Más prestaciones a precio interesante
El Mazda2 sufrió hace menos de un año un ligero “restyling” acompañado de algunas mejoras en equipamiento y el estreno de una muy interesante motorización 1.5 gasolina de 102 CV que, por 15.000 euros, supone una alternativa casi deportiva en esta gama pero con el consumo y la funcionalidad de un polivalente convencional.
En comparación con el Mazda2 de motor 1.3 gasolina de 86 CV que ya probamos hace dos años, este renovado “2” con el motor 1.5 es otra cosa, en punto a dinamismo y posibilidad de doble uso (ciudad-carretera), aunque comparte su misma capacidad de servicio práctico. Pero los tiempos cambian incluso dentro del segmento B (el de los polivalentes), la demanda tiende ya hacia coches no tan exclusivamente urbanos, sobre todo cuando se buscan unas prestaciones que, sin ser rabiosamente deportivas, destaquen por su brillantez sin que ello suponga un hándicap en cuanto a consumo y coste de mantenimiento.
Más ecológico.- Con el nuevo “restyling” y el motor de gasolina 1.5 del Sportive con sus 102 CV (1.498 cc), el Mazda2 da un buen juego en carretera, sin que su consumo urbano se dispare. Ahora consumos y emisiones se reducen cumpliendo ya la norma Euro 5.
Por lo demás conserva su misma línea simpática y minimalista, tanto en 5 como en 3 puertas, con la misma batalla (2,49 m) y dimensiones (3,9 m de largo, por 1,70 de ancho y 1,48 de alto), sólo alterada aquí en la carrocería de 3 puertas por la modificación de las ventanillas laterales traseras, más pequeñas y con mayor forma ascendente en cuña, y la caída algo más tendida del pilar C. Pero en general su forma y diseño son iguales, con una aerodinámica algo mejor (Cx de 0,31) debido a la posición más rebajada de los espejos retrovisores exteriores.
Como su hermano de 5 puertas, repite la estética del morro afilado, discreta parrilla triangular con el logo de la marca en el centro y la gran toma de aire del paragolpes, aumentada por la banda negra central que hace de paragolpes. En todo caso, se echan de menos algunas molduras protectoras, necesarias en estos coches de uso eminentemente urbano.
El acceso a las plazas traseras empeora lógicamente respecto a la versión 5p, pero se ve mejorado por el plegado y deslizamiento hacia delante del asiento del acompañante, y el asiento del conductor se regula 5,5 cm, en altura y 25 cm en longitud. Sin embargo, sólo se pliega y adelanta a la vez el asiento del acompañante, lo que prácticamente fuerza a que los pasajeros de atrás salgan por la puerta derecha (ya que el asiento del conductor, sin memoria de posición, obliga a adelantar su banqueta a mano). Un fallo que debería corregirse, máxime en un coche de vocación urbana como éste.
La instrumentación del cuadro denota la misma “racanería” del 1.3 (perdonen que sea tan puntilloso); se ha sustituido el termómetro de temperatura del motor por las consabidas lucecitas, azul para indicar que está frío, y roja cuando ya se ha llevado el calentón, y el cuentavueltas reduce su tamaño al mínimo dificultando su lectura en todo lo que sea menos de 500 en 500 rpm. Por último, el indicador de combustible no es analógico, sino por barritas, siempre más impreciso.
Habitabilidad suficiente, equipamiento mejorado.- La posición al volante es bastante correcta y la consola central lleva la palanca de cambio sobreelevada, lo que deja libre espacio para posavasos, toma MP3, toma de corriente (12V), etc. En el brazo izquierdo del volante lleva los mandos de la radio y el ordenador, pero el volante sólo tiene reglaje en altura, y la funcionalidad general deja un poco que desear. La guantera de doble apertura (con un cajón abierto inicial tras el que va la guantera propiamente dicha) no es muy grande y lo mismo sucede con los dos huecos abiertos en la parte baja del salpicadero, a ambos lados del cuadro. Detrás se ha hecho espacio para tres plazas, habiéndose aprovechado al máximo la anchura útil total, pero que sin llegar a 1,30 m resulta escasa para tres adultos (sólo sirve para trayectos cortos), aunque el espacio para piernas es aceptable.
Hay amplios huecos en las puertas (para mapas y botellas de agua de medio litro) y el maletero ofrece la misma capacidad que en el Mazda2 5p, o sea 250 litros oficiales que vienen a ser 270/280 reales, suficientes para dos maletas normales ó un carro de niño. En caso de necesidad, se puede ampliar hasta casi 800 litros si plegamos los asientos traseros (por mitades asimétricas), pero con un escalón en el piso, que ya no es rigurosamente plano. Tampoco la boca de acceso que deja el portón es muy generosa, y si tenemos que llevar algo un poco voluminoso, deberemos quitar la bandeja cubreequipajes.
Frente al equipamiento del nivel Active+ que probamos la vez anterior, el Sportive es bastante más completo. Ya que además de traer de serie cierre centralizado con mando a distancia, ABS + EBD, servodirección eléctrica y doble airbag delantero, trae ya climatizador de aire acondicionado, 6 airbags (delanteros, laterales y de cabeza), el ordenador de a bordo y los espejos exteriores por mando eléctrico y plegables, junto al radio CD con 6 altavoces y mandos al volante. Pero lo más importante es que ya tenemos de serie el ESP (el control dinámico de estabilidad, que Mazda llama DSC), junto con el control de tracción TCS. A ello se añaden los sensores de lluvia y luces (para el accionamiento automático de faros y limpiaparabrisas), el control de crucero y las llantas de aleación de 16 pulgadas de diámetro (con neumáticos de 195/45 R16).
Un motor muy logrado.- El motor 1.5 deriva directamente del 1.3 (1.349 cc), el tetracilíndrico de aleación que aumenta su cilindrada a 1.498 cc manteniendo la misma carrera de pistones iscretamente larga (74 x 78,4 mm) del 1.3, pero subiendo su diámetro a 78 mm, lo que nos da un motor prácticamente “cuadrado”.
Mantiene su arquitectura biárbol y distribución por cadena, y ha ganado mucho con la distribución variable a la admisión. Da 102 CV a 6.000 rpm, potencia que le permite ya ciertas alegrías y hasta algunas pretensiones deportivas, y destaca por su elasticidad, con un par de 13,6 mkg a 4.000 rpm, pero que entre 2.000 y 5.000 rpm está siempre por encima de los 12 mkg.
Con casi los mismos desarrollos del 1.3 (el grupo final es más corto, pero las marchas se han alargado más), tirando a largos (casi 36 km/h por cada 1.000 rpm en 5ª) y pese a la excesiva anchura de las cubiertas opcionales, no recupera mal del todo, aunque lo mejor es la capacidad que muestra para mantener el tipo entre las 3.000 y 5.000 rpm.
En alta sube sin rechistar hasta las 6.500 rpm, lo que por ejemplo le permite tener una 3ª muy útil, con la que podemos rodar desde casi parados hasta los 130 km/h.
Es un motor muy silencioso, que permite cruceros reales en autovía de 130/140 km/h sin esfuerzo, con el motor girando ligeramente por debajo de las 4.000 rpm, lo mismo que rodar de paseo a 90/100 km/h (2.500 rpm) con un consumo no tan bajo como el del 1.3 pero siempre muy contenido. Mazda anuncia un promedio combinado de 5,8 lts/100 km, y el real no lo supera en más de un litro. Para andar a los cruceros legales dominantes hoy día, se basta y sobra, dejándose oír un poco sólo por encima de las 4.500 rpm, gastando 5,5 litros/ 100 km en el promedio a 90/100 km/h, menos de 7 en el de autopista a 120/130 km/h para rozar los 8 en ciudad… Cifras prácticamente casi al mismo nivel del 1.3 (sólo sube un poco más el consumo urbano) que ahora ya está por debajo de los 120 g/km de emisiones de CO2.
En resumen un motor sobrio y brillante, que permite espectaculares subidas de régimen y se presta perfectamente a un doble tipo de conducción: deportiva apurando marchas y jugando con el cambio, o turística jugando son su buena recuperación y con su cambio manual de 5 relaciones (el de 6 relaciones serviría de bien poco) y desarrollo final alargado más de un 6% sobre su predecesor.
Mazda anuncia para este nuevo “2” 1.6 de 102 CV una velocidad punta de 188 km/h y 10,4 segundos en el 0-100 km/h (frente a los 172 km/h y 12,9 segundos en los mismos registros del 1.3). Nuestra unidad de prueba con algo más de 3.000 km en el contador ha rozado los 190 km/h en 5ª y superado los 180 en 4ª (a 5.500 rpm en el primer caso, y a 6.500 en el segundo), cumpliendo también la aceleración oficial (10,5) y cubriendo en apenas 32 el km desde parado, cronos claramente por encima de su hermano el 1.3 y que aunque no son espectaculares sí le sitúan por encima de la media de su categoría. Es un motor muy logrado con un buen rendimiento.
Comportamiento: muy dinámico.-Es muy ágil y divertido, rápido de reacciones y apenas si balancea. Y con las ruedas de 195/45, la respuesta de la dirección es sorprendentemente rápida, incluso demasiado, ya que su tacto peca de bastante ligero con una asistencia que no deja sentir el piso. Estas reacciones, junto a una cierta sensibilidad a los cambios de gas, puede provocar ciertos sobrevirajes traseros a la entrada de las curvas lentas que ya se encarga de cortar de raíz el ESP (afortunadamente ya de serie).
Pero si probamos a quitar el ESP, veremos que esa sensibilidad puede resultar algo desconcertante en casos extremos y obligarnos a contravirar de lleno, especialmente sobre piso mojado.
No es que sea un fenómeno especialmente preocupante, y no se puede echar la culpa a los neumáticos, porque si su excesivamente bajo perfil puede ser perjudicial para el confort, los Toyo Proxess que montaba la unidad de prueba son ruedas bastante “racing” de gran agarre, aunque poco progresivas. De modo que el nerviosismo detectado es más consustancial al tarado de la suspensión posterior que al tipo de cubiertas, aunque sin duda con unas 185/55 R15 sus reacciones serían más dulces y progresivas.
Sin embargo, que no se crea nadie que este Mazda2 es muy exigente de conducción. No, ni mucho menos. Es noble y de fácil trazada, con un extraordinario aplomo en curva y el tradicional buen comportamiento de los modelos de la marca de Hiroshima.
Pero al límite es más brusco que su antecesor, con cierto tacto deportivo que puede desconcertar al conductor no familiarizado con este tipo de reacciones, que si corta el gas (y aún más si frena) puede encontrarse con que el eje trasero quiere adelantar al anterior, algo de lo que ya se encarga de impedir el ESP/DSC… Lo que da cierta tranquilidad para practicar una conducción espectacular, aunque no siempre efectiva.
Respecto a los frenos, con su peso y neumáticos blandos de 195 ofrece sobre seco una frenada firme y contundente, que sobre mojado el ABS alarga un poco más de la cuenta (no olvidemos que mantiene los tambores traseros) y obliga a tener algo más de cuidado en mantener la trayectoria debido a una ligera tendencia al serpenteo, quizá debido a la recarga del eje delantero y a los tambores traseros, porque su batalla no es tan corta (2,49 m) para un coche de su longitud. En realidad como versión más prestacional podría pedírsele llevar también discos traseros en lugar de tambores, aunque con discos ventilados de 258 mm delante va bien servido.
Equipamiento y precio: ahora sí.- En cuanto a precio, el nuevo Mazda2 se presenta muy competitivo, ya desde el nivel Active 1.3 de 75 CV (12.950 euros en carrocería 3 ó 5 puertas), y también en el nuevo nivel Style y Style+ (13.200 y 13.700 euros) que sustituye a los Active+.
Este Sportive cuenta con ordenador de a bordo y seis airbags, alzacristales eléctricos, reglaje eléctrico de retrovisores y cierre centralizado con telemando, climatizador de aire acondicionado y hay sensores de lluvia y luz para el activado automático de faros y limpiaparabrisas, pero el volante sólo se regula en altura, y no tenemos sensores de aparcamiento…
Aunque sí luz diurna de cruce. Pese a todo por 15.000 euros no está nada mal, sobre todo comparado con los 14.850 euros que costaba antes el 1.3 Active+ de 86 CV y menor equipamiento.