de casi 2,7 m. Y además, casi un metro (98 cm) de altura desde la banqueta posterior hasta el techo, ganando 4 cm más que antes en anchura a la altura de los codos (delante) y 2,6 cm detrás, llegando aquí ya a 1,45 m, una cota propia del segmento superior H, ganando 2 cm de ancho delante a la altura de los hombros. Baste decir que el nuevo Octavia es uno de los pocos coches donde un pasajero de 1,90 m de talla puede sentarse detrás sin que sus rodillas rocen los respaldos delanteros ni su cabeza el techo. Y si hablamos del maletero, de nuevo vuelve a ser la referencia de su clase, con 590 litros oficiales que son unos 610 reales, y eso sin renunciar a una rueda de repuesto de verdad.
Este inmenso maletero se aprovecha al máximo gracias a su 1,12 m de ancho a portón abierto son sólo 70 cm de altura de umbral de carga. Y además de ampliarse hasta los casi 1.600 litros con los asientos posteriores plegados (125 más que antes), dispone de varios elementos prácticos, como su moqueta de doble cara (muy útil por su cara de goma para llevar objetos húmedos o sucios), redes sujetabultos (vertical y horizontal), toma de corriente (12 V), ganchos y fijaciones (algunas plegables a los lados del maletero, y cuando hacen falta, se sacan y fijan al suelo mediante velcro…), etc.
Esta funcionalidad ampliada convierte al Octavia en la berlina media más práctica y complaciente del mercado, con detalles como el hueco en el posavasos central para el teléfono móvil o el iPod, las bolsas de las puertas o los huecos para bebidas (hasta 8 botellas, de las que las dos delanteras pueden ser de hasta litro y medio, dos de medio litro en la consola central, otra en cada puerta trasera y opcionalmente otras dos en el reposabrazos central). Sin olvidar el rascador de hielo situado tras la tapa del depósito de combustible (se nota que es un coche que viene de un país frío) o el soporte del chaleco de emergencia, bajo el asiento del conductor o el accesorio para el paraguas en el maletero.
Mecánica brillante.– Hemos elegido el turbodiesel disponible de entrada, el 2.0 TDI ya con inyección “common rail” y 150 CV de potencia, la versión diesel más potente por ahora disponible, nada excesiva para un coche de su porte y peso (éste último nada excesivo, no llega a los 1.400 kg). Frente al 1.6 TDI tiene la ventaja de su cambio de 6 velocidades (en nuestro caso montaba el DSG robotizado de doble embrague, también de 6 relaciones) y un elevado par máximo de 32,6 mkg, constante entre 1.750 y 3.000 rpm, mientras que su consumo oficial sigue siendo mínimo (4,5 lts/100 km en el promedio combinado oficial y 119 grs/km de CO2 con cambio DSG). Eso sí, sus prestaciones son propias de un “top diesel”, con 218 km/h de velocidad punta (215 con cambio DSG) y 8,5 segundos en el 0-100 km/h (8,6 con cambio DSG).
En la práctica, los cronos son algo menos cañoneros, convenientemente filtrados por el cambio DSG, que en esta ocasión se nos ha mostrado un poco más brusco que en otras ocasiones. No tan aislado como en otros modelos del grupo VW, este motor se deja oír un poco por encima de las 3.000 rpm, aunque en la práctica no hace falta subirlo por encima de las 3.500 rpm, en que ya entrega su potencia máxima. El consumo se reduce en una media de casi tres cuartos de litros cada 100 km frente a sus predecesores, sobre todo a base de desarrollos más largos que hacen que la velocidad máxima de este nuevo Octavia 2.0 TDI se alcance en 5ª y no en 6ª, y que obligan a retroceder de marcha en cuanto bajamos en 6ª de las 1.500 rpm.
Nuestra unidad (no muy rodada) ha superado por poco los 200 km/h, que ya está bien para una berlina familiar diesel y cubierto el 0-100 km/h en menos de 9 segundos (8,8), bajando de 31 segundos en el km desde parado (30,9). Son cronos francamente deportivos, que hablan claro del potencial de esta mecánica, que aunque menos suave que en otros coches del grupo germano, empuja de lo lindo en este Octavia. Permite rodar muy a gusto entre 1.500 y 3.000 rpm, aunque hay detalles (como el funcionamiento del “stop & start”, caladas a bajo régimen con el aire acondicionado, en nuestra unidad de pruebas) que deberían refinarse un poco.
Con todo, los consumos son realmente bajos, aunque los 5,4 lts/100 km del consumo oficial urbano hayan subido a 6,3 (con un módico uso del aire acondicionado, todo hay que decirlo) y el extraurbano mínimo (nuestro crucero turístico a 90/100 km/h) se haya quedado en 5 justos, subiendo a 5,6 el normal en autovía a 120/130 km/h. Como sucede con los coches de desarrollos extralargos, el consumo mínimo a baja velocidad no mejora (uso mínimo en 6ª) mientras que el ilegal rápido (por encima de 140 km/h en autopista) sí lo hace, siendo difícil de pasar de los 7 incluso en conducción deportiva (salvo en montaña).
Comportamiento: correcto y conseguido.– A la hora de evaluar su comportamiento dinámico, no podemos olvidar que se trata de una variante más del bastidor MQB del VW Golf VI, mejorado y reforzado, pero con su mismo esquema básico de suspensiones: un eje independiente anterior Mac Pherson, con nuevos brazos centrales auxiliares y sobre un sub-bastidor montado centralmente para mayor rigidez transversal, y un eje semitorsional trasero, que Skoda disimuló primero como “multibrazo torsional”, quizá para no desmerecerlo mucho frente al auténtico eje posterior multibrazo de sus primos de otras marcas del grupo, y que en Skoda sólo está presente en el 1.8 TSI de 180 CV y en los Octavia Combi 4×4 (más adelante también lo montará el Octavia TDI de 170 CV, cuando llegue).
Más robusto y ligero, este eje torsional trasero cumple a la perfección, con un excelente agarre a media carga (en vacío rebota un poquito), aunque a costa de un confort mejorable sobre mal piso. Skoda ha buscado un compromiso para lograr que las variaciones de vacío a plena carga sean mínimas (algo importante en un coche con la capacidad de carga de éste) y de ahí que en vacío se acuse un confort algo mejorable en malas carreteras. Por lo demás se apoya muy bien, subvira moderadamente y mantiene la trayectoria en curva rápida sin protestar, con un límite muy alto antes de empezar a avisar de que el ESP puede entrar en acción.
Bien calzado con neumáticos muy normales de 205/55 R16, balancea poco y cabecea algo más (dado el mayor recorrido de suspensión con que cuenta ahora) pero en conjunto presenta un comportamiento irreprochable, máxime teniendo en cuenta su elevado nivel de prestaciones. El ESP (ESC) actúa bien y cuando debe y en general su comportamiento no admite crítica, lo mismo que los frenos, potentes e inasequibles a la fatiga en trato duro.
Precio/equipamiento: competitivo.– Por 27.000 euros lo cierto es que este Skoda Octavia ya no es tan barato, aunque a cambio contemos con una de las mejores mecánicas diesel del mercado y con el acreditado cambio DSG de doble embrague, además de su deseo de complacer y agrado de conducción. De serie tenemos llantas de aleación, faros antiniebla, climatizador dual, equipo de audio con radio CD y 8 altavoces, fijaciones Isofix, elevalunas y retrovisores eléctricos… Pero los sensores de lluvia y luz son opcionales, así como los de aparcamiento y la bandeja portaobjetos bajo el asiento del acompañante delantero. En cuanto al equipamiento de seguridad, tenemos de serie el freno multicolisión (MKB), primicia en Skoda para evitar un segundo impacto tras un choque, ESC, frenado de emergencia urbano… Pero el detector de fatiga al volante, el lector de señales de tráfico o el cambio automático de faros (ILA) son opcionales, lo mismo que el Asistente de Carril, para evitar el abandono involuntario del mismo en autopistas y autovías.
Muchas de estas opciones son de serie en el nivel máximo Elegance, pero ya nos vamos por encima de los 28.000 euros (aunque compensa, ya que por mil euros más se ganan muchas, así como los neumáticos de 225/45 R17). En el fondo, y teniendo en cuenta las ofertas de la marca, se puede contar en esta mecánica con un nivel Elegance a precio de Ambition, equipado a tope y con las únicas opciones importantes casi limitadas al navegador “fetén” (Columbus), la tapicería de piel y el techo practicable. Y para quienes deseen un Ambition en su nivel estricto (eligiendo las opciones justas al asequible precio que suele tener la marca checa para ellas), siempre pueden contar con un Octavia 2.0 TDI DSG por poco más de 25.000, contando con los dos mil euros de promoción que la marca aplica sobre ellas.
En definitiva, un coche para todo y para todos, seguro y fiable con una de las mejores mecánicas turbodiesel del mercado y al que sólo se le puede reprochar un diseño deliberadamente poco atrevido, para pasar desapercibido, y una presentación un tanto austera. Pero de lo que no hay duda es que el Octavia entra ahora en otra dimensión, con un nivel de calidad, equipamiento y tecnología al nivel de sus rivales más “glamurosos”, y manteniendo siempre una competitiva relación calidad/precio.