Tras haber recibido el “placet” de las autoridades chinas, ha quedado constituida desde el pasado diciembre la Dongfeng Renault Automotive Company (DRAC), una “joint venture” al 50/50 entre la china Donfeng Motors y la marca del rombo que nace tras una inversión de 870 millones de euros para construir la futura planta conjunta de Wuhan (en la provincia de Hubei) de la que saldrán 150.000 vehículos al año en su primera fase, a partir de 2016, con capacidad para duplicarla en los años siguientes. Dongfeng Renault creará dos mil puestos de trabajo directos y más del doble indirectos, suponiendo el desembarco industrial chino de Renault, que en 2013 ha vendido 30.000 vehículos importados en China (la mayoría del Koleos). No deja de ser paradójico que esta alianza surja cuando el grupo galo ha visto como su segundo hombre fuerte, el lusobrasileño Carlos Tavares, ha pasado a integrarse en PSA como el futuro sucesor de Philippe Varin, cuando PSA está ya presente en China desde hace dos década aliada con… Dongfeng. Si la política hace extraños compañeros de cama, el mundo de la empresa no lo hace menos… y si no que se lo pregunten a Carlos Ghosn, responsable de la defenestración de Tavares de Renault hace menos de seis meses.
