Bugatti Veyron G.S.V. Legend Edition “Jean Bugatti”

9 octubre, 2013
JUAN ROBREDO

El más rápido
Estamos ante la “segunda leyenda de Bugatti” que se crea en honor del hijo predilecto de Ettore Bugatti (Gianroberto Carlo, más conocido por “Jean”), fallecido en trágico accidente en 1939.
Este espectacular Bugatti es un epígono más del homenaje que la marca italogermanofrancesa hace a los Bugatti de hace tres cuartos de siglo bajo la denominación de “Leyendas de Bugatti” (Bugatti Legends, Légendes de Bugatti). El primero fue el Jean Pierre Wimille (mostrado en el certamen californiano de Pebble Beach), en honor al piloto que ganó dos veces las 24 Horas de Le Mans al volante de un Bugatti, para celebrar el 90º aniversario de tan célebre carrera.

Ahora, el reciente Salón de Fráncfort (o de Frankfurt) ha sido el escenario de la segunda “leyenda de Bugatti”. Se llama Jean Bugatti, en recuerdo al hijo predilecto de Ettore Bugatti (Gianroberto Carlo Rembrandt Ettore Bugatti, más conocido por “Jean”), trágicamente fallecido en accidente en 1939 y padre del diseño del Bugatti Atlantic (Type 57 SC). Variante extrema del Veyron 16.4 Grand Sport Vitesse, esta fiera es aún más exclusiva de lo que lo fue en su día el Atlantic: sólo se construirán tres unidades, al increíble precio de 2,28 millones de euros, impuestos aparte.
Con detalles como los capós firmados con el nombre de Jean Bugatti, este Veyron Légend Jean Bugatti mantiene el bastidor y carrocería de su predecesor, en este caso con su increíble motor de 16 cilindros en W y 8 litros de cubicaje capaz de desarrollar 1.200 CV de potencia y un par máximo de 153 mkg (constante entre 3.000 y 5.000 rpm).

En posesión del récord mundial de velocidad en pista (408,84 km/h logrados en abril de 2013) este Veyron 16.4 Grand Sport Vitesse se presenta como el coche más rápido del mundo (2,6 segundos de 0 a 100 km/h, bajando de 9 en el 0-200 km/h y de 20 en el 0-300 km/h. Pintado en el mismo negro de “la voiture noire” (el 75 SC Atlantic) destaca por el uso de materiales como el platino y la fibra de carbono, con un increíble lujo de detalles internos capaces de hacer palidecer a los felices propietarios de Ferrari, Manborgini, Maserati, Aston Martin, etc… No en vano es diez veces más caro que la mayoría de ellos, con una exclusividad rayana en la insolencia…
Auténticos dioses del asfalto, vacas sagradas de la carretera, con una capacidad de rodaje imposible de desplegar en vías normales, por rápidas que sean, estos coches de leyenda de marcas de leyenda, están destinados a hacernos suspirar, conscientes de que los automovilistas normales nunca llegaremos a saber qué se siente al volante de ellos. Pero simbolizan los iconos de un automovilismo superlativo que quizá está ya llamado a desaparecer bajo la asfixia de los criterios dominantes de lo ecológicamente correcto.

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