Prueba: Audi SQ5 V6 3.0 TDI

7 enero, 2014
MARIO CHAVALERA

El SUV más deportivo

Elevada potencia y bajo consumo, junto a la máxima deportividad en configuración para uso cotidiano, utiliza uno de los motores más fascinantes del mercado, el 3.0 V6 TDI biturbo de 313 CV que por derecho propio es ya una mecánica de culto, unida aquí al cambio Tiptronic de 8 velocidades, siendo el primer Audi “S” con motor diesel.
Hoy por hoy los grandes turbodiesel (como este 3.0 V6) son la única mecánica sensata para las grandes berlinas y SUV, si atendemos a su consumo y emisiones, toda vez que su mayor emisión de partículas ya está neutralizada por los nuevos filtros de partículas y los cada vez más sofisticados catalizadores de oxidación (por no hablar de los SCR, como les exige la normativa Euro 6).

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El SQ5 es un todo camino que se caracteriza por su carrocería más bien deportiva con su línea de techo plana que incorpora barras longitudinales de aluminio. Delante tenemos la inevitable parrilla “singleframe” en gris platino con barras horizontales dobles de aluminio, así como los nuevos faros xenón Plus con luz de cruce diurna por diodos. El capó es también de aluminio para aligerar peso, con un paragolpes deportivo “S” y los enormes pasos de ruedas para albergar (como en nuestro caso) llantas de aleación de 21” de diámetro con neumáticos 255/40 R21.
Detrás encontramos el típico portón envolvente de los Audi “Q” (también en aluminio), con los grupos ópticos de diodos y asomando por debajo del paragolpes sus 4 tubos de escape elípticos. La rigidez de la carrocería es clave en la ausencia de ruidos a bordo, así como de su confort de marcha y maniobrabilidad, sin olvidar que las mejoras aerodinámicas adoptadas en bajos y capó permiten una notable reducción de ruido incluso a alta velocidad.
Habitabilidad conocida.– Su interior resulta deportivo y elegante, inequívocamente “S”. Los envolventes asientos delanteros con reglaje eléctrico ofrecen buena sujeción y apoyo, y las plazas posteriores disponen de mucho espacio, tanto en altura como espacio para piernas, con inclinación de respaldos regulable entre 24º y 30º. Los apoyacabezas no obstaculizan la visión por el retrovisor interior, y opcionalmente puede montar la banqueta “Plus”, desplazable longitudinalmente 10 cm. El cuadro de instrumentación muestra su escala en gris con las agujas blancas.
Al volante, la posición de pedales y las levas del cambio al volante están bien situadas, mientras que en medio del salpicadero encontramos la pantalla MMI de 7”, y en la base de la consola central el mando MMI Navegación Plus (opcional), ahora con sólo 4 teclas fijas para navegación, teléfono, radio y multimedia (y una sola tecla para el sistema de conducción dinámica Audi Drive Select) y el maletero, con 560 litros ampliables a 1.560 mediante las dos manillas colocadas en los laterales para abatir los respaldos de los asientos traseros, resulta más que suficiente para un coche de 4,65 m de largo, con una longitud de carga de 1,70 metros de fondo.
Su equipamiento de serie es completo en lo indispensable, como se corresponde a sus más de 68.000 euros de precio: 6 airbags (los laterales traseros son opcionales), faros bi-xenon iluminación diurna por diodos, climatizador bizona, sensores de luz y lluvia, volante multifunción, retrovisores exteriores calefactables y abatibles, regulación eléctrica altura de faros, desconexión de bomba de gas-oil en caso de accidente, freno de mano eléctrico, control automático de velocidad, etc… Y ya en opción, asistente de mantenimiento y cambio de carril, control de crucero inteligente, portón de apertura eléctrica, sensores delanteros y traseros de aparcamiento, cámara de visión trasera, techo panorámico de vidrio, llantas de aleación de 21”, MMI Navigation Plus, etc.

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Motor “cañón”.– El motor del SQ5 ofrece la misma potencia del V10 5.0 TDI biturbo del VW Touareg de hace 10 años, pero siendo mucho más pequeño y ligero, con dos litros menos de cubicaje bajo su arquitectura de 6 cilindros en V a 90º. Un motor “cañón” para tirar de un coche que pesa 680 kg menos (y ojo, que con 1.910 kg no es ningún peso pluma) y con un consumo de gasóleo muy contenido. La inyección directa es ahora “common-rail”, trabajando hasta 2.000 bares de presión y realizando hasta ocho preinyecciones por ciclo, sobrealimentado por dos turbocompresores de distinto tamaño refrigerados por agua y conectados en cascada mediante una válvula accionada por depresión. A bajo régimen la válvula se mantiene cerrada, y es el turbo pequeño, de geometría variable, el encargado de la sobrealimentación. A partir de las 2.500 rpm la válvula se va abriendo progresivamente, y el turbocompresor pequeño va dejando paso al turbo fijo de mayor tamaño, que pasa a soplar de forma individual hasta las 4.000 rpm.
Nunca antes un diesel había ofrecido tal rendimiento, con un tacto al volante y un sonido tan parecido al de un motor de gasolina como el de este V6 3.0 TDI, que con sus 313 CV y 66,3 mkg de par máximo entre 1.450 y 2.800 rpm se convierte en la nueva referencia en prestaciones y consumo. Su empuje es impresionante y también su elasticidad, pletórico desde el mismo inicio de marcha prácticamente desde el ralentí y con una entrega sin tregua hasta las 5.000 rpm, sin que su empuje desfallezca. Se puede viajar a ritmos legales a poco más de 1.500 rpm.
El cambio automático Tiptronic, suave y rápido, transmite su par motriz a la tracción integral quattro con diferencial central autoblocante., que en condiciones normales lo distribuye un 40% al eje delantero y un 60% al trasero, aunque en condiciones extremas puede desviar un 70% delante y hasta un 85% detrás. La gestión individual por rueda es el complemento ideal de la tracción quattro, un “software” inteligente que detecta si una de las ruedas está a punto de perder agarre, frenándola antes de que suceda de modo casi imperceptible para el conductor… Con su tren de rodaje “S”, el SQ5 TDI es el SUV más deportivo de su segmento, con 3 cm menos de altura sobre el resto de la gama, para reducir masas no suspendidas y bajar el centro de gravedad, junto a los componentes de la suspensión delantera en aluminio y su nueva servodirección electromecánica.

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Comportamiento nada SUV.– Rodando sobre asfalto, el Audi SQ5 tiene un aplomo envidiable para ser un SUV de casi 2 toneladas de peso, filtrando aceptablemente bien los baches del firme pese a unas llantas opcionales de 21” (¡y las de serie son de 20”!) con neumáticos de perfil 40, absolutamente impropias de un todo camino. Con ellas mantiene un ritmo elevado de crucero en vías rápidas y no se asusta en zona de curvas, aunque en ciudad, por su amplio radio de giro es más torpe a la hora de maniobrar. La estabilidad es impecable pese su peso y envergadura, afrontando las curvas con gran precisión (el tren delantero inscribe al vehículo dentro de la curva) y casi sin balanceo gracias a la tracción quattro, a las ayudas electrónicas ya mencionadas y a sus enormes ruedas.
La nueva dirección de asistencia eléctrica, pese a ser más sensible, ofrece un excelente tacto endurecido para un mejor control y los enormes discos de freno ventilados (356 mm de diámetro los delanteros y 330 los traseros) proporcionan una frenada muy eficaz. El sistema Audi Drive Select, permite al conductor influir en la resistencia del pedal del acelerador, en los puntos del cambio de marchas automático y en la asistencia gradual de la servodirección, bien a favor de una conducción más relajada con menor consumo o bien más dinámica, según se prefiera. La insonorización está muy bien resuelta, sin ruidos en el habitáculo, ¡ni siquiera de rodadura! (sobresalientes los Dunlop SP incluso en agua) y el sistema “stop & start” funciona impecablemente, junto a su recuperador de energía.
Por todo ello, las prestaciones del Audi SQ5 son más propias de un deportivo de alto nivel que de un SUV, con su velocidad máxima autolimitada por seguridad a 250 km/h. Aceleraciones recuperaciones son de infarto consumo irrisorio para este nivel de prestaciones y su elevado peso.

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