Adiós a Jack Brabham

20 mayo, 2014
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El pasado lunes 19 de mayo, de madrugada, falleció en su residencia australiana de Gold Coast a los 88 años de edad John Arthur Brabham, más conocido como Jack Brabham el “australiano volante”, tres veces campeón del mundo en Fórmula 1 y constructor de sus propios coches además de creador de su propia escudería. Brabham ganó los campeonatos de F1 de 1959, 1960 y 1966. Nacido en 1926 en Hurstville, un suburbio de Sydney, Brabham era hijo de un comerciante local, al que disgustó al negarse a seguir el negocio familiar dejando los estudios a los 15 años para dedicarse a su gran pasión, los coches, trabajando de aprendiz en un taller.

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Apasionado de la mecánica, en 1946 montó su propio taller de reparación y comenzó a correr en las carreras de “Midgets”, preparando sus propios motores. Fue campeón en Nueva Gales del Sur y poco después fundó junto con Ron Tauranac la asociación deportiva que llevaría su nombre. En 1954 se asocia con John Cooper y construye su monoplaza Cooper-Bristol, con el participa sin éxito en la Fórmula 1. En 1956 mejora su suerte y se clasifica, corriendo también en Fórmula 2 con otro monoplaza propio y de Cooper, con el que llega a ganar 13 carreras entre 1957 y 1960. En 1957 corre con Maserati en F1, y un año después disputó su primera temporada completa, logrando un cuarto puesto en el GP de Mónaco, y en ese mismo circuito obtendría su primera victoria en 1959 con el Cooper Coventry Climax de 2,5 litros, logrando ganar en esa misma temporada el GP británico, lo que le sirvió para conseguir su primer campeonato mundial de Fórmula 1.
Al año siguiente, volvería a proclamarse campeón tras ganar cinco de las diez carreras disputadas a los mandos del mismo Cooper Climax, cuyo desarrollo le llevó a la creación de la escudería que llevaría su nombre. La asociación con Cooper se acaba cuando Brabham, junto con Tauranac, decide crear sus propios motores además de los coches. En 1962 nace el primer Brabham con motor BT, el BT-3 con el que debuta en mitad de temporada en Alemania, y se convierte en el primer piloto que logra puntuar en un campeonato de Fórmula 1 con un coche fabricado por él mismo, para escarnio de los Ferrari, Maserati, BRM, etc.

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En 1964 contrata al norteamericano Dan Gurney de segundo piloto, quien ganará los GP de Francia y Méjico, mientras que el propio Brabham será dos veces tercero. En 1965 pierde el campeonato ante Jim Clark, pero se sube de nuevo al podio en el GP de los EE.UU, y de nuevo logra ganar el campeonato de F1 al año siguiente (1966) al volante del BT-20, logrando su tercera corona mundial, mientras que en 1967 será su compatriota Dennis Hulme quien logrará la victoria en el campeonato del mundo de F1 al volante del Brabham BT-24. 1966 marcó el cenit de su gloria, siendo hasta la fecha el primero y único piloto que ha ganado un Campeonato de Fórmula 1 con un coche de su fabricación. Jack Brabham siguió corriendo hasta los 44 años, convertido en el “veterano” del circo de la F1, y logrando victorias como el GP de Sudáfrica de 1970, su última victoria tras la que anunció su retirada, tras 123 carreras.

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Tras su abandono de las carreras, Jack Brabham vendió su escudería y talleres a Ron Tauranac, quien la mantuvo en activo hasta que se la vendió en 1972 a Bernie Ecclestone (el actual “padrino” de la F1), con quien todavía llegó a conocer días de gloria (con ella Nelson Piquet fue dos veces campeón del mundo, en 1981 y 1983), hasta su desaparición definitiva en 1992. Hombre discreto y afable, Brabham vivió sus últimos años retirado del mundanal ruido, no sin haber visto reconocidos sus méritos tanto en Australia como en Gran Bretaña (la reina Isabel II le nombró “Sir” y Caballero del Imperio Británico en 1979 y el gobierno australiano figura del Tesoro Nacional en 2012). Su último acto público tuvo lugar la semana anterior, al asistir a una exposición conmemorativa del BT-23 en un aeropuerto australiano. Descanse en paz, Sir Jack Brabham.