La patronal europea de constructores de vehículos, ACEA, ha protestado por la discriminación que supone excluir de la categoría 1 (de las 7 establecidas por el gobierno francés para clasificar mediante colores el nivel de polución de los vehículos) de los coches diesel con motores Euro 6.
Esta escala (con el 1 reservado a vehículos sólo eléctricos y los otros 6 a los térmicos e híbridos) será obligatoria en todos los municipios franceses que establezcan restricciones de tráfico por contaminación. ACEA denuncia que en el nivel 1, primero por debajo del eléctrico (que es el 0) sólo se incluyen coches de gasolina matriculados a partir de 2011 bajo normativa Euro 5 y Euro 6, cuando los diesel Euro 6 son tan limpios o más que éstos. También se denuncia que el nuevo sistema de medición de emisiones que se quiere introducir a partir del otoño de 2017 ha sido pensado claramente para favorecer a los motores de gasolina en perjuicio de los diesel.
ACEA insiste en que estas medidas son absurdas y obedecen a una estrategia anti-diesel favorecida por las petroleras (en la capacidad de refino hay exceso de gasolina y escasez de gasóleo). Carlos Ghosn, presidente de Renault/Nissan y ahora también de ACEA, ha reclamado una flexibilización de las actuales políticas de restricción de emisiones en el sector del automóvil. Ghosn evalúa en 500 euros más lo que cuesta fabricar un coche Euro 6 frente a uno Euro 5, pero lo grave es que el nivel de la futura Euro 7 (95 grs/km de CO2 para 2020) puede suponer un incremento medio de precio de 2.000 euros por coche (el presidente del grupo VW, ha afirmado que reducir un gramo de CO2 de media en su gama le cuesta al grupo 100 millones de euros). La realidad es que el automóvil es el sector más sujeto a normativas de restricción de emisiones de todos los industriales en todo el mundo, y que las actuales tecnologías “clean diesel” (como reconoce un informe de Bosch) hacen los motores Euro 6 de gasóleo tan limpios o más que los de gasolina (y desde luego más que un gasolina Euro 5), lo que revela el absurdo de la discriminación francesa.