Bristol Bullet

10 noviembre, 2016
J.C. BERGER

Resurrección a la vista

Desde que cesó la producción del espectacular Fighter en 2011, la marca británica Bristol se daba ya casi por extinguida. Pero ahora anuncia de nuevo su regreso para 2017, con un nuevo deportivo biplaza de aire retro, un roadster que llevará el nombre de “Bullet” (bala en inglés) y que utilizará una mecánica de origen BMW (un V8 4.8 atmosférico que desarrollará cerca de 400 CV).

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Bristol Cars Ltd. está presidida por el magnate inglés Toby Silverton; la empresa data de 1945, cuando su matriz aeronaútica Bristol Aeroplane Co. decidió lanzar una filial automovilística tras el cese de la segunda guerra mundial. Famosa durante el conflicto bélico por sus bimotores Blenheim y Beaufigther, y por sus motores radiales de aviación (los Aquila, Jupiter, Pegasus y Mercury, de 9 cilindros en estrella equiparon a numerosos aviones de los años 20 y 30).

Tras la paz inició una reconversión con poco éxito hacia otros sectores industriales, sin dejar de estar presente en el aeronaútico (no olvidemos el famoso cuatrimotor Britannia). La marca está radicada en la ciudad de Bristol, de la que toma el nombre, aunque nunca pasó de ser un constructor artesanal de coches, con su fábrica en Filton, cerca de Bristol.

La marca no suele dar datos ni de producción ni ventas (la última declaración de producción fue en 1982, cuando reconoció haber producido un total de 104 unidades en aquel año), practica la venta directa (sin concesionarios ni distribuidores) y afirmaba ser la única marca del Reino Unido con capital estrictamente británico. Lo que ya no es del todo cierto, ya que desde 2011 su propiedad pasó a ser del grupo Kamkorp, donde junto a inversores ingleses como Frazer-Nash (electrónica de transportes) o Metrocab (fabricante de los famosos taxis londinenses) domina el capital indio.

En los últimos años su actividad ha sido casi residual, viviendo más de los modelos clásicos que mantiene y restaura que de sus nuevos modelos. Silverton entró en Bristol Cars en 1997, y desde entonces mejoró la imagen y presencia de la marca, dentro de su carácter artesanal y minoritario. En 2001 Silverton se hizo con la totalidad de Bristol, y desde entonces logró algunos éxitos, en especial gracias al deportivo Fighter, del que ahora toma el relevo el Bullet. Lo que no ha sido suficiente para lograr la necesaria rentabilidad: al fin y al cabo, desde 1947 su producción total de coches apenas si superó las 10.000 unidades, demasiado pocas para sobrevivir…

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Finalmente Silverton evitó el cierre dando entrada en 2011 al grupo Kamkorp en Bristol Cars, desde entonces accionista mayoritario bajo el control del empresario indio Kamal Siddiqi. Esta nueva inyección financiera es la que ha permitido el desarrollo del proyecto “Pinnacle”, convertido finalmente en el Bristol Bullet (otro nombre de avión, el del biplano de carreras que sirvió de banco de prueba al motor Jupiter), un roadster deportivo biplaza de 4,20 m de largo y sólo 1,20 m de alto, de diseño un tanto retro (Pininfarina) para mantener el clasicismo de la marca, pero con bastidor de aluminio y carrocería en fibra de carbono que le permitirá conseguir un peso final no muy superior a la tonelada (los directivos de Bristol afirman que no superará en vacío los 1.100 kg, y que será capaz de cubrir el 0-100 km/h en 3,8 segundos).

Presentado en un discreto acto reservado a clientes de la marca y unos pocos periodistas británicos), este nuevo Bullet con mecánica BMW (otra vuelta a los orígenes: los primeros coches Bristol llevaban el 6 cilindros de la marca bávara de los 326 y 328 de los años 30, cuya licencia les fue concedida dentro del marco de reparaciones impuesto a Alemania tras la guerra) será tan elitista como los anteriores.

Sólo se producirán 70 unidades (para celebrar los 70 años de la división automovilística de la marca) y a un precio que no bajará de las 240.000 libras antes de impuestos (290.000 €). Y en Bristol Cars afirman que será el primero de otros futuros modelos, igualmente selectos, pero más “verdes” (sobre base híbrida, que muy bien pudieran ser derivados de los i3 e i8 de BMW)… En suma, una nueva resurrección que habrá que ver si logra enderezar las maltrechas finanzas de la marca británica y asegurar su subsistencia. “Wait and see”, que dirían sus dueños…

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