Fabricado en la planta Chrysler de Michigan (EE.UU.), el Flavia Cabrio sustituye el emblema Chrysler en su parrilla por el de Lancia, pero es fácilmente reconocible. Diseño lateral limpio y sencillo, grupos ópticos posteriores por diodos unidos por un perfil cromado y un conjunto frontal bastante equilibrado, en línea con el del 200. Sus medidas son ciertamente generosas para un cabrio de 4 plazas –4,9 m de largo, por 1,8 de ancho y 1,4 de alto- como corresponde a la plataforma del Chrysler 200 que utiliza, con 2,76 m de batalla. La capota textil ofrece plegado y desplegado eléctrico, y por supuesto cuenta con doble acolchado aislante y luneta térmica de vidrio, así como un hueco específico que la acoge plegada con un cubrecapota que integra la tercera luz de freno. Pese a ello, el maletero no es precisamente muy amplio para sus dimensiones, con 377 litros de capacidad cubierto y algo menos de 200 (198) descubierto.
La mecánica, única de momento, se limita al 4 cilindros 2.4 de gasolina y 175 CV (a 6.000 rpm), que con un par máximo de 23 mkg a 4.400 rpm unido a un cambio automático de 6 relaciones, debería ser suficiente para un coche que aunque en vacío pesa casi 1,7 toneladas, no tiene una vocación especialmente deportiva.
Más se ha cuidado el interior, con marcos cromados de consola, tapicería en piel flor, volante incluido que además incorpora los mandos de audio, control de crucero y teléfono… De serie trae climatizador, acceso sin llaves, asientos con reglaje eléctrico y calefactados, apoyacabezas activos, ESC (ESP), y hasta anclajes Isofix para sillas infantiles, algo poco común en un cabrio, conexión Bluetooth, aviso de presión insuficiente de neumáticos (TPMS), techo con accionamiento eléctrico, equipo hi-fi con 6 altavoces y disco duro de 40 Gb, y hasta navegador GPS.