Mazda aplicó a principios del presente año un suave “lifting” al Mazda3, con ligeros cambios en el frontal, paragolpes, etc, incorporando el renovado motor turbodiésel CRTD 1.6 (115 CV) que probamos como una interesante opción por apenas 21.000 euros.
Aunque las medidas se repiten, el Mazda3 refuerza la imagen dinámica que ya tenía el anterior, con un frontal más agresivo (mayor calandra, faros más tendidos) y una zaga más deportiva, con su inclinado portón, deflector más grande de techo y grupos ópticos mayores y más horizontales, repartidos entre portón y aletas. Hay una nueva proporción de curvas laterales, con el nervio inferior que asciende desde las puertas traseras y una discreta rebaja de peso (15 kg menos) que redunda en menos consumo y emisiones. Anuncia también disminución de ruido (del 6% al 11% menos), mayor rigidez (+10%) mediante el empleo de más chapas de acero de alta resistencia y la dirección se mantiene electrohidráulica (no sólo eléctrica) lo que siempre es de agradecer a la hora de apreciar su tacto.
La posición al volante sigue siendo muy correcta, aunque la posición de la pantalla del navegador recoge demasiados reflejos. Hay suficientes huecos portaobjetos, y detrás se mantiene la habitabilidad ya conocida, muy buena para dos plazas y algo peor para tres, aunque con anchura suficiente y algo más de espacio para piernas (mediante el ahuecado de los respaldos). Los asientos son cómodos, y se nota una notable disminución del nivel sonoro, haciéndose imposible saber si rodamos con un diesel o un gasolina. El maletero sigue siendo el mismo, algo escaso con sus 340 litros oficiales que no son más de 360 reales, aunque de formas bastante aprovechables, subiendo a casi 1.400 con 2 plazas y cargando hasta el techo. Al menos bajo su plano tenemos una rueda de repuesto, aunque sea de emergencia.
Mecánica sobria y correcta.–Pero la mayor novedad estriba en la oferta diesel de acceso, con el 1.6 CRTD modificado, que pasa de 109 a 115 CV (siempre sobre el bloque de 4 cilindros y 1.560 cc, con turbo variable, común con Ford y PSA, pero con culata de 8 válvulas en vez de 16 y con filtro de partículas de serie), con el que rebaja su consumo y se ve exento del impuesto de matriculación gracias a sus 115 grs/km de CO2. Con 2 válvulas por cilindro en vez de 4 y culata monoárbol en vez de biárbol, este nuevo 1.6 CRTD reduce 0,2 lts su consumo (4,3 lts/100 km en el promedio combinado) y un 4% su emisión de CO2 en comparación con el anterior 1.6 CRTD, sin perder potencia sino al contrario (da 115 CV frente a los 109 de antes, y 27,5 mkg de par máximo constante entre 1.750 y 2.500 rpm).
Con filtro de partículas de serie, inyección piezoeléctrica con hasta 5 fases por ciclo (a 1.600 bares) y compresión rebajada a 16:1, este motor eleva su rendimiento a un nivel insólito, refinando su suavidad de giro y sus emisiones gracias a una recirculación de gases de escape (EGR) con “by-pass” y turbocompresor variable (soplando hasta a 2,6 bares de presión).
Mazda anuncia para este Mazda3 1.6 CRTD de 5 puertas una velocidad punta de 186 km/h y 11 segundos para cubrir el 0-100 km/h. Nuestra unidad de prueba ha alcanzado los 182 km/h en condiciones no muy favorables y cubierto el 0-100 km/h en 11,3 segundos, empleando 33,2 para recorrer el km desde parado. Los largos desarrollos elegidos le quitan un poco de alegría, aunque a cambio le han permitido homologar un excelente consumo combinado de 4,3 lts/100 km (115 grs/km de CO2), que en la práctica, aunque sea superior, siguen siendo muy moderado.
En suma, tenemos un coche que en vacío se permite el lujo de rodar a cruceros legales con consumos del orden de los 5 lts/100 km), y sin aumentar mucho rodando a 120/130 km/h (5,8 lts/100 km). Más arriba, admite llegar a los 130/140 en 6º sin esfuerzo, y es a partir de los 150 cuando ya empieza a frenar su ascenso. Su capacidad de recuperación es muy buena en 6ª entre los 100 y los 130 km/h, y más discreta por debajo de 90 km/h, aunque aquí la aerodinámica mejorada y el menor peso permiten un buen resultado para un turismo compacto de su categoría. En conjunto, este Mazda3 1.6 CRTD ofrece uno de los mejores compromisos de su segmento entre consumo y prestaciones.
Comportamiento: a la altura de la tradición Mazda.–A la hora de juzgar sus reacciones sobre el asfalto, nuevo notable alto para este compacto de 5 plazas, que honra la buena fama de estabilidad de los Mazda, que ha cuidado también mucho el nivel de seguridad activa y pasiva con un ESP muy bien tarado, asientos delanteros con protección para el cuello en caso de colisión lateral, y capó y paragolpes para minimizar el daño en caso de atropello a peatones, nuevas barras laterales de refuerzo en puertas, luz de “warning” en frenadas de emergencia, y en opción, el RVM (alerta de cambio de carril).
Pero lo mejor es una dirección rápida y precisa, de buen tacto y con un corto diámetro de giro (pese a las llantas de 17” de la unidad probada) para su tamaño. La nueva amortiguación es bastante firme y corrige mucho el balanceo en curva lenta. Por prestaciones no estamos ante un coche deportivo, pero su tacto es como si lo fuera y al límite sus reacciones progresivas se asemejan a las de un compacto deportivo. No cabecea y se apoya de forma natural en una sola fase. Por poner alguna pega, quizá se hubiera podido ir algo más lejos en el control de los rebotes sobre mal piso, para mejorar el confort, aunque eso tiene fácil arreglo, eligiendo las ruedas de 16” (con neumáticos de 205/55 R16) en vez de las de 17” (con 205/50 R17)…
El coche, se lleva con suma facilidad y presenta una nobleza de reacciones ejemplar, sin recurrir a sofisticados artificios ni a exagerados trenes rodantes. Los frenos cumplen bien (monta discos ventilados de 278 mm delante y macizos de 265 mm detrás), al menos en vacío y media carga, con una buena resistencia al calentamiento. Como único reproche, quizá el cambio podría ser un poco más rápido, al menos dentro de los estándares a que nos tiene acostumbrados Mazda.
Buena relación calidad/precio.–Disponible con esta motorización en cinco niveles de acabado (Pulse, Style, Mirai, Style + e Iruka), desde el primero trae de serie ABS, EBA, EBD, TCS y DSC (ESP), además de 6 airbags (delanteros, laterales y de cortina), aire acondicionado, radio CD+MP3 con entrada AUX, retrovisores y elevalunas delanteros eléctricos, cierre centralizado y pantalla interactiva MID con ordenador de a bordo. El Style añade retrovisores plegables eléctricamente, control de crucero, llantas de aleación de 16”, el volante y el pomo de la palanca de cambios forrados en cuero, mientras que la versión especial Mirai, asociada a este motor (y al 1.6 gasolina de 105 CV) y comercializada como promoción de lanzamiento, hasta ahora viene ofreciendo un completo equipamiento adicional en el que destaca, entre otros: climatizador bizona, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, faros antiniebla delanteros, elevalunas eléctricos traseros, sensores de lluvia y luces y equipo de audio con 6 altavoces. Un equipamiento adicional valorado en casi 1.000 €, sin que ello suponga encarecimiento alguno sobre el PVP de la versión Style, de la que parte esta versión. Todo por 20.850 euros, un precio muy competitivo para un compacto de su categoría, con el atractivo añadido de la filosofía “zoom-zoom” de la marca nipona.