Cómo afecta el calor a la efectividad de la frenada

22 mayo, 2023
Jorge Fernández

Mantenimiento correcto en prevención de problemas

El sol de verano y el calor correspondiente, sin duda, pasan factura a muchos y variados elementos de los vehículos, destiñendo la pintura, estropeando las lunas, caldeando los elementos de goma y plásticos, afectando a las temperaturas de los motores y creando ciertos inconvenientes en los frenos y en la efectividad de la frenada.

Centraremos el presente artículo es el apartado de los frenos, cuya afectación por el calor es un gran desconocido, aunque afortunadamente los fabricantes llevan ya muchos años perfeccionando las pastillas de freno para que sean capaces de aceptar mayores resistencias al calor provocado la fricción, para conseguir buena eficiencia en las frenadas también en ambientes calurosos. No hay que olvidar que en un vehículo promedio los discos alcanzan hasta 150 º C y hasta 250 º C en los vehículos más pesados.

Los frenos del futuro para coches eléctricos y automatizados

Las temperaturas más elevadas producen mayores desgastes

Tanto las pastillas como el líquido de frenos reducen sus capacidades cuando la temperatura ambiente supera los 30ºC, ya que la evacuación del calor en dicha situación es más difícil, pudiendo deformarse los discos, hervir el líquido de frenos, y en definitiva conseguir que los frenos no funcionen.

El resultado del sobre calentamiento de los frenos por el rozamiento contra el disco, es una frenada e todo caso menos eficaz y consecuentemente reduciendo la seguridad del vehículo, por lo que es de vital importancia mantener el sistema de frenos en buenas condiciones.

Cómo afecta el calor a la efectividad de la frenada

Detonantes de este mal funcionamiento de los frenos por calor son los ruidos o vibraciones al frenar, hundimiento del pedal del freno o mayor dureza de lo habitual, etc, momento en el que es fundamental acudir al taller para evaluar la situación correctamente y evitar que el problema vaya a más, asegurando un correcto funcionamiento sin comprometer la seguridad de los ocupantes del vehículo.

Por supuesto, el problema de mal funcionamiento de los componentes del sistema de frenado se acrecienta si los mismos no son de buena calidad para ser capaces de disipar el calor adecuadamente, por lo que nuestra sugerencia es acudir a fabricantes conocidos que llevan ya muchos años perfeccionando las pastillas de freno, asegurándonos que los materiales utilizados son de la mayor calidad.

Los frenos de los coches que visitan los talleres

Un estudio detallado llevado a cabo por “CETRAA” (Confederación Española de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines), sobre el estado de los vehículos que acuden a los talleres y sus componentes determinantes para el correcto control del vehículo y su seguridad, estudia el denominado triángulo de la seguridad (neumáticos, amortiguadores y frenos).

En lo referido a los frenos, es cierto que los resultados siguientes son muy claros y elocuentes:

  • Vehículos de más de 10 años: Frenos muy desgastados en el 76% de los casos (3 de cada 4).
  • Vehículos entre 6 y 10 años: muy desgastados en 45% de los casos (casi la mitad).
  • Vehículos entre 1 y 5 años: frenos muy desgastados en el 24% de los vehículos (1 de cada 4).

Estos datos nos parecen realmente preocupantes ante la posible incidencia que, situaciones como las descritas, puedan tener en la seguridad propia y de los demás.  

Los frenos de un vehículo son claves, y aunque son elementos que no presentan en general fallos repentinos, si es cierto que progresivamente el propio desgaste puede generar anomalías, por lo que hay que estar atentos a su correcto funcionamiento, especialmente con altas temperaturas, ya que el sistema de frenado es uno de los elementos que más se ve afectado por el calor, especialmente si es continuo.

Nuestra sugerencia es que, antes de que llegue el verano, conviene comprobar si los frenos actúan correctamente y, si es necesario, visitar un taller para afinar el funcionamiento de los mismos.

Por supuesto no existe una cifra exacta de kilómetros para realizar un cambio de las pastillas o de los discos de freno, ya que esto depende del propio vehículo y de la utilización que se realice del mismo (mayores desgastes por aceleraciones y frenadas más bruscas), aunque por experiencia nos parece adecuado realizar este control de desgaste cada 20.000 km, teniendo siempre en cuenta que las pastillas delanteras se desgastan con mayor facilidad que las traseras (el doble más o menos) al desplazar hacia delante el peso con la inercia al frenar.