Actualmente con dos fábricas en Europa y otras dos en China, Volvo Cars anunció la pasada semana la construcción de una nueva fábrica en Estados Unidos, para logra su objetivo de convertirse en un fabricante de vehículos verdaderamente global, con plantas de producción en tres continentes clave.
Con una inversión de aproximadamente 500 millones de dólares, esta iniciativa subraya el compromiso a largo plazo de Volvo con el mercado estadounidense en el que lleva desde 1955. Más adelante se anunciarán todos los detalles sobre la localización elegida y el alcance de la inversión.
Todos estos cambios forman parte de un plan de transformación global que se viene desarrollando en el seno de Volvo desde 2010 y que supondrá la renovación completa de la gama de productos a lo largo de los próximos cuatro años. Así mismo, introducirá una nueva tecnología de chasis modular y tecnologías de seguridad pioneras en todo el mundo, un nuevo lenguaje de diseño y una gama de servicios de conectividad líder en su categoría.
La fabricación en Norteamérica permitirá a Volvo atender sus previsiones de venta a medio plazo (100.000 vehículos anuales) y también ayudará a introducir más rápidamente la fabricación bajo pedido en Estados Unidos, además de limitar el impacto de las variaciones en los tipos de cambio.