Prueba: Citroën C4 Cactus 1.6 BlueHDI 100 Shine

21 noviembre, 2014
JUAN ROBREDO

Simple, seductor y simpático

Distinto a todos y con un aire SUV reforzado con sus protecciones plásticas laterales, es el coche de moda. Ofrecido bajo un aura de simplicidad extrema y funcionalidad máxima, lo hemos probado con el motor 1.6 de 100 CV de bajas emisiones, y cambio manual de 5 marchas, en el acabado máximo Shine (el más recomendable), a un precio final por encima de los 21.000 euros.

Nacido bajo el concepto de vehículo esencial asociado al ancestral espíritu básico del 2 CV, este C4 Cactus se asemeja más a una evolución de SUV urbano que a otra cosa, en línea con la oferta que encarnan los Renault Captur y Peugeot 2008. Su vocación ecológica se plasma en el abundante empleo de materiales reciclables, lo que se traduce en un peso muy contenido (de 965 a 1.070 kg) para un vehículo de 4,16 m de largo, 1,83 de ancho y 1,48 de alto.

Funcional y protegido.– Fabricado en la planta madrileña de PSA en Villaverde, este Cactus es un ejemplo de racionalización industrial, que ha reducido a la mitad su número total de piezas (unas 200, la mitad que en una berlina de tamaño similar), sin renunciar a su carácter de turismo polivalente de 5 plazas y 5 puertas, con un maletero a su nivel (358 litros con rueda de repuesto, 405 sin ella).

Está realizado a partir de la plataforma del C3 (2,60 m de batalla), la sencillez de piezas y remates se une al empleo de materiales específicos para aligerar el coche (acero de alto nivel de rigidez en el habitáculo, aluminio en el capó y travesaños, cristales traseros batientes ( 11 kg) y la banqueta trasera abatible monobloque ( 6 kg). En total, 200 kg menos respecto al peso que tendría normal, y desde luego se nota al conducirlo.

Claro que en contrapartida tenemos que aceptar un aspecto espartano y algunas funcionalidades menores en el uso: la banqueta trasera es fija (sólo se abate el respaldo, y de una pieza), la insonorización deja un poco que desear, el techo acristalado (opcional) no lleva cortina parasol (eso sí, va muy ahumado para que el sol apenas moleste con filtro solar para impedir la excesiva radiación térmica y de rayos UVA equivalente a unas gafas de sol de protección 4), los cristales de las puertas traseras sólo se abren a compás (y poco), etc. Pero ese es el espíritu de la 2CV del siglo XXI…

En todo caso, su sencillez conceptual no está reñida con el refinamiento de muchas de sus opciones, desde el techo acristalado panorámico (opcional desde el nivel Feel) al lavado “Smart Wash” del parabrisas, con los difusores lavacristales integrados en el extremo de las raquetas, manteniendo la visibilidad durante todo el barrido y empleando la mitad de agua sobre un lavaparabrisas tradicional. También se ha procurado la máxima comodidad interior, con unos asientos delanteros que parecen sofás, sin olvidar innovaciones tales como el airbag de acompañante delantero en el techo (“airbag in roof”), cuya ubicación libera espacio en el salpicadero, proporcionando más espacio al pasajero delantero.

Pero la gran novedad de este C4 Cactus son sus “parches” laterales protectores de la carrocería, los“Airbump”. Integrados en los flancos y paragolpes, estos “airbump” dan un toque estético original con su almohadillado visto a modo de viñetas, a elegir entre cuatro colores (negro, gris, arena y chocolate) para multiplicar las combinaciones posibles con los 10 colores de carrocería disponibles y los 3 tapizados interiores (gris, marrón y púrpura). Aunque de serie vienen sólo en negro, y si los queremos en gris, marrón o beige tendremos que pagar 100 euros más.

Habitabilidad austera.– En el interior, siguiendo la moda se han suprimido mandos y botones a favor de una pantalla táctil de 7” (como la del Peugeot 208) que agrupa todas las funciones (radio, climatización, sonido, navegación, ordenador de a bordo, teléfono, ayudas a la conducción, etc) adoptando un “interfaz” 100% digital, de modo que el cuadro de instrumentos tradicional ha sido sustituido por otro también digital, sin cuentavueltas ni termómetro de temperatura del motor.

Desde la pantalla de 7” se controlan además otras ayudas, como la cámara de marcha atrás, el Park Assist o el limitador-regulador de velocidad, así como el teléfono y su agenda (por el manos libres Bluetooth, con vista de las fotos del perfil y gestión de la llamada doble, etc). Además, esta pantalla táctil da entrada a los servicios Citroën Multicity Connect y sirve de medio de ajuste de los parámetros del coche (incluido un manual interactivo de instrucciones).

Al volante, sorprende que sólo se ajuste en altura (no en profundidad), y que no haya ajuste de altura en el asiento del acompañante (el del conductor sí). El parabrisas va muy tendido, pero la visibilidad delantera es bastante buena (no así la posterior y ¾ por culpa de los montantes C y la exagerada zona opaca de ventanas y luneta, además de por un supertintado algo exagerado. El salpicadero bajo y de líneas horizontales permite ofrecer más espacio para el acompañante delantero, aunque la gran guantera (que ya no se ve estorbada por el airbag, colocado ahora en el techo) sólo se abra por arriba, dificultando ver lo que hay dentro. Los plásticos son de tacto duro y los aireadores centrales van en la parte baja de la consola central colgada (más bien, semiconsola).

Los asientos delanteros cuentan con dos amplias butacas (tipo sofá las llama la marca), pero aunque den la impresión de una falsa banqueta corrida (el apoyacodos plegado hacia delante) son para dos plazas (dos cinturones nada más). Detrás se disfruta de un espacio para las rodillas muy correcto similar al del C4. Por lo demás, el interior bitono (“armonía Habana”) en negro y beige y los guiños a la marroquinería clásica presentes en remates como los de las manillas de puerta o los cierres y herrajes de la guantera superior, aportan un toque simpático y elegante a la vez.

El maletero con casi 400 litros reales (unos 380) tiene un plano de carga un poco alto, pero bajo su plano se aloja una rueda de repuesto de emergencia (y puede ser hasta normal) completada con una placa de poliexpan. Estas ruedas son opcionales, ya que de serie sólo trae kit antipinchazo, aunque en algunos países y acabados sí es de serie (por ejemplo en el Feel Fine).

Mecánica lograda.– La mecánica elegida (BlueHDI 100) se corresponde con el 1.6 turbodiesel ya conocido, el 4 cilindros de 1.560 cc sometido aquí a una nueva evolución como BlueHDI, en la que da 100 CV a 3.750 rpm y 25,9 mkg de par a 1.750 rpm. Esta variante (DV6 FD) del clásico 1.6 HDI de PSA (que dispone de otra bastante superflua como “82 grs/km de CO2, cuando este BlueHDI 100 normal emite ya sólo 87 grs/km con llanta 16” y 89 con llantas de 17”) obedece a las nuevas especificaciones de baja emisión de NOx, cumpliendo la Euro 6 con un catalizador especial para los mismos.

Es una mecánica bastante silenciosa, lo que no quita que se deje oír por encima de 2.500 rpm más por la ausencia de aislantes que por otra cosa. Con inyección “common rail” a 1.600 bares, turbo variable y filtro de partículas (con reemplazo cada 180.000 km), este C4 Cactus diesel se muestra mucho más dinámico de lo que podría parecer con 100 CV, gracias sobre todo a esa cura de adelgazamiento, un tanto neutralizada por unos desarrollos demasiado largos para un cambio de sólo 5 marchas (nada menos que 58,6 km/h por 1.000 rpm en 5ª con las ruedas de 17” -205/50 R17- opcionales de la unidad probada) lo que obliga a saltos de marcha muy grandes en las tres superiores (del orden de 14 km/h x 1.000 rpm entre 3ª, 4ª y 5ª).

Pero este escalonamiento tan abierto sólo se nota en las recuperaciones, donde a poco cargados que vayamos deberemos bajar por lo menos a 4ª si queremos un poco de brío. Citroën anuncia una velocidad punta de 184 km/h y 10,7 segundos en el 0-100 km/h, cubriendo el km desde parado en 32,4 segundos, y la verdad es que nuestra unidad de prueba superó los 180 km/h (tras bastante lanzamiento, eso sí) en 5ª a poco más de 3.000 rpm y los rozó en 4ª a 4.000, señal de que el motor empuja en serio y de que su peso está de verdad sobre los 1.070 kg que anuncia en vacío.

Es un motor que no invita a superar las 3.500 rpm, ya que da lo mejor de sí entre 2.000 y la anterior cifra citada, aunque se le puede llevar por encima de las 4.000 rpm, pero ya sin ganancia de empuje apreciable. Por debajo de 1.500 rpm también pierde bastante, por lo que su régimen ideal se sitúa entre 1.500 y 3.000 rpm, margen algo estrecho para una caja de sólo 5 marchas (aquí 6 le habrían venido que ni pintadas). Otro comentario respecto al cambio es su tacto, con recorridos largos y una extraña proximidad entre 1ª y 3ª, muy juntas y con la sensación a veces al meter la 3ª de que no acaba de entrar del todo (requiere acostumbarse).

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Pero que tiene fuerza gastando poquísimo es algo que no se cuestiona; mantiene cruceros de 120/130 km/h a punta de gas en autovía gastando menos de 5,5 lts/100 km (en vacío, claro) con el motor girando a 2.200 rpm, un valor excelente para un coche de su altura y superficie frontal, y si forzamos un poco más (hasta los 140/150 km/h) apenas si llega a 6,5, algo realmente digno de elogio (no olvidemos que lleva neumáticos de 205 mm de ancho). El 0-100 km lo ha cubierto en menos de 11 segundos (con un sólo cambio, los 100 km/h los coge ya en 2ª) y el km desde parado en 32,7, cronos muy buenos para un coche sin vocación deportiva y con un cambio tan abierto. Y en conducción tranquila, nos ha gastado menos de 5 lts/100 km a 110/120 km/h en autovía con un mínimo de 4,2 a 90/100 km/h en carretera normal (y en ciudad ni siquiera ha llegado a los 5). Desde luego son consumos excelentes.

Comportamiento: sano y predecible.– Con unas suspensiones de lo más normal (eje delantero MacPherson y trasero semitorsional), un bastidor de 2,6 m de batalla y un peso total muy contenido, este C4 Cactus se muestra de lo más manejable, pese a una altura al suelo algo mayor de lo corriente, pero no tanto como en un SUV. Va bien amortiguado sin ir duro, y balancea poco en los apoyos extremos en curva. El tren rodante empleado, excesivo para su peso, hace que el agarre en seco se traduzca en una mayor inclinación, incluso con flexión de la carrocería sobre su suspensión, pero en general mantiene siempre la trazada, con un leve subviraje que al límite llega a hacerse neutral. El ruido de rodaje es un poco alto, pero el aplomo general de trayectoria convence, incluso en conducción deportiva, para la que en principio no está pensado este coche.

En mojado, las cubiertas Goodyear Efficientgrip (primera vez que probamos un Citroën que no monta Michelin) se muestran progresivas, aunque si a la lluvia se une el mal piso, los rebotes nos pueden hacer perder algo de tracción y trayectoria. Es entonces cuando entra en escena el ESP, que actúa cuando debe, aunque dado su ligero peso, hay que tener cuidado con el AFU (la frenada de emergencia) porque a veces ésta sí que entra cuando uno no quiere. Ciertamente, con neumáticos de 195/65 en llanta 15” este Cactus va más que sobrado, o como mucho, los de 205/55 en llanta 16”, ya que con un poco más de perfil tenemos menos rebotes y más confort (los 205/50 R17 son excesivos, acusan más los baches y reducen el diámetro de giro, 11,2 m frente a 10,9 con llanta 16”).

De todos modos, en conjunto se muestra muy progresivo de reacciones, noble y fácil de conducir, sin exigir a buen ritmo más de lo que exigiría cualquier compacto de su talla. Un comportamiento sano y predecible, ágil en ciudad y seguro en carretera, que no presenta dificultades a la hora de ser conducido. Eso sí, pese a su aspecto de SUV urbanita, este es un coche de asfalto, que aunque pueda rodar sobre pistas de tierra, no se lleva bien con suelos de gravilla o arena, sobre los que pierde fácilmente el agarre.

Precio/equipamiento: un nivel nada básico.– En cuanto a niveles de acabado, el C4 Cactus ofrece cuatro: Live, Feel, Shine y Business, más las dos series especiales de lanzamiento, Feel Cool y Feel Fine, junto otras cuatro con paquetes especiales (Feel Edition Silver, Feel Edition Hello, Shine Edition Moonlight y Shine Edition Urban). Con el motor BlueHDI 100 CV tenemos un precio básico de 17.950 euros (Live), que pasa a 19.300 en el Feel (un poquito menos, 19.530 en el Feel Fine y un poquito más, 20.380, en el Feel Cool) y hasta 21.200 en el más recomendable Shine (21.900 con pack Urban Edition).

Pero es que ya desde el Live tenemos en este Cactus BlueHDI 100 un nivel más que digno para una versión de acceso (ABS+AFU+REF -frenada de emergencia y su aviso-, ESP + ASR, sujeción de arranque en cuesta, 6 airbags + testigos de cinturón desabrochado en asientos delanteros, dos fijaciones traseras Isofix, luz diurna por diodos, pantalla táctil de 7”, regulador/limitador de crucero, limpiaparabrisas “Magic Wash”, manillas de puertas y carcasas de retrovisores en negro, lo mismo que los “Air Bump”, radio CD MP3 + tomas USB y audio, toma de corriente a 12V, guantera “top box”, elevalunas delanteros y retrovisores exteriores de ajuste eléctrico, tapicería textil gris, sensor de presión insuficiente de neumáticos y “kit” antipinchazo).

Las variantes Feel y Feel Fine añaden al nivel Live volante de piel bitono, barras de techo, manillas de puerta en color carrocería, aire acondicionado manual, “connecting box” (Bluetooth + Kit Manos Libres, y botón de emergencia Citroën e-Touch), y en el caso del Feel Fine, faros antiniebla con función direccional, llantas de aleación de 16” (205/55 R16) y rueda de repuesto de emergencia. Y por 850 euros más el Feel Cool nos cambia el aire acondicionado manual por un climatizador automático y las llantas de aleación de 16” por otras de 17” (205/50 R17), nos pone otra toma USB más los sensores de lluvia y luz para el activado automático de faros y limpiaparabrisas y de remate, trae la tapicería bajo la “armonía interior Habana” (o en rojo púrpura) , con apoyacodos central delantero y lunas supertintadas. En realidad es el mismo equipamiento del nivel Shine, que lleva llantas de 16” y no de 17”, pero trae de serie el navegador GPS más la función Jukebox 8 Gb, con un equipo de audio especial, cámara de visión trasera y sensores traseros de aparcamiento, y todo por apenas 500 euros más.

Son precios muy comedidos, a los que se añaden las opciones como el Park Assist, que ayuda en la búsqueda de plaza de aparcamiento y aparca automáticamente una vez que la encuentra, todo un lujo en un vehículo básico como éste (el conductor sólo debe acelerar y frenar, mientras vigila la maniobra por la cámara de marcha atrás, cuya imagen aparece en la pantalla táctil).
Y con las ayudas y promociones de la red, lo cierto es que podemos conseguir un C4 Cactus BlueHDI 100 por poco más de 17.000 euros en el nivel Feel Fine, unos 18.000 en el Feel Cool, y unos 19.000 en el Shine, precios muy atractivos para este Cactus que lejos de tener púas va por el contrario acolchado, y que sólo merece el nombre por lo poco que “bebe”.

Versiones del modelo: 'C4 Cactus'

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