Esta tercera generación del Impreza llega después de dos (años 1992 y 2000) que han sido todo un paradigma de deportividad, y por eso parece que cede un poco en ella para presentarse como un turismo compacto más, con carrocería de 5 puertas (antes 4 y la Sport Wagon), nuevo chasis y una estética revisada para complacer a un mayor número de clientes potenciales.

Por detrás llama la atención la banda cromada central y los grupos ópticos de efecto joya (tipo Lexus), quizá un poco exagerados, que le confieren un cierto aspecto «tunning». Las medidas crecen hasta los 4,41 m de largo, ya en el borde superior del segmento compacto, pero la habitabilidad (aunque mejora notablemente para los pasajeros traseros gracias a la nueva batalla de 2,62 m) no lo hace al nivel de anchura.
En el interior y pese a los plásticos duros, se nota una mejora de la calidad percibida, junto a detalles de acabado a nivel de su competencia (airbags delanteros y laterales de serie, además de los de cabeza, botón de arranque y acceso por llave inteligente, apertura eléctrica de portón, etc). Choca un poco que el climatizador automático sea de serie en todos, y no el encendido de faros o el activamiento por lluvia del limpiaparabrisas.
Y se echa de menos más huecos portaobjetos y un maletero un poco mayor, aunque a su favor está que es bastante cúbico y deja una superficie plana cuando se abate el asiento trasero.

Dinámicamente, se mantiene en la tradición de sus antecesores, con una dirección muy precisa (y un poco dura a veces), un cambio rápido y de buen tacto y unos frenos potentes y fáciles de dosificar. Pero viendo lo que ofrece la competencia, quizá habría que ir un poco más lejos; un cambio de sólo 5 marchas en la versión 2.0 R Sport de 150 CV se queda algo corto, por no hablar del cambio automático SportShift de sólo 4 relaciones.
Lo mejor sigue siendo su excelente comportamiento, ayudado por un bajo centro de gravedad y un eficaz eje posterior independiente de doble brazo, completado por una impecable tracción total 50/50, con diferencial central viscoso (LSD) y con un denominado cambio de par activo que permite que el par motriz se dirija a las ruedas con mayor agarre en caso de deslizamiento por exceso de potencia. Con ruedas muy norma les de 16 pulgadas y neumáticos de 205/55 R16, se tiene estupendamente.

Con las de 205/50 R17 (de serie en el 2.0 R Sport) la eficacia es algo mayor, pero se pierde un poco en progresividad y sobre todo, en confort (pero el Sport también puede montar a petición las 205/55 R16). Y con un ESP muy bien tarado (en especial en el 2.0 R Sport, que además cuenta con un sistema de mejora de la tracción total (Symmetrical AWD) que le viene muy bien a sus 20 mkg de par motriz máximo, el Vehicle Dynamics Control System (opcional para los demás Impreza 2.0). La impresión es que su conducción al límite sigue siendo tan divertida y eficaz como la de sus predecesores.
Pero además, hay otros Impreza más comerciales, como el 1.5 de 107 CV y 14,5 mkg de par, mejorado al reducir sus fricciones internas (válvulas, bomba de aceite) así como en sus emisiones, y que con un tren rodante más modesto (y asequible) como son las ruedas de 195/65 R15 se beneficia de la misma eficacia motriz de sus hermanos de dos litros con un consumo más reducido (7,5 lts/100 km en el promedio frente a 8,4 de los 2.0). Y además, como ellos también ofrece la ventaja de contar con reductora, lo que se agradece para una conducción deportiva y es muy útil a la hora de remolcar, por ejemplo, o simplemente circulando por caminos difíciles. Sólo la versión más potente, el Impreza 2.5 WRX con motor de 230 CV (siempre de 4 cilindros horizontales opuestos; el motor «boxer» forma parte de las señas de identidad de la marca, como la tracción total) prescinde de ella.
Hasta tanto llega la tradición «boxer» de Subaru, que el futuro diesel —que llegará por fin en marzo del año que viene— será también un bóxer, un 4 cilindros turbo de inyección directa y unos 150 CV de potencia que estrenarán primero los Legacy y Outback, pero que acabará llegando también al Impreza. Mientras, los nuevos Impreza 1.5 y 2.0, en niveles de acabado Classic y Limited (y además los Limited Plus y R Sport para el 2.0) están ya a la venta.