Bosch, el grupo germano líder de componentes de automoción anuncia la puesta a punto de una inyección adicional de agua a la mezcla de comburente (el oxigeno material que permite que el combustible arda) de la cámara de combustión de los motores de gasolina, que puede reducir hasta en un 13% su consumo, además de lograr una potencia puntual extra en los motores turboalimentados.

De momento esta tecnología (ya conocida desde la II Guerra Mundial, donde se utilizó en los aviones de caza Focke Wulf 190), se empleará en el BMW M4 GTS, que anunciará un 4% menos de consumo en sus ciclos de homologación (y hasta un 13% en fuertes aceleraciones o a alta velocidad en autopista). Aprovechando los sistemas de inyección indirecta en el colector de admisión, esta inyección de agua adicional no resulta muy costosa de aplicar, sólo exige un pequeño depósito adicional de agua destilada, a rellenar cada 3.000 km. Esta tecnología sería también de gran utilidad en los pequeños motores de 3 y 4 cilindros, a fin de evitar el sobrecalentamiento que pueden sufrir en esfuerzos puntuales, y que hoy se limita atribuyendo la refrigeración de las cámaras a la propia gasolina a través de su vaporización una vez inyectada.

La inyección de agua permite aumentar los límites de este principio físico, al inyectar antes de que la mezcla se inflame, una fina película de agua en el colector de admisión que se vaporiza dado el alto calor existente en el mismo, refrigerando así las válvulas, cabeza de pistones y algunas partes móviles. El agua destilada (oxígeno e hidrógeno) se quema completamente, sin restos oxidantes de ningún tipo, y según los motores, su consumo sería de 0,1 a 0,3 lts/100 km, lo que supone rellenar un pequeño depósito adicional (de 8 ó 10 litros) cada 3.000 ó 4.000 km.