¿Cómo preparar tu coche ante la gota fría, tormentas y el viento?

13 septiembre, 2019
G. ROMERO-REQUEJO
Una puesta a punto necesaria

Los fenómenos meteorológicos afectan con más intensidad a la península ibérica, con lo que nos parece oportuno hacer un repaso de los elementos susceptibles de revisar o sustituir en nuestro vehículo ante la inestabilidad atmosférica que puede sorprendernos en forma de una repentina gota fría o tormentas con fuertes rachas de viento.

El fin del verano es el momento idóneo para la puesta a punto de nuestro automóvil, de cara a afrontar con la máxima garantía el mal tiempo reinante en la entrada del otoño. El frío y las precipitaciones hacen que las condiciones de conducción no sean las mismas que en épocas de buen tiempo y si tenemos encima lluvias torrenciales se hace más complicada la circulacipastillón con nuestro vehículo.

Con el frío, las piezas de goma pierden elasticidad, por lo que las correas de distribución y servicio pueden verse afectadas; la batería pierde capacidad para suministrar corriente; en los motores diésel, los calentadores pueden no tener un funcionamiento adecuado, etc.

ADINE recomienda revisar dibujo y presión de neumáticos en conducción con lluvia

Respecto a la lluvia, aquí, el buen estado de los neumáticos, de las pastillas de freno o de las escobillas es determinante para mantener la seguridad. La solución pasa por efectuar una revisión a tiempo, con lo que se hace imprescindible una serie de recomendaciones sobre el estado en el que deben estar algunos componentes:

Neumáticos

Para prevenir el aquaplaning lo más apropiado es mantener los neumáticos con la presión y la profundidad del dibujo adecuados, ya que de otra forma, son más propensos a perder adherencia fácilmente. Lo primero que se recomienda a los conductores durante una tormenta o gota fría es, mantener la calma y circular con más precaución de la habitual, además de levantar el pie del acelerador para decelerar suavemente y conducir no superando los 70-80 km/h.

Si tenemos la mala suerte de realizar un aquaplaning deberemos evitar los frenazos, ya que cuando los neumáticos vuelvan a entrar en contacto con el asfalto pueden quedar bloqueados, haciendo que se pierda el control del vehículo fácilmente. Para ello, debe agarrarse el volante con firmeza y no frenar ni antes ni durante el paso del agua.

Debemos evitar también cambios bruscos en la dirección, ya que el aquaplaning puede agravarse, por lo que si circulamos por una vía recta se debe evitar mover el volante, mantenerlo firme y disminuir la velocidad de forma paulatina para no perder el control. Si nos ocurre en una curva lo más recomendable es hacer un giro suave para evitar perder el control total del vehículo.

Comprobar la batería aprovechando una revisión de mantenimiento nos ahorrará muchos problemas

La batería

El frío provoca que la batería se descargue, por ello conviene  comprobar el estado de la misma en el taller como mínimo, al tercer año de vida de la misma. De su buen estado depende el correcto funcionamiento de todos los componentes electrónicos (sistemas de abordo, control de tracción, estabilidad, dirección, ABS…), así como de los componentes eléctricos (faros, alarma, gps, radio…). Para determinar el estado de la batería debemos prestar atención al tiempo de arranque y al sonido que emite el sistema eléctrico o el motor de arranque.

Suspensión

Una suspensión en buen estado proporciona un mejor comportamiento del vehículo, una mayor estabilidad y una adecuada capacidad de detención, de modo que la revisión de los amortiguadores debe hacerse cada 30.000 ó 40.000 km. Dado que los amortiguadores interfieren en el correcto funcionamiento del ESP (control de estabilidad) y del ABS, un incorrecto mantenimiento de los mismos puede aumentar la distancia de frenado hasta un 35%, además de poder provocar la pérdida del control de la dirección por su balanceo excesivo o sufrir aquaplaning.

Su desgaste afecta a muchas reacciones; alarga las distancias de frenado (de 2,5 a 11 m, según carga, con amortiguadores al 50% de eficacia en frenadas a 100 km/h), aumenta la sensibilidad al viento lateral, acentúa el balanceo en curva, etc… y origina problemas de control de trayectoria en frenadas al límite (el coche “clava” el morro y levanta la zaga), algo que sólo sufrimos en estas situaciones límite, ya que en el uso normal no notamos la diferencia. Y no ser conscientes de ello aumenta el riesgo de accidente.

Por otro lado, un incorrecto mantenimiento de los amortiguadores también aumenta el desgaste del resto de los elementos de la suspensión (rótulas, soportes, neumáticos…), por lo que se recomienda cambiarlos entre los 80.000 y 100.000 km. aunque si se circula por malas carreteras o a plena carga (o ambas cosas a la vez), haya que hacerlo antes (incluso a los 65.000 sería recomendable) y que el cambio se realice por completo o por ejes (de dos en dos.

El fabricante nacional Road House dispone del mayor número de kits de reemplazo tanto en discos como tambores

Frenos

Los discos de freno hay que revisarlos cada 20.000 km y antes de largos desplazamientos, atendiendo al estado de los discos, el espesor y la superficie de frenado. Al cambiarlos, se deben cambiar también las pastillas y los latiguillos, y hacerlo por eje, para asegurar una frenada equilibrada que garantice la estabilidad del vehículo. En el caso del freno de tambor, debe sustituirse cuando esté deformado, con ranuras profundas o cuando su diámetro interno esté cercano al máximo indicado por el fabricante. Al hacerlo, habría que cambiar todos los elementos que sufren desgaste: cilindros de ruedas, zapatas, tensor automático, muelles y seguros.

Por su parte, las pastillas de freno han de tener un grosor mínimo de 2 mm, y el líquido de frenos hay que cambiarlo, bien cada dos años, bien entre los 40.000 y los 60.000 km. Con esto evitaremos tener la sensación de pedal esponjoso a la hora de pisar el freno.

Limpiaparabrisas

Las escobillas limpiaparabrisas son un elemento clave de seguridad en conducción con lluvia, por lo que debemos vigilar que no dejen rastros de agua o marcas sobre el parabrisas, así como que no hagan ruido. Conviene cambiarlas cada dos años, coincidiendo con el otoño, así como utilizar un líquido lavalunas homologado. En las escobillas es fundamental un diseño del conector de la escobilla que asegure perfectamente su sujeción y que evite que se suelte.