Aston Martin DBX

22 noviembre, 2019
J. ROBREDO
El primer SUV en la historia de la marca

El especialista británico en superdeportivos acaba de presentar en el Salón de Los Angeles el Aston Martin DBX, el primer SUV de la marca en sus 106 años de historia, aunque un poco antes lo hizo en Pekín como primicia exclusiva en China. No en vano este modelo tiene en EE.UU. y el país asiático sus principales mercados objetivos, nacido para competir en el muy exclusivo nicho de los SUV de lujo superdeportivos.

Esta primera incursión en el segmento SUV tiene en su punto de mira a los Bentley Bentayga, Rolls Royce Cullinan y Lamborghini Urus, los tres “gallos” de este subsegmento por precio y potencia, aunque en realidad apunta también a otros menos exclusivos, como los Maserati Levante, Audi Q8, Porsche Cayenne o su primo el Mercedes-AMG GLE, todos ellos en el entorno de los 200.000 euros. De momento ya está a la venta desde finales de año, al precio (en Alemania) de 193.500 euros, con las primeras entregas previstas para mediados de 2020. Un precio sensiblemente inferior al cuarto de millón (o más en el caso del Cullinan) que ostentan los Urus y Bentayga.

Este primer SUV de Aston Martin es un coche grande como corresponde a su categoría y segmento: mide 5,04 m de largo por 2,00 de ancho y 1,68 m de alto, sobre una plataforma de más de 3 m de batalla (3,06). Heredero del “concept” eléctrico DBX de 2015, su carrocería está hecha a base de aluminio y materiales compuestos, a fin de intentar contener su peso, que de todos modos llega a los 2.245 kg en vacío,  con un reparto menos neutro de lo esperado, que carga sobre el eje delantero algo más (54%) respecto al trasero (46%).

Aston Martin DBX: diseño dinámico muy «Aston»

Su estampa es ciertamente espectacular, dominada por su frontal donde destacan los faros delanteros y la gran parrilla marca de la casa, con una zaga muy tendida dominada por unos grupos ópticos horizontales unidos por una fina banda de diodos que perfila el borde del alerón posterior central del portón, un tanto respingón y en forma de la llamada “cola de pato” (como la de los Porsche 911 RS clásicos). Su diseño es claramente deportivo, en la mejor tradición de la marca, con puertas sin marcos de ventana, como en los Aston coupés, y una gran habitabilidad interior como corresponde a sus dimensiones (para 5 plazas) con un generoso maletero de 632 litros de capacidad, ampliable hasta casi el triple mediante el plegado de los asientos posteriores (en formato 40/20/40) y con un hueco adicional bajo el piso de 62 litros.

De su conjunto hay que destacar, además de la elegancia del diseño, el tamaño de sus enormes ruedas (de serie con llantas de 22” y calzadas con unos auténticos “rodillos” de distinta medida en cada eje (unos Pirelli P Zero de 285/40 R22 delante y 325/35 R22 detrás), lo que unido a su suspensión neumática de tres cámaras le permite una altura libre al suelo de hasta casi 24 cm, con una profundidad de vadeo de medio metro. Visto de lado, llama la atención su tendida caída de techo, que se extiende a los pilares C traseros, el perfil final del portón con su doble alerón (de techo y de tapa) y la gran branquia que cruza en diagonal la cintura tras los pasos de rueda delanteros, como salida lateral de aire.

Aston Martin DBX: propulsor prestacional

La influencia de Mercedes en el desarrollo y puesta a punto de este DBX es muy considerable (al fin y al cabo el grupo Daimler ya es accionista de la marca), con numerosos componentes procedentes de su filial AMG, desde la tracción total permanente (con diferencial central activo y posterior de deslizamiento limitado (LSD, autoblocante electrónico) al cambio automático por convertidor de par y 9 velocidades, con árbol de transmisión posterior en fibra de carbono. Y por supuesto el motor, el V8 biturbo 4.0, con sus 8 cilindros en V (3.982 cc) alimentados por inyección directa y soplados por dos turbocompresores, que ya montan otros Aston como el Vantage y el DB11 aunque aquí algo más potente (pasa de 520 a 550 CV) y con 71,4 mkg de par, adaptado especialmente al peso y tracción 4×4 de este DBX y con algunos detalles propios (como sus válvulas activas de escape que cambian su sonido según el modo de conducción).

Con esta mecánica y una aerodinámica bastante buena para ser un SUV, este Aston Martin DBX se coloca entre los más rápidos de sus congéneres de superlujo con sus 291 km/h de velocidad punta (al nivel del Maserati Levante GTS), aunque en aceleración (4,5 segundos de 0 a 100 km/h) ceda un poco ante el citado Maserati Levante y el Porsche Cayenne Turbo Coupé. A cambio su consumo está entre los más altos (su promedio WLTP es de 14,3 lts/100 km) y eso que el motor V8 4.0 de origen AMG cuenta con desconexión selectiva de 4 cilindros cuando funciona a baja carga… De todos modos sus principales rivales gastan entre uno y medio litro menos de gasolina cada 100 km, lo que en estos niveles no deja de ser el chocolate del loro… Quizá más adelante veamos alguna versión híbrida que “civilice” un poco el apetito del DBX, pero de momento Aston Martin no lo ha confirmado.

A nivel de chasis, destaca su suspensión neumática independiente a las 4 ruedas por paralelogramo deformable delante y multibrazo detrás, con una altura variable de casi 10 cm (el nivel medio estándar de altura libre al suelo es de 19 cm, pudiendo subir en 4,5 para uso extremo “off road” y bajar 5 cm para circulación rápida en autopista). Los brazos de la suspensión son de aluminio y la amortiguación variable, con control electrónico, y de remate, cuenta con barras estabilizadoras activas, compuestas por dos tramos articulados unidos por un motor eléctrico a 48 voltios que puede variar su rigidez de conexión, desde una unión solidaria total (para reducir al máximo el balanceo sobre buen piso en asfalto) a su desacoplamiento (que facilita un mayor recorrido de las ruedas en uso todo terreno). Y por supuesto, con niveles intermedios que permiten obtener el máximo confort de rodaje y el máximo agarre sobre todo tipo de pisos.

Por lo demás, frenos y dirección están a la altura de su tamaño y prestaciones. Los primeros con unos enormes discos delanteros de 410 mm de diámetro (con sitio de sobra en los cubos de las llantas de 22”) con pinzas fijas de 6 pistones, y traseros de 390 mm y pinzas flotantes. La dirección es bastante rápida, con una desmultiplicación de 14,4 a 1 y 2,6 vueltas de volante entre topes, aunque dadas sus dimensiones este DBX exigiría una dirección activa a las 4 ruedas. Tanto frenos como dirección (y por supuesto la suspensión y respuesta del motor) se ven modificados mediante los modos de conducción (6 en total, con 4 sobre asfalto y 2 “off road”). Y ya que hablamos de rodar “off road”, pese a su tracción total no se puede decir que este DBX, dado su peso y tamaño, se preste demasiado a ello, con unas cotas poco favorables (salvo la altura libre al suelo) con 22,2º de ángulo de ataque, 15,1º de ángulo ventral y 24,3º de ángulo de salida, por no hablar de sus neumáticos diseñados «ex profeso» por Pirelli (los superanchos P Zero de bajísimo perfil, 40 y 35, pensados para correr sobre asfalto, no en tierra). Sin embargo, Pirelli ofrece también para su monta específicos para «off-road» y hasta de invierno.

Aston Martin DBX: interior refinado y muy exclusivo

Respecto al interior, tenemos todo el lujo y calidad de materiales que se espera de un turismo “superpremium”: lunas supertintadas con doble acristalamiento panorámico, tapicería en piel flor y Alcántara, maderas nobles, aluminio satinado, pura lana virgen, etc. En la parte delantera los dos asientos son de diseño deportivo, y en el puesto de conducción tenemos un cuadro de instrumentación digital de 12,3” (31 cm) más una pantalla multimedia en la consola central del salpicadero de 10,25” (26 cm), ambos de origen Mercedes y curiosamente sin la pantalla central táctil (según Aston Martin para evitar que se ensucie con los dedos) sino manejable mediante un mando giratorio en la consola.

Cuenta con conectividad Apple Car Play (y se supone que también Android) y cámara de visión perimetral a 360º, y en su dotación de ayudas a la conducción figuran el lector de señales de tráfico, control de crucero activo, frenada automática de emergencia, aviso de abandono involuntario de carril, alerta por tráfico cruzado al dar marcha atrás o el aviso de presencia de obstáculos en el ángulo muerto.

Luego ofrece en opción muchos otros elementos, algunos conocidos y otros exclusivos de marca de superlujo, como el equipo de maletas de piel a medida, el kit de limpieza portátil para perros (para que no se suban al coche llenos de barro), sillitas infantiles especiales (también en piel) o un calentador para botas de esquí (por caprichos que no quede…). Para eso se trata de un SUV elitista, aunque menos caro que muchos de los rivales de su nivel, con un precio de 193.500 euros en Alemania. Aunque el modelo de lanzamiento, en versión “First Edition” (para los primeros 500 clientes) será sin duda más caro, para compensar su equipamiento exclusivo “Package 1913” (que celebra el 106 aniversario de la marca), con numeración exclusiva, marcas propias y rotulación conmemorativa rubricada por el presidente ejecutivo de Aston Martin, Andy Palmer, cuya firma figurará junto a la del director del departamento de Diseño Marek Reichman en un libro exclusivo para esas 500 primeras unidades.

Lo que está claro es que por ahora, y junto a los Lamborghini Urus, Maserati Levante y Porsche Cayenne Turbo, este Aston Martin DBX es uno de los SUV más superdeportivos del mercado al que se incorporará en 2022 el Ferrari Purosangue, el primer SUV de la célebre marca italiana que en todo caso jugará en otra liga ya que su precio no bajará de 300.000 euros. Como novedad, el DBX no será un Aston Martin “made in Gaydon”, ya que se montará en la nueva planta de St. Athan, en Gales, la nueva factoría creada para los nuevos Aston eléctricos y electrificados, aunque este DBX no forme parte de ellos (por ahora), y de la que deberá salir en 2023 el futuro Lagonda Vision, el gran turismo eléctrico de la marca ya presentado a título de “concept”.

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