El dilema de los lubricantes de baja viscosidad

13 noviembre, 2019
MARIANO NIETO
¿Hasta dónde podemos llegar sin perder resistencia?

La actual tendencia de reducir el tamaño de los motores al tiempo que se incrementa su potencia con la ayuda de la sobrealimentación, necesita de una lubricación menos viscosa para llegar a todas las partes susceptibles de acortar su duración.

Pero estos avances no deben ir en detrimento de la fiabilidad ni la durabilidad, ya que es fundamental que un motor pueda durar toda la vida útil del vehículo. Un modo sencillo de mejorar la eficiencia de un motor por medio de un lubricante es hacerlo menos “espeso”, es decir, reducir la viscosidad del mismo. Sin embargo, esto también tiene su parte negativa: si el lubricante no es lo suficientemente viscoso, el desgaste puede empezar a incrementarse.

La Sociedad de Ingenieros de Automoción (SAE, por sus siglas en inglés) desarrolló una escala de viscosidad para los lubricantes de motor, que se clasifica con un código “SAE XW-XX”. La primera parte especifica la viscosidad del lubricante a baja temperatura: cuanto menor es esta cifra, menor es la temperatura mínima a la que el lubricante puede funcionar; es decir, menos se espesa el lubricante con el frío. La segunda parte indica la viscosidad del lubricante en caliente (100 °C) y representa la resistencia del lubricante a perder viscosidad a temperaturas altas. Un lubricante de grado 5W-30 es menos viscoso a baja temperatura que un lubricante de grado 10W-30. Un lubricante de grado 5W-30 es menos viscoso a temperaturas altas que los lubricantes de grado 5W-40.

El especialista en lubricantes Castrol fue uno de los primeros productores en suministrar hace 20 años aceites de baja viscosidad a las marcas de automóviles, pero en los últimos 5 años ha habido un cambio muy acusado en las especificaciones de este tipo de lubricantes. Hace 10 años, un lubricante 5W-30 era el que solía usarse en motores modernos convencionales, pero esto ha cambiado y actualmente, muchos de los motores de nueva generación requieren un lubricante 0W-20. Hasta hace cinco años, esta era la especificación de viscosidad más baja que se había publicado. Sin embargo, los fabricantes de vehículos de la industria del automóvil exigen una mayor eficiencia, de modo que SAE ha añadido las especificaciones 0W-16, 0W-12 y 0W-8.

¿Dónde y cómo actúa el lubricante?

El lubricante del motor desempeña varias funciones, entre las cuales se incluye la reducción de la fricción y la protección ante el desgaste. Los lubricantes de baja viscosidad pueden ayudar a reducir la fricción (en este sentido, Castrol acaba de presentar la tecnología Fluid Titanium) y, por lo tanto, mejorar el ahorro de combustible. No obstante, la presión para diseñar y desarrollar lubricantes cada vez menos viscosos se traduce en una mayor exigencia sobre los aditivos empleados en la formulación. A medida que el lubricante pierde viscosidad, se incrementa el riesgo de contacto entre superficies metálicas, de modo que sus aditivos deben formularse cuidadosamente para proteger el motor.

En el mercado ya existen un par de motores diseñados para un lubricante 0W-16, que cuentan con la consiguiente especificación. Esta es la viscosidad mínima hasta la fecha, pero en la mesa de diseño hay motores que funcionan con viscosidades inferiores. Aunque cueste de imaginar que un lubricante con una viscosidad tan reducida como esta pueda proteger un motor moderno, potente y sofisticado, sí lo hace, ya que no solo se reduce la viscosidad del lubricante, sino que también se incrementa su resistencia.

El lubricante debe de llegar a todas las piezas móviles del motor, sin merma de propiedades

¿Cuánto se puede reducir la viscosidad del lubricante?

El verdadero dilema de la industria química especializada en lubricantes es cuánto se puede reducir su viscosidad sin que pierda su eficacia. “Actualmente, 0W-8 es la viscosidad definida más baja de la escala SAE y probablemente será suficiente para un futuro cercano”, explica Paul Beasley, técnico experto del centro de investigación de Castrol en Pangbourne.

En este debate, el futuro de los motores de combustión interna (MCI) tiene una importancia esencial. ¿Cuánto tiempo les queda? Todo apunta a que el mercado de los MCI seguirá en expansión. El parque automovilístico mundial prácticamente se duplicará en los próximos 20 años. Una parte significativa de este crecimiento corresponderá a vehículos con algún tipo de motor eléctrico, pero todos, excepto los vehículos alimentados exclusivamente por baterías, seguirán requiriendo lubricante de motor.

“De momento, probablemente basta con el 0W-8”, insiste Beasley. “Quizá bastará incluso durante el resto de vida útil de los motores de combustión interna, pero es algo todavía por determinar. Todos estamos trabajando en lubricantes que están por debajo de dicho nivel de viscosidad. Hemos analizado lubricantes con niveles de viscosidad muy inferiores a los contemplados por los fabricantes de vehículos porque tenemos que saber qué posibilidades existen, de modo que, cuando alguno de dichos fabricantes nos pida una viscosidad más reducida, podamos responder con confianza y demostrar lo que hemos aprendido”.

Beasley está seguro de que el futuro pertenece a la baja viscosidad. “El lubricante es cada vez menos viscoso, pero debe mantenerse resistente, debe lubricar todo lo que solía lubricar, pero en condiciones más difíciles y manteniendo su baja viscosidad”, explica.