Renault Trezor

13 octubre, 2016
J. C. BERGER

Diseñando el futuro deportivo

El Renault Trezor suena a tesoro en francés, pero lo que atesora este nuevo ejercicio de estilo vanguardista es el diseño y la tecnología eléctrica que llevarán sus futuros modelos deportivos.

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Como en su día el DeZir, este Trezor, obra del director de diseño de Renault, Lauren Van den Acker, es un esbozo de biplaza deportivo de 4,70 m de largo por 2,18 m de ancho y tan sólo 1,08 m de alto, sobre una plataforma de 2,78 m de batalla. Muy bajo y muy ancho, lleva un monocasco íntegramente realizado en fibra de carbono para reducir al máximo su peso, que es de 1.600 kg (no muy alto si tenemos en cuenta el peso de las baterías, que aunque no declarado, no baja desde luego de los 400 kg). Y eso que mantiene dos subchasis específicos (delantero y trasero) realizados en acero.

Su estampa es realmente impactante, de una penetración máxima (Cx de sólo 0,22) y sin puertas convencionales, sustituidas por una mitad delantera superior (que engloba techo y parabrisas) que se levanta hacia arriba como una tapa liberando el acceso a sus dos asientos.

Su interior resulta igualmente sorprendente, con un volante cuadrado rectangular y tres pantallas frente al conductor (de las cuales dos táctiles) curvadas hacia él y realizadas en tecnología de diodos orgánicos (OLED), sobre un salpicadero de madera roja (obra de los especialistas en bicicletas de madera de Keim-Cycles) y que libera por delante del mismo dos grandes huecos portaobjetos, capaces de acoger una maleta pequeña cada uno.

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Estéticamente, este Trezor representa toda una clara declaración de intenciones de cómo debe ser un deportivo eléctrico para Renault, con su superaerodinámica carrocería a base de superficies suaves y curvilíneas, presidida por un muy largo capó y un limpio frontal con dos tomas de aire en las esquinas, destinadas a refrigerar los frenos, con salida a través de dos grandes branquias laterales muy bien carenadas.

Además, hay una segunda y curiosa toma de aire retráctil sobre la parte alta del capó, en forma de pequeños hexágonos practicable, que cerrados se disimulan perfectamente, y abiertos permiten una entrada múltiple y dispersa de aire para ventilación y refrigeración interna de las baterías, permitiendo diversas posiciones intermedias.

Frontal y zaga lucen una imagen bastante simétrica y limpia, rematada por la ausencia de puertas. Su formidable anchura se ve resaltada por la de sus ejes, con 2,04 m el delantero y 2,10 el posterior, y por sus enormes ruedas (con llantas de 21” delante y 22” detrás calzadas con neumáticos especiales de Continental, hechos ex profeso para este Trezor y de un perfil mínimo -20/25- ), con una banda mixta lisa y con dibujo, con la zona central lisa en color rojo.

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Motor derivado de la Formula E.- El motor eléctrico deriva del que usa la escudería «Renault e.dams» en la Formula E (eléctrica). Montado sobre el eje trasero con tracción a estas ruedas, da 260 kW (354 CV) y 38,8 mkg de par continuo, permitiendo acelerar al Trezor de 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos.

a alimentado por dos baterías independientes (una por delante del habitáculo y otra por detrás) para mejorar el reparto de pesos y tiene un sistema de recuperación de energía RESS (Rechargeable Energy Storage System) también similar al utilizado en la Formula E, lo que redunda en una mayor autonomía (aunque Renault no facilita datos de la misma). Cada batería tiene su propio circuito independiente de refrigeración, estando las dos ventiladas por la toma de aire a base de trampillas hexagonales del capó.

El motor cuenta con tres modos de conducción y respuesta motriz: Neutral, Sport y Autónomo. El modo Neutral es el normal, adecuado para el uso cotidiano ordinario, el Sport se corresponde con el más deportivo, con la entrega de la máxima potencia y el Autónomo resume un nivel de conducción autónoma, donde el coche se conduce por sí mismo al destino introducido por el conductor, con aviso al resto de usuarios de la vía (mediante unas luces externa en la carrocería que indican a los demás vehículos que el conductor no está al mando del vehículo).

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Además, en modo autónomo el volante se separa y ensancha para ver a través de él, sobre la pantalla panorámica que muestra la instrumentación. Así, a la firma luminosa del frontal, se une la de los diodos laterales que se unen a la tira frontal que une faros y el logo central del rombo.

Por detrás, los grupos ópticos también muy horizontales (como los faros), se estiran por el centro hasta el logo central del rombo, con tiras de fibra óptica y luces láser, generando un llamativo efecto en 3D. Y como nota curiosa, aunque se trate de un coche exclusivamente eléctrico, lleva una tapa de depósito de combustible, que en vez de una boca de llenado, lo que oculta es un comprobador que muestra el estado de carga de sus baterías. En definitiva, un “concept car” deportivo de lo más futurista que según Renault representa su madurez de diseño que desde 2014 se ha convertido en el primer motivo de compra de un vehículo de la marca del rombo.

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