El nuevo límite de 30 km/h promete una oleada de sanciones

28 mayo, 2021
J. ROBREDO
Limita que algo queda

Vivimos tiempos duros para todos y en especial para los automovilistas, con nuevas normas de limitación de velocidad en las ciudades españolas, con la nueva prohibición de superar los 30 km/h en muchas calles que llevarán aparejadas, sin duda, muchas sanciones.

Por si fuera poco el retroceso sufrido por la pandemia y la crisis económica general con ella aparejada, debemos soportar a los propagadores del aquelarre climático que aprovechan un problema común mundial para culpar al automóvil de todos los males medioambientales. Y por aquello de aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid, el Gobierno aprovecha la crisis política y sanitaria para desplegar toda una serie de medidas restrictivas y fiscales, que bajo la atmósfera de las restricciones a la movilidad impuesta por el coronavirus coartan y estrangulan más si cabe nuestra libertad de movimientos.

Fácilmente camuflables, los radares laser inalámbricos son indetectables

Una es la nueva rebaja de los límites de velocidad urbanos, que llega incluso a 20 km/h en calles de sentido único sin aceras, y fija en 30 km/h como máximo en calles normales de un solo sentido y carril (la van a superar hasta los camiones de basuras), dejando el ya existente límite de 50 km/h para todas las demás, incluidas las vías urbanas de gran capacidad.

Según la DGT, se permite un margen de error de 7 km/h cuando la limitación de la velocidad sea de 100 km/h o menos (con limitación de 120 km/h se aplica un 7% de margen), por lo que el radar saltará cuando se sobrepasen los 8 km/h del límite establecido en la vía. Esto supone que a tan poca velocidad el superar los 20 o 30 km/h de las vías será un acto difícil de controlar, por despiste, tipo de vehículo, inclinación de la calle, etc. prometiendo un festival de sanciones en forma de euros y puntos.

Un margen de error de 7 km/h a tan poca velocidad llevará a un aluvión de sanciones

Un triunfo más de la celerofobia que defiende el conspicuo director general de Tráfico, Pere Navarro, convencido apóstol de la lentitud, pero ahora con escasos márgenes de tolerancia y con sanciones aún más duras, ¿Tanto cuesta agravar las penas y reducir los límites en función de la densidad del tráfico? Pero no, sufrimos una DGT autoritaria y constrictiva que pretende hacer de la velocidad el chivo expiatorio de nuestra siniestralidad vial, sin hacer excepciones ni atenerse a las causas reales, con el apoyo implícito de un gobierno en busca de pantallas ficticias que enmascaren los problemas reales y muy graves de nuestra nación.

Y que no se nos diga que a 30 km/h se multiplican los riesgos de muerte en caso de atropello, cuando los coches de hoy están estructuralmente pensados para disminuirlos (paragolpes de deformación progresiva, capós con plegado de protección, etc). Con estos límites y el aumento de vehículos monoplaza desprotegidos (patinetes, bicis, etc) sólo se logra aumentar la vulnerabilidad de los peatones y fomentar los atascos. Hasta tal punto que tras 5 días de experiencia, ciudades como Málaga estudian revertir la medida a la vista de las nuevas retenciones surgidas y de los continuos atascos provocados por los nuevos límites (cuya imposición dicho sea de paso es facultad de las autoridades municipales).