Europa propone la finalización de la era de los motores de combustión en 2035

13 julio, 2021
J. GETE
La UE exigirá reducir a cero las emisiones de los automóviles nuevos en dos etapas “Fit for 55” y “Fit for 100”

En un despliegue e impulso sin precedentes, la Unión Europea propone todo tipo de acciones para alinear su economía a los objetivos climáticos de máxima ambición hasta la fecha, pretendiendo también liderar a nivel mundial la lucha contra el cambio climático con el único objetivo de llegar a una situación de “CERO” emisiones con una calendarización ya marcada.

Tanto es así como que la Unión Europea propone ya una transición y cambio hacia los vehículos de cero emisiones con nuevas y muy rotundas exigencias de reducción de emisiones hasta llegar a la total anulación de las mismas.

Con la nueva regulación, la Comisión Europea, que tiene las atribuciones de regulación del bloque, se plantea una clara exigencia de que las emisiones de camionetas y automóviles nuevos se rebajen al menos en un 55% hasta el 2030 (“Fit for 55”), hasta un 65% a partir del mismo año y finalmente en un 100% a partir de 2.035 (“Fit for 100”), siempre en comparación con los niveles del año en curso 2021, pero tomando como referencia los niveles de emisiones de 1990 (muy mejorados ya actualmente), según el documento que se está presentando en estas fechas a la U.E.

Algunos fabricantes/marcas de automóviles están ya en un claro proceso de avance en este sentido, aunque pocas pueden afirmar que cuentan ya con vehículos electrificados en todas sus gamas.

Es evidente que toda esta regulación precisa que, para alcanzar estos estándares de contaminación tan estrictos, se complemente toda la actividad con una adecuada implantación de infraestructuras para carga de los vehículos, por lo que la UE también exigirá a los gobiernos de los países miembros un importante reforzamiento en este sentido con inversiones específicas destinadas a dicho fin.

Este primer objetivo climático estratégico con la reducción del 55% de los gases de efecto invernadero en 2030 (“Fit for 55”), implica, sin duda, una revisión completa del transporte a través de una serie de medidas que se están ya detallando mediante regulaciones y directivas a los países miembros de obligado cumplimiento, incluyendo sanciones por el incumplimiento de los valores promulgados.

También éste paquete se complementa con una exigencia de aumento de utilización de las energía renovables a un 40% de forma casi inmediata, en relación al 32% con que cuenta en global la Unión Europea actualmente en previsión para la década en curso, de manera que el bloque aumente la proporción de energía que obtiene directamente de medios sin contaminación.

Europa quiere, con todas estas medidas, convertirse en el primer continente del mundo capaz de gestionar sus necesidades con CERO emisiones en 2050, poniéndose así en cabeza de la lucha mundial contra el cambio climático y siguiendo el acuerdo verde suscrito en París.

Claro que para conseguir este ambicioso objetivo, Europa tendrá que revisar cada industria y cada pequeño rincón de su economía, lo que constituye un desafío con retos muy complejos tanto en el transporte, como en la industria y en la vida y uso generalizado de las energías que actualmente abastecen a los ciudadanos.

En este sentido la UE pondrá en marcha una revisión detallada de los impuestos a aplicar a la energía con la finalidad de promocionar la reducción del uso de los combustibles fósiles y poniendo al tiempo en marcha el que se podrá considerar como el primer gravamen climático del mundo sobre determinados bienes de emisiones intensivas en la región, fortaleciendo y expandiendo así también su mercado de carbono.

Este paquete “Fit for 55” establece además importante objetivos climáticos en las áreas no cubiertas por el mercado del carbono dentro de los estados miembros, con una Ley de Energía Renovable (LER) que establece el uso de combustibles sostenibles en cualquier aspecto del transporte (personas y mercancías), la refrigeración, las calefacciones, la industria y los edificios.

La pila de combustible de hidrógeno resulta ideal para mover con eficiencia grandes masas

En los plazos previstos y siempre con la finalidad de garantizar el máximo despliegue de vehículos eléctricos, se pone también en marcha una regulación específica sobre combustibles alternativos que exige a los estados miembros la instalación de puntos de carga eléctrica en las principales carreteras cada 60 km (37 millas), asegurando también puntos de repostaje de hidrógeno en intervalos máximos de 150 km de las misma carreteras.

De esta manera se fomenta también el crecimiento de los vehículos de célula de combustible por hidrógeno en los mismos periodos, con su emisión nula y su revolucionario sistema de propulsión.

Quedan muchos detalles aún por conocer respecto al documento que se está presentando en estas fechas en la UE, así como las regulaciones detalladas que se expandirán en los próximos meses al efecto, si bien las bases de toda la actividad son las comentadas en este artículo, que marcarán todos los criterios a lo largo de los próximos años.