¿Un Touareg más grande?
Desarrollado específicamente para el mercado americano para 2016, (como SUV de tipo medio allí, pese a sus 5 metros de longitud), Volkswagen mira con decisión al otro lado del atlántico en su apuesta por el liderazgo mundial, ya convencida del inminente acuerdo comercial Europa-USA que permitiría traer este SUV como sustituto del actual Touareg (4,80 m) o más bien para acompañarle en condiciones ventajosas.
En realidad era ya un secreto a voces, puesto que desde su anticipación como “concept” CrossBlue en el Salón de Detroit de enero de 2013, ya se sabía que este SUV de Volkswagen de 5 m de largo, grande para Europa y medio en USA se fabricaría allí, con el objetivo específico puesto en aquel mercado y el de Canadá. Como también su concepción híbrida inicial, como ejemplo del SUV diesel híbrido enchufable del futuro, desarrollado sobre la nueva plataforma modular transversal del grupo VW (la MQB) y con la supuesta intención de sustituir también al Touareg o bien situarlo probablemente por encima de él.
El “concept” de hace año y medio tenía capacidad para 6 plazas y anunciaba una potencia total conjunta de 305 CV, con un consumo de gasóleo en ciclo combinado de sólo 2,1 lts/100 km. Medía 4,99 m de largo, por 2 de ancho y 1,73 de alto, medidas que no diferirán mucho de las del modelo final de calle. De todos modos no pensar en un motor de gasolina para el mercado americano no deja de ser una temeridad en la que, a buen seguro, no caerán los órganos de gobierno de la casa del “coche del pueblo”.
Con tres filas de asientos y su notable tamaño, lo que permite 6, 7 y probablemente 8 asientos, el VW CrossBlue cuenta con un maletero bastante generoso, con casi 500 litros, ampliable abatiendo los respaldos de los asientos de la tercera y segunda filas (hasta 2,12 m de fondo útil, que llega a los 3 si se pliega el respaldo del asiento del acompañante delantero).
De momento, híbrido diesel.- En conducción normal, el Cross-Blue es un híbrido que procura conectar el motor eléctrico siempre que sea posible. El conductor puede cambiar a los modos “Eco” o “Sport” pulsando un botón situado a la derecha de la palanca de cambio. En modo “Eco” la respuesta del motor y sus accesorios (climatizador, etc) se regula de forma que el gasto eléctrico y de carburante sea mínimo, mientras que en el “Sport” se aprovecha la potencia máxima de todo el sistema.
Además, pueden seleccionarse otros modos de conducción como el “Off-road” (tracción total permanente), el de “recarga” y el “Modo-E” (conducción cero emisiones como vehículo eléctrico, con 24 km de autonomía), donde el turbodiesel se desacopla del tren propulsor y luego se apaga. E incluso en conducción rápida (hasta 120 kmh) se prescinde del motor de combustión siempre y cuando la batería de ion-litio (alojada en el túnel central, con una densidad energética de 9,8 kW/h trabajando a 370 voltios) tenga suficiente carga. Carece así de árbol de transmisión entre ambos ejes, y mantiene un sistema eléctrico convencional a 12 voltios alimentado por un convertidor CC/CC.
La mecánica térmica corre a cargo de un 2.0 TDI de 190 CV que se conecta a dos motores eléctricos, uno delantero de 40 KW (55 CV), y otro trasero de 85 KW (115 CV). Con las pérdidas de conexión y de diferencia de entrega de par, los 360 CV teóricos se quedan en 305 reales, con un par motriz de más de 36 mkg en el 2.0 TDI al que se unen otros 40 mkg procedentes de los motores eléctricos, lo que da más de 66 mkg totales, más que suficiente para lograr una velocidad punta de 204 km/h (120 km/h en modo sólo eléctrico) y acelerar de 0 a 100 km/h en 7 segundos.
El cambio es un DSG automatizado de doble embrague con 6 relaciones, y dado su peso (en torno a las dos toneladas) en modo sólo eléctrico no sólo ve limitada su autonomía a 24 km, sino también su velocidad máxima, (limitada a 120 km/h), mientras que su autonomía total con depósito lleno (70 lts) supera los 1.100 km.
Diseñado en Alemania bajo la dirección de Walter de Silva (jefe de diseño del Grupo VW y Klaus Bischoff, con el mismo cargo pero para la marca VW), este CrossBlue ofrece una imagen de SUV clásico, con grandes ruedas de 21” y algún detalle curioso, como sus tres “tapas de depósito” (una para el de gas-oil en el lado del acompañante , otra para el enchufe de recarga de la batería de ion-litio, y la tercera de conexión de aparatos eléctricos), que ya veremos si se adoptan en el modelo definitivo de calle.
Para su producción americana, Volkswagen ha invertido específicamente 600 millones de dólares (432 millones de euros) del monto total anunciado, todos en la planta de Chattanooga (Tennessee) donde ya se fabrica el Passat y se crearán 2.000 nuevos puestos de trabajo. Con el CrossBlue, VW se dispone a desencadenar una ofensiva comercial en toda regla EE.UU. en el único segmento en el que además de las marcas propias locales, dominan Mercedes y BMW por delante de ella.
En palabras de Martin Winterkorn, presidente del grupo VW, “la marca Volkswagen va a atacar de nuevo en América”. Un desembarco de nada menos que 7.000 millones de dólares (más de 5.000 millones de euros), con el objetivo de colocar una producción anual de 800.000 vehículos en el mercado norteamericano a partir de 2018, en su clara y decidida apuesta por el liderato mundial.