Mercedes SL 63 AMG

5 julio, 2012
G. ROMERO-REQUEJO

El exclusivo roadster de lujo de Mercedes se convierte en esta versión AMG en un superdeportivo, más potente, rápido y dinámico que nunca gracias a su poderoso V8 biturbo de 5,5 litros de cubicaje, que con sus 537 CV (564 con el pack Performance) le sitúa a la cabeza de los modelos de la saga SL, hasta que llegue el 65 AMG, recientemente presentado en el Salón de Nueva York.
A finales de 2011, Mercedes presentó su nuevo SL, que justo ahora llega al mercado, hecho por primera vez casi íntegramente en aluminio, lo que supuso rebajar su peso total en más de 100 kg. Con un equipo de sonido exclusivo (Frontbass), un nuevo y revolucionario sistema de limpia y lavaparabrisas inteligente (Magic Vision) y su techo rígido retráctil con las tres variantes ya conocidas en el SLK, o sea rígido normal pintado, de vidrio, y de vidrio oscurecible a voluntad (Magic Sky), este nuevo SL surgía como lo más “chic” de Mercedes en descapotable, sin renunciar a “gadgets” de última hora como la apertura “manos libres” de maletero, a base de pasar el pie por debajo del paragolpes trasero (siempre que se lleve la llave consigo).

Pues bien, con la versión AMG 63, este Mercedes SL se acerca más al SLS, el icono deportivo de la marca de la estrella. Su motor V8 5.5 biturbo (M157) con 537 ó 564 CV para un peso total en vacío de 1.845 kg, se permite el lujo de arrojar una relación peso potencia de 3,3/3,4 kg por CV. Esta soberbia planta motriz de 5.461 cc y 81,6 mkg de par, íntegramente de aluminio con 4 válvulas por cilindro y distribución variable en sus árboles de levas, está alimentada por inyección directa de gasolina y apoyada por dos turbocompresores (uno por bancada), pero además no se priva de ningún avance ecológico (además de su doble “intercooler” por aire y agua, cuenta con gestión inteligente de carga del alternador y función “stop & tart”, la Eco de Mercedes).
Este SL 63 AMG es un auténtico cañón, con unas prestaciones sensacionales: con la velocidad máxima limitada electrónicamente a 250 km/h (no olvidemos que se trata del roadster/coupé burgués de Mercedes) aunque puede aumentarse a 300 con el paquete AMG Performance, acelera de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos (4,2 con el AMG Performance), prestaciones de auténtico superdeportivo y nada “burguesas”, y todo ello con un consumo oficial combinado de 9,9 lts/100 km para ambas potencias, o sea 4,2 litros menos que antes, un 30% menos que el modelo anterior.
El cambio es el automático Speedshift MCT de AMG, con 7 velocidades y cuatro programas distintos de conducción; manual (M), Sport (S), Sport+ (S+) y Efficient Control (C), que es el más ecológico. Precisamente en este modo C el “stop & start” actúa siempre, del mismo modo que en el S+ tenemos siempre la función “Race Start” (el modo “Launch Control” de Mercedes, para arrancadas fulgurantes).

Lógicamente, dirección y suspensiones han recibido el “toque mágico” de AMG para adaptarlos a las impresionantes prestaciones de su motor: además de suspensión rebajada y reforzada, el SL 63 AMG lleva la amortiguación variable inteligente ABC (Active Body Control, con control activo de firmeza) donde además se puede elegir pulsando un botón entre una amortiguación “sport” y otra “confort”. La dirección, de asistencia electromecánica, (o sea eléctrica) es la paramétrica
deportiva de AMG, de desmultiplicación constante y más directa, con asistencia variable en función del modo de amortiguación elegido.
Los frenos montan de serie discos de acero con materiales compuestos (ventilados y ranurados) y en opción carbocerámicos (los del SLS AMG). En cuanto a ruedas, viene de fábrica con llantas de aleación de 19 pulgadas de diámetro (y 9,5 de ancho delante y 11 detrás) de 5 radios dobles, pulidas y en color titanio (oscuro), calzadas con neumáticos de 255/35 ZR19 delante y 285/30 ZR19 detrás. Y en opción, están las llantas forjadas multirradio del AMG Performance Studio, con la misma monta delantera y trasera, aunque éstas últimas en 20” de diámetro, muy vistosas en su color negro mate con la pestaña exterior pulida a alto brillo.
Por dentro, este nuevo SL 63 AMG sufre los mismos cambios de la nueva gama SL, que crece 5 cm de largo y casi 6 de ancho, ganando espacio en el habitáculo (4 cm más de ancho interior a la altura de hombros y 3 al nivel de codos). El salpicadero se inspira en el del SLS AMG, con 4 difusores de aireación en forma de turbina, y una palanca de selección de marchas (E-Select) junto a la AMG Drive Unit que recuerdan al icono superdeportivo de Mercedes. De serie viene con tapicería de piel napa (en un color o bitono), con acolchado específico V8 y anagrama AMG en los respaldos, asientos deportivos con función de contorno variable y calefactados, molduras de carbono, umbrales de puerta iluminados, luz de ambiente gradual, reloj analógico IWC, y como guinda final, un volante deportivo de tres brazos con el logo AMG en el aplique metálico inferior.

Por fuera se distingue por los típicos detalles de los Mercedes AMG ; faldón delantero, grandes tomas de aire, luz de cruce diurna por diodos específica de AMG (otra seña propia de identidad) y un refuerzo transversal inferior cromado. La parrilla AMG lleva lamas dobles cromadas, y de perfil se ven los nuevos embellecedores laterales y los anagramas «V8 Biturbo» en las rejillas de ventilación. Y por detrás, el deflector AMG, las dobles salidas cromadas de escape y el escudo deflector de efecto suelo, integrado en la carrocería. Los faros son más oblicuos que antes, y montan de serie el ILS (alumbrado inteligente con 5 funciones diferentes, según tipo de conducción y de condiciones metereológicas).
Como variante superdeportiva, pero de un roadster “burgués”, este SL 63 AMG ofrece además de la “bufanda caliente” de la calefacción en tiempo frío, el barrido Magic Vision de los limpiaparabrisas o el superequipo hi-fi Frontbass, las ayudas a la conducción del resto de sus hermanos SL, como el sistema de alerta por cansancio (Attention Assist) y el freno inteligente (Adaptive Brake) con regulación conjunta integrada de ABS, ESP, ASR, GMR, el freno Pre-Safe con frenada automática ante la detección de un obstáculo, el control de crucero Tempomat con regulación automática de distancia (Distronic Plus), la ayuda activa al aparcamiento (con maniobra automática del estacionamiento del coche)… Todo eso y más, con un V8 de casi 600 CV. En resumen, todo un misíl de lujo cuyo precio, aún pendiente de fijación para España, no bajará en ningún caso de los 200.000 euros.

Mercedes
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