Prueba: Citroën C3 1.2 PureTech 82 Shine

17 agosto, 2017
J. ROBREDO

Con estilo por la ciudad

A FAVOR EN CONTRA
Personalidad del diseño Precisión de la dirección y cambio
Funcionalidad y confort Prestaciones limitadas
Conectividad ampliada Visibilidad posterior
Frenos eficaces Vibraciones motor en alta
Seguridad general

Bajo un traje completamente nuevo que sigue las pautas de diseño estrenadas por el C4 Cactus, con una imagen muy “crossover” con su frontal a tres pisos, probamos el nuevo Citroën C3 1.2 PureTech 82 construido sobre la misma plataforma (PF1) de la segunda generación del C3, retocada y mejorada. Está a la venta desde finales del año pasado desde sólo 11.750 euros en gasolina, aunque la versión 1.2 probada se ponga en 16.000 € en el máximo nivel de acabado Shine.

Este polivalente de lo más pintón por su aspecto, mide 4 metros de largo por 1,75 de ancho y 1,47 de alto, sobre la plataforma conocida de 2,54 m de batalla (7 cm más que el C3 de 2013), abandonando su aspecto de polivalente urbano para adoptar una estética de mini SUV. Es ligeramente mayor que su antecesor (5 cm más de largo, 2 cm más de ancho y sin embargo, 5 cm más bajo) y sólo se ofrece en 5 puertas, con una moderada ganancia en habitabilidad respecto al anterior C3, en el espacio para piernas de las plazas traseras y algo en anchura transversal.

El maletero repite capacidad (300 litros), pudiendo alojar bajo su plano de carga una rueda de repuesto de emergencia (120 €) que en realidad no es tal, sino una rueda normal en medida 185/65 R15 (mucho mejor que una “galleta”, y con el mismo desarrollo de las 205/50 R17 que trae de serie). Su volumen total puede ampliarse hasta casi mil litros plegando los asientos traseros (los respaldos, lo que deja un escalón en el piso de unos 12 cm). Es su punto débil, ya que ello implica un umbral de carga bastante alto (76 cm) y carece de anillas de sujeción o ganchos portabolsas.

Habitabilidad y confort logrados.- Desde luego, este nuevo C3 no es el más amplio de su clase, pero el conjunto ofrece una habitabilidad correcta para su categoría. Se nota una mayor ganancia en anchura en la fila trasera, que le permite alojar mejor a tres adultos en ella (siempre que no sean muy altos (más de 1,80), ya que ahora hay menos altura libre al techo –casi 5 cm menos-). Puede montar en opción techo panorámico (500 €). El acceso es bueno con sus 4 puertas, aunque no tanto en las traseras, dado su menor ángulo de apertura (60º).

Por fuera los “airbumps” son más decorativos que prácticos (van sólo en las puertas, y son siempre negros, no como en el Cactus) aunque también pueden llevar algún perfil a color, a juego con los tres colores de contraste del techo ofrecidos (negro, blanco y rojo) y de otros elementos (marco de los faros antiniebla, carcasas de los retrovisores, etc). Y detrás, la zaga adopta grupos ópticos de diodos, cuadrangulares y centrados, pero no partidos, sino mordiendo ligeramente el portón) con una doble “c” roja envolviendo las luces centrales.

En su simpático interior también se puede jugar con los colores de los perfiles del salpicadero y de tapicería, en función de cuatro estilos (estándar, gris Metropolitan, rojo Urban y Colorado Hype). Los huecos de puertas son grandes y con fondo blanco, pero no van tapizados. Y al volante es fácil ajustar la postura correcta de conducción (el volante se gradúa en altura e inclinación). La visibilidad hacia adelante no es mala, pero hacia atrás y en ¾ deja algo deja que desear (los pilares traseros impiden ver el tráfico en las incorporaciones).

El cuadro se lee bien, con sus dos esferas principales y el display central para el ordenador de a bordo. Los asientos son anchos, aunque recogen poco la espalda y la zona lumbar, y pecan de banquetas cortas. Son bastante mullidos y en general la tapicería da sensación de calidad, en especial la opcional mixta de la unidad probada, de tela y una piel sintética de tacto agradable en color beige tostado (500 €). La parte superior del salpicadero es también de un plástico negro de buen tacto, un poco acolchado, y los ajustes son muy correctos, sin ruidos parásitos. Luego, por abajo ya abundan los plásticos duros y menos gratos, pero esto es también normal en la mayoría de sus rivales.

Buena conectividad y cámara frontal.- La consola central lleva inserta en el medio la pantalla táctil multimedia a color de 7” con conectividad Android Auto, Apple CarPlay y Mirror Link. Esta pantalla tipo “tablet” parece mayor de lo que es por su gran marco, donde se sitúan la mayor parte de sus mandos directos. Por arriba están los aireadores y por abajo algunas teclas normales (sólo 4, las de la luneta y parabrisas térmico, ”warning” y bloqueo de puertas), más un hueco portaobjetos donde cabe un teléfono móvil pequeño, encima de otro mayor con los posavasos.

A través de la pantalla se maneja la climatización, la configuración de sistemas y la cámara de visión trasera, aunque su situación central, un tanto baja, no es la idónea, ya que obliga a desviar la vista en marcha para acceder a sus funciones. Como novedad, este nuevo C3 puede montar una cámara frontal de vídeo a 120 º tras el retrovisor central (“Citroën Connected Cam”, con navegador Tom Tom Trafic, todo por 300 €) en alta resolución (1920 x 1080 píxeles), memoria interna de 16 GB y un sensor de geolocalización.

Nuestra unidad de prueba la llevaba, y pulsando un botón en la base del retrovisor, el conductor puede tomar fotos (de 2 MP) y si lo mantiene pulsado graba vídeos de hasta un minuto de duración, con la ventaja añadida de que en caso de accidente graba automáticamente los 30 segundos previos al mismo y los 30 posteriores. Y puede mandar fotos e imágenes de la ruta a los destinos elegidos en Internet por el conductor, redes sociales, etc, a través de una “App” que facilita Citroën.

Mecánica suficiente, pero justa.- Anima a nuestro C3 de prueba el 1.2 tricilíndrico PureTech de gasolina, en su versión intermedia de 82 CV (la básica es de 68 CV y la turbocomprimida alcanza 110 CV). Es un motor voluntarioso y bastante silencioso, aunque dada su condición de atmosférico hay que hacerle girar un poco rápido (de 2.500 rpm para arriba) para tener una respuesta un poco alegre.

Es un motor muy honesto, que entrega sus 82 CV a 5.750 rpm y su par máximo de 11,8 mkg a 2.750 rpm, un régimen muy alto para un motor atmosférico de gasolina como éste. Gira con suavidad y no suena ni vibra demasiado hasta que no se superan las 3.500-4.000 rpm, lo que en este caso sí se deja notar en el interior, lo mismo que a ralentí, donde una ligerísima vibracion delata su condición de tricilíndrico. Pero no hay que llamarse a engaño: con 82 CV y menos de 12 mkg de par no le podemos pedir más a este 3 cilindros, y eso que con 1.055 kg de peso en vacío este C3 no se pasa mucho de peso.

Quienes lo utilicen con frecuencia fuera de los entornos urbanos o lo carguen bastante, quizá deban pensar en la opción del 1.2 turbo de 110 CV, que ya es otra cosa, y eso que mantiene el hándicap de las 5 marchas (salvo con la caja automática EAT6, que trae 6). Al fin y al cabo la diferencia son 1.400 euros más a igualdad de nivel de equipamiento… Citroën anuncia para este C3 1.2 PureTech 82 CV una velocidad punta de 168 km/h y una aceleración en el 0-100 km/h de 13 segundos. Son cronos muy conservadores.

Pero no debemos pensar por ello que este C3 es un caracol rodante; conducido con decisión y jugando con la inercia permite ritmos muy dinámicos, aunque a costa de que el consumo se resienta un poco. El cambio está bien escalonado, y recurriendo a la 4ª cuando hace falta se logran promedios bastante rápidos en autovía; sólo en cuestas largas acometidas en 5ª por debajo de las 4.000 rpm notaremos cierta falta de empuje, sobre todo con el coche a media carga o más. En autovía permite rodar con comodidad a cruceros de hasta 130/140 km/h, a partir de ahí le va costando más hasta hacer techo en los ya muy prohibidos 160 km/h. Y en carreteras sinuosas, mantiene el tipo en 3ª y 4ª, aunque tanto por suspensión como por dirección no sea su terreno favorito.

Los consumos sin embargo son bastante comedidos, aunque depende mucho de cómo se le conduzca. Citroën anuncia un promedio oficial combinado de 4,7 lts/100 km, con uno más (5,7) en ciudad y un mínimo extraurbano de 4,1. Nuestra unidad ha bajado de 5 en el crucero turístico de carretera a 90/100 km/h (4,9) y ha subido a 5,5 en la media normal en autovía a 120/130 km/h, disparándose ya más en ciudad (7,7 lts/100 km). Pero en autovía puede pasar fácilmente de 7 en cuanto queramos mantener los 130 km/h y sobre todo, si el tráfico aumenta y nos vemos obligados a cambiar a 4ª con cierta frecuencia por los cambios del trazado. En condiciones normales, sin buscar aceleraciones fulgurantes lo normal es mantenerse sobre los 6,5 lts/100 km. Sólo en carreteras secundarias y rodando por debajo de 100 km/h podremos bajar de 5, y eso en conducción tranquila y con un relieve fácil. No son malos registros, pero tampoco muy brillantes en función de sus prestaciones.

Comportamiento: prima el confort.- Con unas suspensiones muy normalitas (por eje McPherson delante y semitorsional detrás) este C3 se defiende bastante bien, gracias también a su contenido peso. Citroën ha procurado primar el confort, con una suspensión muy blanda, por lo que resulta cómodo para sus ocupantes circulando por ciudad y autopista, su medio más natural. En carreteras de montaña con curvas es cuando se le nota más a disgusto, aunque se adapta bien. Pero si hay que circular por trazados muy virados, la carrocería se balancea demasiado y el tacto de conducción se vuelve impreciso, con una dirección que no ayuda demasiado.

Pero que sea un coche blando de suspensión no significa que se agarre mal, ni mucho menos, simplemente que es menos eficaz y agita más al pasaje. Al límite se acaba sujetando mejor de lo que parece, aunque con grandes bamboleos y obligando al ESP a intervenir más de la cuenta. Pero no es agradable llevarlo a esos extremos, con apoyos en dos fases y las ruedas (de 17”, con neumáticos GoodYear EfficientGrip en 205/50 R17) protestando sonoramente. Pero al final el coche acaba yendo por donde uno quiere, con la ventaja de que sus balanceos y cabeceos avisan a tiempo de que hay que levantar el pie del acelerador, con unas reacciones muy progresivas que le hacen poder ser conducido por todas las mano, desde las más hábiles a las más torpes.

Los frenos cumplen bien (y eso que lleva tambores en el eje trasero, y los discos ventilados delanteros son más bien pequeños; Citroën no nos ha dado las medidas, (probablemente sean los ya conocidos de 266 mm), ventaja también en parte por su bajo peso (1.055 kg). En todo caso no hace falta calentarlos mucho para lograr bajar de 60 m de 120 km/h hasta su detención total, lo que sin duda es un buen registro.

Precio competitivo.- Finalmente hay que verlo todo en relación al precio: por 16.050 euros en este nivel Shine (ya con promoción, aunque quizá se puede sacar por algo menos; con este motor 1.2 gasolina de 82 CV, este C3 no está nada mal. Partimos además de que todos los C3 incluyen de serie elementos como la alerta por cambio involuntario de carril (desde los 65 km/h, con aviso sonoro y visual), programador de velocidad (control de crucero), ordenador de a bordo y hasta lector de señales de tráfico. Además, este nivel Shine trae de serie el climatizador, encendido automático de faros y limpiaparabrisas, “hill assist”, faros antiniebla, llantas de aleación (17”), elevalunas y retrovisores eléctricos, 6 airbags, la pantalla de 7”, los “airbumps”, sensores de aparcamiento (con cámara de visión trasera), aviso de presión de neumáticos baja, llamada de urgencia (Citroën Connect Box), fijaciones Isofix (2), alerta de cansancio (avisa al conductor de la necesidad de parar al cabo de dos horas seguidas de conducción), etc.

El sensor de presencia en ángulo muerto ya es opcional (250 €), como el navegador (550 €) y el acceso manos libres con arranque por botón (300 €), y se echa de menos alguna opción más como los faros de xenón o de diodos, ya que los halógenos originales se quedan un poco cortos… Por el contrario, ofrece opciones a precios razonables, desde la cámara frontal de grabación (300 €) al techo panorámico transparente (500 €), pasando por el navegador, la tapicería mixta, la rueda de repuesto (dos tipos, la típica “galleta” y la de emergencia, de distinta medida pero de desarrollo equivalente), etc.

 

Versiones del modelo: 'C3'

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