Prueba: Citroën C-Elysee 1.6 HDI Exclusive

9 mayo, 2013
JUAN ROBREDO

Un coche “anti-crisis”

No es una versión “low cost” pero sí la oferta más asequible de Citroën en turismos compactos. Una buena alternativa para tiempos de crisis ofreciendo un turismo familiar tricuerpo de 4 puertas con la mejor relación producto/precio (desde 13.650 euros), aunque esta versión diesel 1.6 HDI de 92 CV que probamos se ponga en 18.000.
Estamos hablando de una amplia berlina 4,43 m de largo para una batalla de 2,65 m (de las mayores de su clase), 1,71 m de ancho y 1,47 m de alto. Precisamente su notable distancia entre ejes además de asegurarle una estabilidad irreprochable, le permite ofrecer una habitabilidad excepcional. Destaca especialmente la holgura en longitud para piernas de las plazas traseras y el gran volumen del maletero.

A diferencia de otras berlinas de 3 volúmenes, no se trata de una evolución a partir de un 5 puertas de dos volúmenes, sino que ha sido diseñado partiendo de cero como una berlina tricuerpo (con base en la plataforma del C3), lo que se aprecia en su conjunto. El frontal expresa el aire de familia de la marca, con una parrilla cromada que remata un capó amplio y perfilado, transmitiendo una impresión robusta y esbelta a la vez. Su altura libre al suelo (14 cm) está pensada para malas carreteras, pero sin llegar a niveles de todo camino, y su acabado (con 7 colores de carrocería y distintos embellecedores cromados según sus niveles) reúne funcionalidad y estilo, sin desdeñar la solidez y sencillez de mantenimiento, al tiempo que ofrece un buen nivel de confort.
La posición al volante (graduable sólo en altura) es más que correcta; los mandos están al alcance de la mano y tenemos una guantera de respetable capacidad, junto con detalles muy notables para un coche de su precio (regulador con control de crucero, ordenador de a bordo muy completo, función de desempañado rápido en el aire acondicionado…). Los mandos de la radio al volante son como los del C3, y aunque se echa de menos algún revestimiento menos frío y duro, todo ajusta correctamente sin sensación de montajes precarios. Los asientos delanteros recogen bien la espalda, aunque la banqueta peca de algo corta, y detrás, merced a la posición algo vertical de los respaldos, el espacio para las rodillas resulta francamente holgado (112 cm), con una anchura suficiente para tres plazas en trayectos medios/cortos.
El maletero resulta realmente generoso: 530 litros reales (506 VDA), contando además con una rueda de repuesto normal, todo un lujo en estos tiempos. Aquí se nota el carácter ajustado del precio del coche, con mucha chapa a la vista, pobre iluminación, bisagras invasivas y algún que otro remate mejorable. Pero tampoco hay mucho que criticar, sobre todo en vista de su generoso volumen, con una gran altura de fondo.

Mecánica muy brillante.–Aunque está disponible con los nuevos tricilíndricos 1.2 de gasolina de PSA, así como con el 1.6 VTi, sin duda la oferta más atractiva es la del 1.6 turbodiesel HDI, aquí en su versión de 92 CV y sin filtro de partículas (HDi 92), una mecánica más que sobradamente probada (más de 6 millones de unidades producidas), que destaca por su respuesta en carretera (gracias a su elevado par a bajo régimen, 23,5 mkg a 1.750 rpm) y un consumo oficial muy contenido (4,1 l/100 km y 108 grs/km de CO2). Eso sí, con cambio de sólo 5 marchas, como los Elysée de gasolina. Sus prestaciones oficiales (180 km/h y 11,2 segundos de 0 a 100 km/h) son francamente brillantes para una berlina familiar de su clase, pero es que además las mejora con creces en la práctica, gracias sin duda a un peso final muy bajo (apenas 1.100 kg en vacío) a lo que se une una aceptable aerodinámica (Cx de 0,32).
Nuestra unidad de prueba (con menos de 4.000 km) hizo los 178 km/h con un lanzamiento bastante corto, lo que significa que puede perfectamente alcanzar y hasta superar los 180 km/h. Pero es que en el 0-100 km/h no sólo nos bajó de 11 segundos sino que rebajó casi un segundo el registro oficial (10,5) y nos bajó de 33 segundos en el km desde parado (32,7), cronos muy brillantes para un coche de su potencia oficial y no digamos ya, de su precio. Es un poco la ventaja de un cambio de 5 marchas bien escalonado, sin desarrollos exageradamente largos que permiten tener un excelente margen de empuje en 4ª y 5ª.
El motor empuja muy bien entre 1.800 y 3.500 rpm, que es cuando realmente se acaba (la potencia máxima teórica la da a 4.000 rpm), aunque se puede estirar hasta las 4.500 rpm, pero ya sin beneficio motriz. Pese a no ir demasiado insonorizado no resulta muy ruidoso, aunque sí se deja oír en exceso por encima de las 2.500 rpm. Permite usarse de forma permanente entre 2.000/3.000 rpm en cruceros normales de 90 a 130 km/h con un excelente nivel de respuesta y un mínimo consumo.
Porque esa es otra: Citroën anuncia un promedio oficial de 4,1 lts/100 km, con un máximo urbano de 4,8 y un mínimo de 3,7, y aunque los registros obtenidos sean mayores, son increíblemente bajos para un coche de sus dimensiones y calzado, otro ejemplo de los milagros que se pueden obtener con un bajo peso y una buena aerodinámica, sin filtros de partículas ni “stop & start”. A 90/100 km/h en nuestro crucero turístico de paseo, se ha quedado en 4,3 lts/100 km (¡menos de 4 y medio!) y en el normal de autovía (120/130 km/h) no ha llegado a 5 (4,8), para superar los 5 y medio (5,7) en ciudad. Y eso con un cambio de 5 marchas… Sin duda, los neumáticos Michelin Energy Saver+ (195/55 HR16) de la unidad probada aportan también su granito de arena a tan magníficos consumos, aunque resulten un poco más ruidosos…

Comportamiento: más que correcto.–Respecto al comportamiento en carretera de este C-Elysée, sorprende por un nivel muy aceptable para tratarse de un coche sin pretensiones deportivas y que emplea unas suspensiones independientes clásicas y nada sofisticadas, aunque muy experimentadas, por eje anterior pseudo MacPherson y posterior semitorsional. Pero una vez más el C-Elysée demuestra que no hay que recurrir a soluciones complicadas para lograr una buena estabilidad, aprovechando bien la experiencia de Citroën en términos de confort y agarre. Sus vías anchas y un buen ajuste de amortiguación, junto a una dirección con asistencia eléctrica de buen tacto y precisa a cualquier velocidad, le aseguran un muy buen comportamiento sobre todo tipo de piso, con trenes rodantes nada exagerados (ruedas de 15” y 16” con neumáticos de 185/65 R15 o 195/55 R16, éstos últimos los de nuestra unidad de prueba).
El C-Elysée tiende a subvirar de forma natural, pero tampoco muy exageradamente, y su tren trasero se muestra poco receptivo a los cambios de gas, para tranquilidad de la gran mayoría de conductores. Hemos tenido ocasión de probarlo con abundante lluvia, y pocos coches nos han ofrecido la progresividad de reacciones de éste, incluso forzando los apoyos al límite sobre mojado y la entrada del ESP. Gracias a un ancho de rueda nada exagerado, no hay bruscos contrastes entre el agarre en seco y en mojado, y sólo se echa de menos un poco más de mordiente en la frenada a fondo, con un tacto de pedal algo blando al que hay que coger poco a poco el tino (parece que no acaba de parar del todo, y luego se pasa). Al fin y al cabo, monta todavía tambores traseros, y eso le pasa factura a la hora de las frenadas al límite. Dirección y cambio son precisos, con buen radio de giro para su longitud (menos de 11 m de diámetro) y respuesta al volante algo lenta, pero aceptable.

Relación precio/equipamiento: mejor que ninguno.–Pero es al comparar su acabado con su precio cuando este C-Elysée 1.6 HDI acaba de dar la campanada. Para España se ofrece en dos niveles de acabado, Seduction y Exclusive (16.950 euros el C-Elysée HDI 92 Seduction por 18.050 el HDI 92 Exclusive). Unos precios auténticamente “low cost” para un coche como éste, si tenemos en cuenta que el nivel Seduction trae ya de serie elementos tales como ABS (+EBD y AFU), ESP, airbag delanteros y laterales, elevalunas eléctricos delanteros (y retrovisores exteriores por mando eléctrico y calefactados), volante regulable en altura (y asiento del conductor también), ordenador de a bordo, cierre centralizado con telemando, faros antiniebla, asientos traseros plegables 1/3-2/3, “connecting box” (con radio CD MP3 RDS con pantalla integrada, 4 altavoces, toma de audio y USB y kit manos libres “bluetooth”), cierre de seguridad para niños en puertas traseras, apertura interior de maletero y depósito de combustible, fijaciones Isofix para sillas de niño… Y de propina, aire acondicionado y rueda de repuesto normal.
Todo eso desde el nivel más barato, el Seduction, que se amplía en el Exclusive con los elevalunas eléctricos traseros, las llantas de aleación de 16”, sensores de aparcamiento (traseros), limitador/regulador de velocidad, volante y pomo de cambio en piel, aire acondicionado con “display” digital y salidas de aire para las plazas traseras (y con la función ultrarrápida “max” para el aire acondicionado), apoyacodos central delantero, volante y pomo del cambio en piel… Todo eso para un coche de apenas 18.000 euros (tres millones de nuestras viejas pesetas) que con las ayudas del PIVE puede quedarse en 16.000), un precio sensacional que sin duda va a hacer de este Citroën C-Elysée un rival temible para muchas berlinas medias en nuestro mercado cuyo precio supera al suyo en una media de 3.000 euros como mínimo.

                                                
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Versiones del modelo: 'C-elysee'