Prueba: Ford Focus ST 2.0 TDCi 185 CV

23 abril, 2015
JAVIER GETE

Cañón diesel

A Favor
• Gran estabilidad
• Conducción ágil
• Puesto de conducción
• Bajo consumo
• Frenos eficaces
En contra
• Confort de suspensión
• Radio de giro
• Recorridos de palanca largos

La gran novedad de esta nueva generación del Ford Focus ST es que ahora cuenta con una mecánica diesel 2.0 TDCi de 185 CV. Lo hemos probado con su carrocería berlina 5 puertas dotada con el kit deportivo que lleva de serie, siendo su precio 33.555 euros.

El Focus ST 2015 presenta un nuevo frontal más bajo y ancho, un nuevo capó con nervaduras bien marcadas, unos faros muy estilizados y en posición desafiante y unas luces antiniebla de nuevo formato, rectangulares. Y a esto se une el kit deportivo de carrocería que incluye faldones laterales, un spoiler de techo con canalización del aire y un difusor trasero negro con doble salida de escape y elaborado diseño. Todo ello de serie, aunque en opción se ofrecen otros aditamentos.
Los embellecedores de los faros en negro, la clásica chapa ST en la parrilla delantera tipo “Aston Martin” con su malla en forma de panal de abeja, los retrovisores en el mismo color que la carrocería y las llantas de aleación de 18 pulgadas completan el look “racing” que requieren las siglas ST.

Ya dentro, sorprende su sonido realmente deportivo que, a través de una caja de resonancia activa, hace olvidar que vas conduciendo un coche de gasóleo, así como su gran empuje desde casi el principio. El sonido que se percibe del tubo de escape es cuanto menos indicativo de su deportividad. Claro, el escape tiene gran parte de culpa, por supuesto, pero también sorprende las mínimas vibraciones que genera este motor diésel.

Un motor que no decepciona.- Se trata del propulsor de 150 CV que ya montan otros modelos de la marca del óvalo, pero que ha sido revisado por los ingenieros de la marca para alcanzar 185 CV por medio de reprogramación de la centralita y con la modificación del sistema de admisión y escape. La cifra de par es de 40,8 mkg a partir de las 2.000 rpm. Y las prestaciones son francamente buenas, ya que acelera de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos, si bien las marchas se nos acaban muy rápido ya que sube bastante deprisa de revoluciones, llegando antes de lo esperado a la zona de corte (5.100 rpm), pero para eso está el Focus ST gasolina… Sorprende la única gestión electrónica del motor en este coche tan prestacional (en otros modelos de la competencia hay varias modalidades de conducción), y sin embargo está muy bien calibrada, echando únicamente algo de menos un reglaje de la suspensión en modo confort.

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El TDCi de 185 CV empuja muchísimo desde bien abajo, y abajo me refiero a unas 1.600 rpm. Es sorprendente la fuerza que tiene para mover el coche en marchas largas a la vez que se ahorra en combustible. A ritmos fuertes no decepciona. El rango de revoluciones es muy aprovechable, estirándose considerablemente hasta la zona alta del cuentarrevoluciones 5.000 rpm (empuje real hasta 4.500 rpm).

Homologa un consumo de 4,2 l/100 km y tiene unas emisiones de CO2 de sólo 110 g/km. Cifras que, solo alcanzas si conduces a punta de gas. Y quien se compra un coche así no es para lograr el mínimo consumo, desde luego… En la prueba realizada el consumo alcanzado en carretera se aproximó a los 8,4 l/100 km, bien entendido que la conducción no fue enfocada a retención de consumos sino a disfrutar de ella, aunque si nos lo proponemos, a velocidad legal de 120 km/h, podemos lograr unos consumos realmente bajos como el que nos hizo de 5 l/100 km. En ciudad, la ventaja de contar con el start-stop contiene el gasto, consiguiendo unos magníficos 6,1 l/100 km, bajos para un propulsor tan prestacional como este.

Muy buen comportamiento.- La estabilidad es excelente y el paso por curva muy rápido. Soltando gas se nota claramente como desliza la zaga y ayuda a redondear los virajes, siempre de forma suave, progresiva y controlada. Hay que tener un poco de tacto al salir fuerte de éstos porque las ruedas delanteras tienden a perder tracción si pisamos a fondo el acelerador, aunque por lo general el control vectorial del par ayude a minimizar esta situación.

La revisada dirección asistida eléctrica, tiene un tacto algo duro y varía el ángulo y la resistencia del giro del volante según la velocidad. No transmite la posición de las ruedas ya que filtra bastante lo que pasa en el eje delantero, pero este último está tan bien ajustado y va tan bien asentado que no hace falta. Es bastante directa y apenas hay que girar el volante para afrontar la trazada, sobre todo cuando pasamos de un determinado ángulo de giro del volante. De hecho, solo tiene 1,8 vueltas entre topes. El único pero que le podemos poner es que en fases de aceleración a fondo, al Focus ST le cuesta transmitir toda la potencia al suelo y la dirección flota ligeramente, tirando esta hacia el neumático que logra mayor «grip».

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Estos últimos, los Goodyear F1 que monta de serie con llantas de 18 pulgadas (235/40) son dignos de alabanza.

En cuanto a la suspensión deportiva semi-rígida en los muelles delanteros y el reglaje de amortiguadores a zona muy deportiva, en combinación con las barras estabilizadoras específicas de este modelo, aportan un cierto confort de viaje, dentro de lo que se espera de un coche de estas características. Suspensiones firmes pero a la vez absorben bien los baches, sin embargo, en ciudad es donde los ocupantes pueden sufrir más el agitamiento que produce el reglaje de las mismas.

Agil y dinámico, con un paso por curva rápido y estable, lo que más marca su comportamiento es su vivo tren trasero, que incluso con el control de estabilidad conectado no se corta a la hora de deslizarse y acompaña al eje delantero para redondear el giro. Eso sí cuando se desliza lo hace de forma suave, progresiva y controlada, ayudando a experimentar una excepcional conducción deportiva en zona virada. Y a ello contribuye la caja de cambios manual de seis velocidades, con las relaciones convenientemente más cortas para garantizar un tacto deportivo y mejorar la aceleración, pero no acaba de gustarnos del todo la posición de la palanca algo elevada sobre la consola central y los recorridos de la misma tal vez demasiado largos para una conducción netamente deportiva, pero es muy precisa en su accionamiento.
Por último, los frenos del ST han sido mejorados, están evidentemente sobre-dimensionados, con cuatro frenos de disco (ventilados los delanteros) y distribución electrónica de la frenada. Resultan muy eficaces para las necesidades de esta versión, aunque sorprende la posición del pedal de freno, que queda bastante más alto que el del acelerador. Posee una buena resistencia a la frenada continuada, el pedal no baja y sigue frenando de forma óptima, contribuyendo a que el Focus siga siendo una referencia en materia de conducción.

Interior acorde.- Cuenta con un llamativo volante específico, achatado en la parte inferior, asientos deportivos Recaro, así como pedales y palanca de cambios específicos. Sin olvidar, por supuesto, los siempre llamativos relojes situados en la parte alta del salpicadero, que ofrecen información sobre la presión de soplado del turbo y la presión y temperatura del aceite.

La postura de conducción es óptima, aunque resulta un poco más elevada de lo que cabe esperar en una variante deportiva, lo cual hasta se agradece, y además, los asientos Recaro ofrecen una sujeción idónea de la espalda, aunque a algunos conductores de talla grande les podrán resultar pequeños e incluso justos por lo ajustados que son.
Las ayudas a la conducción con que cuenta, le dotan de un nivel de seguridad alto y sin duda necesario en la conducción de este coche: “Cross Traffic Alert” que avisa de coches aproximándose al salir marcha atrás de un aparcamiento, “Active City Stop” que precarga la frenada de emergencia y es capaz de frenar automáticamente para evitar colisiones a menos de 50 km/h, y el “Lane Keeping Assist” que además de avisarnos de que estamos rebasando la línea de nuestro carril, también corrige la trayectoria con un leve movimiento del volante.

Respecto al equipo multimedia, destacar que monta el nuevo sistema Sync 2 desarrollado junto con Sony y Microsoft. En esta prueba con el nuevo grupo multimedia con pantalla de ocho pulgadas hay que reconocer que resulta intuitivo y fácil de manejar, aunque no todas las funciones se aglutinan en la pantalla y eso puede generar alguna confusión al principio. Por ejemplo, el sistema ‘Start-Stop’, que es de serie en todos los Focus ST, solo se desconecta mediante el botón situado junto al cambio y no existe opción de activarlo desde el monitor principal.

Versiones del modelo: 'Focus'

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