Fraude en la venta de gasóleo

12 junio, 2014

20 millones de litros de gasóleo “rojo” vendido como “negro”

diesel

La noticia saltó a la cabeza de todos los medios de comunicación hace unos días: la Guardia Civil y la Agencia Tributaria desarticulaban una red de venta de gasóleo adulterado compuesta por empresarios, distribuidores y transportistas, que habrían venido a distribuir en torno a unos 20 millones de litros de gasóleo subvencionado (agrícola o de calefacción, B ó C) como gasóleo de automoción (A), tras tratarlo previamente para eliminar anilinas (el colorante que los distingue) por centrifugado y añadirle keroseno para neutralizar su mayor proporción de parafina.
Sólo en el impuesto de hidrocarburos el fraude público se eleva a 5,5 millones de euros, aunque en el total la cuantía estimada es de 12 millones de euros. Hay 47 estaciones de servicio implicadas, con un total de 9 organizaciones, algunas vinculadas al narcotráfico, que cubrían el “servicio” a las zonas de su control, incluyendo la compra del gasóleo, su manipulación y su distribución.
Aparte de la lógica alarma social creada, ha habido otra más interesada afirmando que este gasóleo “falso” (que de falso no tiene nada, en todo caso falsificado) perjudica seriamente a los motores diesel, y que ha sido detectado por las quejas de los usuarios que declaraban que sus vehículos fallaban y daban tirones. Pues bien, hay que matizar que la red usaba sobre todo gasóleo agrícola (B), de mejor calidad que el de calefacción (C) con el que también se mezclaba, y lo trataban por depuración y centrifugado para eliminar las anilinas y parte de la parafina. El índice de cetanos era el mismo que el del gasóleo A y sólo su contenido en azufre y agua era algo mayor, pero no tanto como para despertar sospechas. Los más de medio millón de usuarios que se calcula lo han usado pueden estar tranquilos, salvo que les haya tocado en (mala) suerte algún distribuidor particularmente desaprensivo que les haya despachado algún resto sin tratar. El mayor peligro está en la aditivación de keroseno, que resta propiedades lubricantes al gasóleo y perjudica a los inyectores, sobre todo en los más modernos motores de inyección directa “common raíl” y bomba/inyector trabajando por encima de los 1.600 bares de presión de inyección.
Pero no nos engañemos, el mayor daño se lo han hecho a las arcas fiscales. Aunque se han dicho muchas exageraciones (y hasta necedades), como que compraban el gasóleo B a dos céntimos el litro (ya me dirán dónde, cuando su precio real final no baja del euro, y como mucho mayoristas y grandes compradores como cooperativas agrícolas y marinas lo pueden sacar por 75 ú 80 céntimos, porque también tiene sus impuestos, aunque menos), la realidad es que el beneficio en el margen era muy suculento: este gasoil básico suele estar en refinería (antes de aditivar y teñir) entre los 42 y los 44 céntimos el litro: gastándose otros 20 cts más por litro en limpiarlo y desteñirlo (y colorearlo como A) el margen de ganancia es del 100% como mínimo. Un margen tan lucrativo que animó a muchos empresarios y distribuidores sin escrúpulos a apuntarse al negocio, hasta formar ese conglomerado de nueve organizaciones y medio centenar de gasolineras trabajando en 24 provincias de once CC.AA. Un negocio que han venido practicando durante al menos cinco años y que a partir de 2011 empezó a investigar la Agencia Tributaria, primero en Castilla-Mancha, y luego en Murcia, Valencia, Madrid… Hasta que a finales de mayo la Guardia Civil inició la “operación Nehar”, practicando un centenar de detenciones en toda España, y otro centenar de registros e inspecciones.
Nos parece correcto que la patronal de estaciones de servicio madrileñas (AEESCAM) demande por competencia desleal a los propietarios de las gasolineras implicadas en un fraude “que desacredita su labor diaria”, pero nos parecería mucho mejor que hiciera pública la lista de estaciones implicadas, con su situación y la identidad de sus propietarios, como están pidiendo la OCU y la CECU, para que los automovilistas afectados puedan reclamar, caso de haber sufrido alguna avería por culpa de este gasóleo adulterado.