Lamborghini Terzo Millennio

16 noviembre, 2017
J.C. BERGER
La era de los supercondensadores

La marca de Sant’Agata Bolognese no sólo desarrolla superdeportivos máximos, también estudia la evolución de los supercars del futuro en este Lamborghini Terzo Millennio con motores eléctricos.

Este Lamborghini Terzo Millennio (su nombre se remonta no ya al siglo futuro, sino a más de mil años vista) es un exclusivísimo “concept car” fruto de la colaboración de la marca del toro bravo con el MIT estadounidense (el prestigioso Massachusetts Institute of Technology) en aras de anticipar como podría ser el superdeportivo eléctrico del futuro. En su desarrollo han intervenido el Dinca Research Laboratory y el Mechanosynthesis Group, aplicando soluciones totalmente inéditas en el mundo de la automoción, como una carrocería de fibra de carbono autorreparable y una fuente de energía eléctrica que no recurre a baterías sino a supercondensadores.

Dotado con un motor eléctrico por rueda (y lógicamente, tracción total), su carrocería no presenta sólo un diseño anguloso de lo más espectacular, con sus faros en forma de “Y”, sino que sirve además como una pila gigante, ya que toda su estructura es capaz de actuar como sistema de almacenamiento de energía. Además, esta carrocería también pretende contar con micro-canales que permitirán auto-reparar las pequeñas fisuras que sufre la fibra de carbono con el paso del tiempo. De este modo, la propia fibra de carbono se “autorrepara”, tras comprobar su estado de forma continua a través de unos sensores que la monitorizan aprovechando su carga eléctrica, y que evalúan el estado de los diversos paneles. Así, si se detectan pequeños desperfectos o daños, estos se reparan de forma autónoma a través del sistema de microcanales. Auténtica ciencia ficción.

Toda ella está realizada en una fibra de carbono especial formada por nanotubos ultrarresistentes que mejoran su rigidez al tiempo que reducen su peso, pero con la particularidad de que pueden alojar en ellos y ayudan a aligerar peso, y además dejan espacio para el elemento clave de suministro eléctrico, unos microacumuladores que dentro de ella se adaptan a la forma del coche. De este modo, la propia carrocería actúa como un conjunto de baterías, que actúan como supercondensadores, acortando el tiempo de recarga. No hay datos de la potencia eléctrica conjunta total, ni de la capacidad de entrega de corriente de este sistema, que prescinde de las habituales baterías de ion-litio. Lamborghini tiene ya experiencia en el uso de condensadores eléctricos (para algunas funciones ya los usa el motor V12 del Aventador desde hace 5 años, aunque son de bajo voltaje), pero ahora ha recurrido a los investigadores del MIT para desarrollar un supercondensador. Éste es un sistema de almacenamiento de energía más potente que el de las baterías convencionales, capaz de asegurar las elevadas prestaciones que se esperan de un Lamborghini, y sobre todo, con la novedad de que estos condensadores no sólo acumulan electricidad, sino que la almacenan sobre la carrocería del vehículo, acortando el tiempo de carga y descarga y sin sufrir el desgaste que supone un alto número de ciclos, o sea envejeciendo mejor que las baterías. Claro que no todo son ventajas; su mayor inconveniente, por ahora, es que no puede conservar una gran carga eléctrica a largo plazo.

Por lo demás, este Terzo Millennio “concept” es tan espectacular como se espera de un Lamborghini, con un diseño que nos recuerda el de los videojuegos (como ya hemos visto en otras marcas). Con un amplio uso de materiales compuestos, destaca su cuidada aerodinámica, más fácil de lograr cuando al carecer de motor o transmisión, puede jugar mucho mejor con la disposición de los conductos para canalizar el flujo del aire. Lamborghini afirma que su diseño es fruto de cinco aspectos esenciales; la introducción de nuevos sistemas de almacenamiento de energía, el empleo de nuevos materiales, el desarrollo de nuevos sistemas de propulsión y finalmente, la emoción de un diseño futurista.

Primer eléctrico puro (aunque sea experimental) de Lamborghini, este Terzo Millennio revela la voluntad del grupo VW (no olvidemos que la marca pertenece a Audi) en extender este tipo de tracción entre los modelos de sus marcas más exclusivas, como Bentley, Bugatti, o la propia Lamborghini, sin olvidar a Porsche, que con su Mission E tendrá también su superdeportivo eléctrico de altas prestaciones (Bugatti ya tiene listo su próximo Atlantic). Y sin olvidarnos tampoco de la conducción autónoma, o en este caso semiautónoma (dado que como buena marca deportiva, Lamborghini se resiste a entregar la autonomía total a sus vehículos), apostando porque el vehículo enseñe al conductor, pero sin tomar el control en su lugar, a través del concepto de “instructor virtual”. Un asistente virtual capaz de ayudarnos a lograr una vuelta rápida en un circuito, antes de que nosotros probemos a igualarla por nuestra cuenta, sin su ayuda. En suma, un coche a la altura de lo que podrían ser los coches del siglo XXXI… si la Humanidad llega hasta él.

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