El nuevo Fiesta ha nacido con vocación de coche global, primer fruto del nuevo sistema GPDS de Ford (desarrollo global de productos) cuyo objetivo es el diseño de vehículos capaces de cumplir las necesidades de clientes tan distintos como los europeos, los asiáticos, norteamericanos, australianos, sudafricanos, chinos… En España su venta comenzará a finales de este mes.
Este séptimo Fiesta de la saga se mantiene por debajo de los 4 m su formato, al tiempo que reduce su peso en 40 kg de media. Con 3,92 m de largo (el 3p, porque el 5p se queda en 3,9 justo), 1,70 de ancho y 1,48 de alto, sus medidas se mantienen justo en el límite de lo que es un polivalente, por debajo de los Renault Clio (3,99 m), Peugeot 207 (4,03 m), Fiat Grande Punto (4,03 m), etc.
Su diseño ya lo hemos mostrado tanto en 3 como 5 puertas en pasados números de la revista. Y ambos presentan el mismo frontal, de marcada línea en cuña y parrilla muy estrecha, que casi desaparece sustituida por una ranura gruesa presidida en su centro por el óvalo de la marca. Para compensar, la toma inferior del paragolpes crece hacia arriba, formando un gran trapecio aliviado por la posición central de la matrícula, y los faros se estiran exageradamente hasta prolongarse por las aletas y llegar casi a la base del parabrisas. Un diseño que sigue la pauta de los nuevos Focus y Mondeo, pero con una línea de cintura más alta. Los 5 puertas añaden al final una mínima tercera luna lateral de custodia. Atrás, su zaga es similar a la de su primo Mazda 2, con los grupos ópticos altos aunque no del todo verticales, y una luneta bastante inclinada, impuesta por la altura final del portón, y rematada por un deflector de techo que reduce su tamaño.
El lateral recuerda al del Mazda 2 con su misma y acentuada cintura en cuña. Similitudes que nos llevan a recordar que al fin y al cabo los dos coches comparten la misma plataforma de sus anteriores modelos, con las mismas suspensiones (por eje Mac Pherson delantero y semitorsional trasero), y la misma batalla (2,49 m), aunque lógicamente los ajustes hayan cambiado ligeramente.
De entrada, montará los motores 1.2 y 1.4 de 16 válvulas, es decir, los 1.242 y 1.388 cc ya conocidos desde 1993, modificados para dar 60 y 82 CV (el antiguo 1.242 cc daba 75 CV), y 90 el 1.388 cc que daba antes 90 CV y luego bajó a 80. Luego, el 1.6 de 1.596 cc que pasa de 100 CV a 120 gracias a su nueva distribución variable VCT (ya conocida en los Focus 1.6 de igual potencia), y bautizado ahora como 1.6 Duratec Ti-VCT, de momento es el más deportivo, y en su versión Spor t hace 193 km/h de velocidad punta y 9,9 segundos de 0-100 km/h.
En diesel están los ya muy difundidos 1.4 y 1.6 TDCI de origen Ford/PSA, el primero con sus 68 CV y el segundo en su versión de 90 CV con filtro de partículas, ambos por debajo de los 120 gr/km de CO2 (el 1.6 TDCI también estará por debajo de este umbral en su versión ECOnetic, que promete menos de 100 grs/km de CO2).
Pero por ahora los 1.4 y 1.6 TDCI se conforman con 110 gr/km, mientras que el 1.2 gasolina de 60 CV se queda al filo de los 128 gr/km (ya harán algo para rebajar esos 8 gr que implican pagar el primer tramo del impuesto de matriculación). Los otros, con 133 gr/km (1.4 82 CV y 1.6), y el 1.6 CVTI de 120 CV (139 gr) consiguen quedarse en el primer tramo.
Por dentro, el nuevo Fiesta estrena también un interior completamente original, con su peculiar salpicadero en «V» y la consola central diseñada a modo de carátula de teléfono móvil. Aquí rompe por completo con la espartana funcionalidad del Mazda 2, con su acabado bitono (según niveles), fondos aluminizados, mandos de climatización, etc…
Su equipamiento también da un salto hacia delante: no sólo puede ahora disponer de detalles poco corrientes en su categoría, como el acceso sin llave con arranque por botón, conexiones USB y Bluetooth por control de voz, boca del depósito de combustible Easy Fuel (para evitar errores de repostaje y de paso ahorrarse el tapón: por cierto, un sistema que plantea bastantes pegas si se pretende echar combustible mediante embudo… ojo a las emergencias). Siguiendo la moda el nuevo Fiesta lleva también intermitentes en los retrovisores, y hasta dispone de airbag de rodillas para el conductor en algunos niveles de acabado (o en opción). Pero el ESP sigue siendo opcional, y hay una nueva dirección EPAS de asistencia exclusivamente eléctrica, aunque más precisa que las hasta ahora conocidas.
Aunque la habitabilidad no ha mejorado mucho, el espacio para piernas de las plazas delanteras es el mayor de su clase (1,07 m). Detrás se mantiene el ancho útil de 1,30 m y la altura al techo apenas si experimenta variación (entre 93 y 99 cm) aunque ahora el reglaje en altura del asiento del conductor es mayor (5,5 cm). El maletero anuncia un volumen de 295 litros, pero hay truco, ya que depende de si lleva rueda de repuesto normal o el «kit» antipinchazo que trae de serie (en opción y previo pago, se puede tener una rueda de repuesto normal, con la que el volumen del maletero baja a 281 litros).
En niveles de acabado Ambiente, Trend, Ghia, Sport y Titanium, el nuevo Fiesta sale de momento con los 1.2, 1.4 y 1.6 ya citados, más los 1.4 y 1.6 TDCI. Luego vendrá el 1.6 TDCI de 110 CV, también con filtro de partículas disponible en nivel Sport (como 1.6 VCTI), y ya más adelante versiones más potentes en gasolina (quizá un RS 1.6 turbo sobre 200 CV. Pero eso no será antes de 2010). Antes vendrá otro Fiesta deportivo menos radical (un 1.6 ST de unos 150 CV, próximo alto de gama deportivo), y la versión «superverde», el Fiesta ECOnetic (sobre el 1.6 TDCI con filtro de partículas) que emitirá 99 gr/km de CO2, siendo el primer Ford de la historia que baje de los 100 gr/km de CO2.