El sucesor del Gallardo
Al final el nombre del nuevo “Lambo” nacido para suceder al Gallardo no será el previamente filtrado a los medios de “Cabrera”, sino el definitivo de “Huracán”, con el que coronará su denominación oficial de Lamborghini LP 610-4 tras su presentación oficial en marzo en el próximo salón de Ginebra.
Con un nombre igualmente taurino, dentro de la tradición de la marca (“Huracán” fue un famoso astado de la ganadería del Conde de la Patilla, que en 1879 hizo honor a su bravura tras una memorable faena en la plaza de toros de Alicante), este “Huracán” tiene la ventaja de coincidir también con el del meteoro, siendo especialmente propio para un coche deportivo de su clase. De momento debe hacer frente al récord de ventas de su predecesor el Gallardo (14.022 unidades en una década, el Lamborghini más vendido de la historia), para lo que cuenta con sus mismas armas, empezando por el poderoso V10 5.2 atmosférico montado en posición central, que esta vez sube de 570 a 610 CV, y la tracción total a las 4 ruedas (de ahí lo de 610-4).
Estilísticamente sigue el diseño anguloso tan unido a la marca de Sant’Agata Bolognese, partiendo de cero, y conformando una única línea que parte de la punta frontal del coche hasta su zaga, fundiéndolas con el habitáculo y el techo. Las ventanas laterales refuerzan este diseño, formando un hexágono apaisado incrustado como una joya en el perfil del coche. Los faros son igualmente específicos en este Huracán, de forma que de noche sea reconocido inconfundiblemente como un Lamborghini, con sus lámparas de diodos no sólo para las funciones accesorias sino para todas las principales, hasta conseguir una iluminación al nivel de una obra maestra del automovilismo.
Por dentro, el puesto de conducción rompe con los cánones establecidos, con su gran pantalla TFT de 12,3” como cuadro general de instrumentación, incluyendo desde el cuentavueltas a los mapas del navegador y las funciones de comunicación y “infoentretenimiento” (infotainment), pudiendo configurarse en varios niveles a gusto del conductor. La tapicería mixta en piel napa y Alcántara se ofrece en varias combinaciones bitono y de colores sencillos, con una mayor ligereza general del diseño interior tanto en el salpicadero como en el túnel central de la transmisión.
Y ya que hablamos de ligereza, hay que decir que este Huracán es especialmente ligero, casi tanto como el aire para honrar su nombre, de forma que la combinación de los 610 CV de su motor (a 8.250 rpm, junto con un par máximo de 57,1 mkg a 6.500 rpm) junto con los 1.422 kg totales de su peso final en vacío, le aseguran una relación peso potencia de 2,33 kg/CV suficientes para permitirle unas prestaciones de superdeportivo sin concesiones (325 km/h de velocidad punta y 3,2 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado).
Su chasis es mixto, realizado en aluminio y fibra de carbono, con el V10 anclado en posición central-trasera para lograr el mejor reparto de pesos entre ejes, yendo alimentado por la nueva inyección IDS (Iniezione Diretta Stratificata) que combina la inyección directa y la indirecta en modo estratificado. Así logra extraer 50 CV más a los 5.204 cc que suman sus 10 cilindros (poco más de medio litro por pistón) sin que su consumo (también gracias a sistemas como el “Stop & Start”, de serie en este Huracán) se dispare demasiado (su promedio combinado UE es de 12,5 lts/100 km, con una emisión media de 290 grs/km de CO2, cumpliendo ya la normativa Euro 6).
A la brillantez de sus prestaciones (recordemos que supera ampliamente los 300 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en poco más de tres segundos, alcanzado además los 200 km/h en menos de diez -9,9-) también contribuye su nuevo cambio robotizado LDF de siete marchas, electrónicamente automatizado y con dos embragues (bajo el clásico esquema de estos cambios, con un embrague para meter la marcha entrante y otro para desembragar la saliente), unido a la tracción total por reparto automático, primando el eje posterior (40/60). Este cambio LDF (siglas de Lamborghini Doppia Frizione) además de levas al volante, cuenta también en el mismo con el selector de sus tres modos de conducción, Strada, Sport y Corsa, que escalonan sus posibilidades desde la conducción en carretera a la de circuito, modificando los topes de vueltas en cada relación, el “software” de inyección, el reparto de la tracción total, la entrada en acción del ESP, y hasta el ruido del motor…
Los frenos cuentan con discos carbocerámicos de serie, y la dirección de desmultiplicación variable LDS (Lamborghini Dynamic Steering) complementa la amortiguación adaptativa inteligente (por control magnetoreológico, también con tres niveles de grado de actuación), siempre con el objetivo de lograr las máximas prestaciones con la máxima seguridad. Claro que tanto la dirección LSD como la suspensión inteligente (“damper control”) son opcionales…
De todos modos, el nuevo Huracán resultará lo bastante competitivo como para hacer olvidar la buena imagen que ha dejado el Gallardo, aunque superar su récord de producción ya no le será tan fácil, a menos que le consientan como a él una década de vida. Una vida comercial que empezará en la primavera de este año, cuando llegará a la selecta red de concesionarios del toro bravo a un precio estimado en torno al cuarto de millón de euros.