Cómo cuidar nuestra batería en invierno

27 enero, 2017
J. ROBREDO

El frío invierno constituye la mayor amenaza contra las baterías de automoción, de ahí que convenga prodigarlas con algunos cuidados para que superen normalmente esta estación. Algo nada difícil si pensamos que la mejora de su calidad ha alargado su duración media a algo más de 6 años, y que con un buen trato (poco esfuerzo de arranque, temperaturas suaves de servicio, etc) bien pueden llegar a los 7 ú 8 años (y hasta más si su coche lleva dos).

Según Varta, líder mundial en baterías de automoción, los factores que acortan esta vida son las temperaturas extremas, la frecuencia de uso, los trayectos cortos y su antigüedad, contribuyendo entre todos a disminuir su potencia de arranque. En cuanto a la temperatura, el calor las afecta menos (aunque en exceso acelera la evaporación del electrolito, contra lo que poco podemos hacer en las actuales baterías selladas).

El frío reduce drásticamente su capacidad puntual de amperaje; a menos de 10º una batería aumenta de forma gradual su resistencia a la entrega de corriente, y a menos de 0º esta resistencia puede marcar la diferencia entre poder arrancar el motor o no. Por eso un coche en garaje aumenta la vida de su batería frente a otro que duerme en la calle…

El frío afecta a todas las baterías de plomo, normales, de bajo mantenimiento o sin él, y ya sean corrientes o “stop & start”. Por eso y pese a la evidente suavización del clima (el calentamiento mundial es un hecho), la llegada repentina del frío puede reducir el amperaje real de nuestra batería a niveles insuficientes para el arranque y hasta para los servicios principales (alumbrado). De ahí la importancia de aplicar unas pocas normas generales que eviten esa reducción.

En primer lugar, mantener limpias y apretadas las conexiones de los bornes, en especial las del polo positivo, y limpia y libre de óxido la conexión (o conexiones) del cable negativo a masa. Un poco de vaselina o grasa consistente en el borne positivo ayuda a protegerlo. También conviene verificar que el alternador carga bien y su regulador reduce o corta su carga cuando no es necesaria (hay más baterías que sucumben por exceso de carga que por defecto). Si vivimos en un clima frío y el alojamiento de la batería lo permite, no está de más “abrigarla” (con una capa aislante de poliexpan o espuma bajo su tapa externa), que puede evitar 4º menos de temperatura. Y si lleva tapa abierta con orificios de llenado a la vista (cada vez más raras), comprobar que el electrolito cubre todas las placas y si no, añadir agua destilada.

Todo esto sirve para todas las baterías desde las normales a las “stop & start”, incluidos los coches que llevan dos (una de arranque y otra de servicios auxiliares). No olvidemos que las “stop & start” son cada vez más frecuentes (el 75% de los coches fabricados en Europa las montan ya en origen), ya sean del tipo “light” (EFB) o del potente (AGM).

En Varta (Johnson Controls) nos recuerdan también que incluso aparcado y parado un coche actual sigue consumiendo corriente de la batería, ya que hay funciones (alarmas, sistemas de acceso sin llave, reloj, ordenador de a bordo, termómetro de temperatura exterior…) que necesitan electricidad de forma permanente, aunque su consumo sea muy bajo. De ahí que un coche aparcado durante semanas puede descargar su batería y no llegar a arrancar llegado el momento, sobre todo si su batería ya tiene sus añitos (que el coche sea moderno o no da igual; al revés, cuanto más antiguo menos consumos internos).

Por ello se recomienda conducirlo durante 10 ó 15 minutos al menos una vez por semana o cada 15 días para evitar estas descargas estáticas, para que el alternador reponga el nivel máximo de carga de la batería (y sin recurrir a elementos de alto consumo eléctrico durante ese tiempo, como luneta térmica, asientos calefactados, etc…). De este modo, mantendremos su batería en condiciones, además de lubricar correctamente el motor. Por el contrario, si conducimos sólo durante trayectos cortos urbanos utilizando muchos servicios eléctricos, no daremos tiempo a que la batería se recupere del esfuerzo del arranque, además de perjudicar al motor, que trabajará sin llegar a adquirir su temperatura óptima de servicio.

Finalmente, la antigüedad del coche no tiene nada que ver con la mayor o menor duración de la batería (sólo cuenta la antigüedad de la propia batería), aunque sí influye el mantenimiento de sus conexiones y su estado general (si exige arranques frecuentes y difíciles a la intemperie, si sufre de mala masa, exceso de carga, etc). Y si llegado el caso hay que reemplazarla, lo mejor es ponerla algo más potente (sobre 10 Ah más) siempre que nos quepa en el hueco previsto para ella. Porque a veces as marcas de vehículos las montan con una capacidad muy justa (si bien hay excepciones, y algunas se pasan montándolas claramente sobredimensionadas). Por eso conviene consultar con nuestro taller de confianza. Si nos encontramos que nuestra batería no tiene fuerza para arrancar el motor, lo mejor es hacerlo con unas pinzas de batería a batería desde otro coche. Aquí te contamos cómo hacerlo correctamente.

Llegado el momento de sustituir la batería “muerta” por una nueva, lo que en el caso de una batería convencional no supone ningún problema, no está de más recurrir a un taller profesional, dada la interconectividad con otros componentes eléctricos del coche, con el temor a que la interrupción de la alimentación eléctrica de la batería a la centralita de control y al sistema informático del coche suponga la pérdida de los datos de las unidades de control del mismo, obligando a una reprogramación. De antemano podemos decir que en los coches antiguos esta precaución es inútil, y podemos cambiar la batería por nosotros mismos sin mayores precauciones, y sólo en general en los coches fabricados a partir de 2006 puede darse este supuesto, que sólo exige como precaución adicional en los coches actuales no dejar completamente el circuito sin corriente, para evitar que se borren datos del ordenador de a bordo, hora, etc, lo que se puede conseguir conectando a la toma auxiliar de corriente a 12V (la del mechero) una simple pila de 4,5V (o bien mediante una segunda batería que mantengamos conectada a las conexiones del coche tras retirar la vieja de los bornes).

En los coches con baterías “stop & start” la cosa cambia un poco, ya que a veces el sistema detecta si la nueva batería es o no “stop & start” (sobre todo con las AGM), lo que puede impedirnos salir de un apuro con una batería normal. Digamos que con las EFB es posible “engañarlo” (aunque luego convenga montar la batería adecuada) con una batería convencional un poco más potente. Varta dispone del programa VSSP (Varta Start-Stop Service Program) que permite al taller seleccionar la batería adecuada e indica el modo para efectuar cómodamente su cambio, permitiendo comprobarlas, así como borrar códigos de fallos, reajustar su memoria y leer las instrucciones para proceder al montaje y desmontaje de la batería adecuada a cada vehículo.