Bosch la inyección directa “common rail” en motores diesel, hacia los 2.500 bares de presión

22 febrero, 2012
JUAN ROBREDO

Según la división encargada del desarrollo de sistemas diesel de Robert Bosch, la inyección directa por “common rail” aún cuenta con potencial suficiente para lograr afrontar los futuros desafíos de motores diesel más limpios y eficientes, capaces de cumplir las cada vez más estrictas legislaciones en materia de emisiones, como la futura norma Euro 6 o la norteamericana Tier 2 Bin 5, y rebajando su consumo de gasóleo hasta en un 30%.

Para ello Bosch está desarrollando nuevos inyectores de válvula magnética (solenoides) dentro de su programa modular CRS2, con presiones para los sistemas CRS-16 y CRS-18 de hasta 1.600 y 1.800 bares respectivamente. Y hay un ulterior desarrollo, el CRS-20 capaz de lograr los 2.000 bares de presión de inyección, logrando una pulverización aún más fina del combustible. El inyector solenoide mejorado del CRI-20 utiliza por vez primera un volumen de alta presión integrado que reduce las variaciones de presión, con intervalos más cortos entre las distintas inyecciones y orientación más precisa en el direccionamiento de la aguja de la tobera, llegando a las 8 inyecciones parciales individualizadas por ciclo. De este modo se rebaja el ruido y la emisión de NOx (con las preinyecciones) y la emisión de partículas de hollín (con las postinyecciones).

El sistema Common Rail CRS2 permite cumplir ya hoy la normativa Euro 6 prevista para 2014. Además, Bosch ha desarrollado unos sistemas complementarios (los CRS-14UP y CRS-16) para los mercados emergentes, especialmente India y China, con inyectores solenoides muy robustos y de bajo coste, con presiones de 1.450 y 1.600 bares.
A ello se suman los avances en la inyección directa con inyectores piezoeléctricos, como el nuevo CRS3 concebido para motores especialmente potentes (más de 100 CV por litro de cilindrada). Utilizando la bomba CP4 de alta presión, este sistema está ya disponible para presiones entre 1.800 y 2.000 bares, aunque en Bosch se confía en llegar pronto a los 2.500 bares con este sistema. El actuador piezoeléctrico permite hasta 10 veces más presión de inyección que el solenoide, siendo más resistente a las pequeñas impurezas del combustible. Es un inyector idóneo para el exacto dosificado de las mínimas inyecciones previas y posteriores, así como para la estabilidad de las cantidades inyectadas durante el tiempo de propagación. El CRS3 puede además, gracias a su estructura modular, adaptarse a las exigencias de motores entre 4 y 12 cilindros. Todos estos sistemas pueden además combinarse con otros auxiliares y complementarios para la reducción del impacto medioambiental (como los “stop & start”, etc) así como aplicarse sobre nuevas generaciones de motores más pequeños, siguiendo la tendencia del “downsizing” cada vez más difundida en los motores diesel.