Mazda RX Vision

19 noviembre, 2015
JUAN CARLOS BERGER

Rebelde con causa

En plena cresta de la ola por el éxito de su gama, Mazda hizo alarde en el reciente Salón de Tokio de sus progresos en el motor rotativo, con tres rotores en lugar de dos, que mejorarán consumos, emisiones y fiabilidad.

Este bonito coupé RX Vision (no es más que una «visión») pretende llamar la atención sobre la tecnología y la fuerza de la que dispone la marca de Hiroshima para reeditar a medio plazo la saga de sus modelos RX con motor rotativo Wankel y propulsión trasera.

Según el presidente de Mazda, Masamichi Kogai, en el futuro se seguirá hablando de los Mazda RX, lo que ha sido interpretado como la confirmación de que el regreso del RX será una realidad, aunque quizá más a medio plazo que a corto, en tanto dure la puesta a punta de la nueva generación del motor rotativo Wankel, que Mazda denomina genéricamente “SkyActive-R”.

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Conviene recordar que tras el abandono de estos motores por NSU hace ya más de 4 décadas (tras su compra por VW para convertirla en la resucitada Audi), Mazda se quedó con la exclusiva de su desarrollo para automoción, tras haber sido su abanderada en Oriente (su primer prototipo data nada menos que de 1961, y el primer Mazda rotativo comercial, el coupé Cosmo Sport 110S, se lanzó en 1967). De aquellos primeros Mazda monorrotores (Cosmo, RX-2) se pasó luego a los birrotores (RX-7, RX-8) cosechando un mediano éxito dentro de su limitada aceptación (el RX-7, con casi 800.000 unidades vendidas entre 1978 y 2002 sigue siendo el coche con motor rotativo más vendido de la historia).

Esencia rebelde.- Ante todo, este “concept” es una sabia combinación de clasicismo y vanguardismo, diseñado “ex propósito” para montar una mecánica rotativa, dada su mínima altura (capó incluido) de sólo 1,16 m (lo mismo que un Lamborghini Aventador). Con la misma batalla (y quizá plataforma) del Mazda RX-8, o sea 2,70 m, mide 4,39 m de largo, con las ruedas delanteras en las esquinas, ofreciendo una hermosa estampa de coupé biplaza compacto de 1,93 m de ancho y clásico reparto con motor anterior y tracción posterior.

Su diseño es un ejemplo de pureza aerodinámica, con la originalidad de su “firma visual” delantera (la luz diurna de diodos forma una “ceja” por encima de los faros, pero ya inserta sobre el capó) y su limpia zaga (con pilotos dobles carenados, en un guiño a Ferrari), con un discreto alerón que se proyecta como una lámina ante ellos.

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El motor rotativo permite rebajar al máximo su altura (y con ella su centro de gravedad), y el resultado final es realmente espectacular, con su largo morro, cabina retrasada y mínimos voladizos, en su espectacular color rojo nacarado, que podría aterrizar dentro de dos años.

Del interior cabe destacar un cuadro digital de diseño simple, asientos envolventes y un túnel central curvado (hay quien dice que inspirado en las sillas de montar a caballo) todo dentro de un habitáculo sobrio forrado de piel. La parrilla frontal mantiene el diseño pentagonal de Mazda, y asentado sobre unas enormes llantas de 20” (calzadas con neumáticos de 245/40 delante y 285/35 detrás) este RX Vision representa la genuina esencia del deportivo sin concesiones.

Tres rotores en lugar de dos.- La pregunta del millón es si Mazda se lanzará en la futura generación RX a sustituir el motor birrotor por el “trirrotor”, un paso que no ha dado hasta ahora (y que sólo dio en su día, también a título experimental, Mercedes con su prototipo C-111). Pero todo indica que será así, y que los futuros motores SkyActiv-R de Mazda montarán tres rotores en vez de dos, con mejoras intrínsecas en consumo, emisiones y fiabilidad. Experiencia para ello no le falta (al fin y al cabo ganó en 1991 las 24 Horas de Le Mans con su prototipo 787B, siendo aún hoy la única marca nipona en haberlo logrado, y encima con un motor rotativo).

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Las ventajas son claras: no se altera la proporción de volúmenes del trocoide, pero se aumenta su cubicaje total. La sobrealimentación (por turbocompresores) permite aumentar la compresión relativa y la inyección directa de gasolina disminuir las emisiones al máximo, jugando con las pre y post inyecciones auxiliares. Así se puede lograr un motor rotativo de alto par, con un cubicaje real de un litro (equivalente a dos en motores convencionales, ya que el ciclo Wankel duplica el giro motriz del Otto, respetando los 4 tiempos) y una potencia entre 450 y 500 CV, que es precisamente la oficiosamente anunciada para este RX Vision, otro indicio más de su alma motriz trirrotor.

Si Mazda lo consigue, podría resultar el espaldarazo definitivo para el motor que patentó el ingeniero suizo Félix Wankel en 1924, mediante su ingenioso triángulo giratorio excéntrico que reproducía el ciclo Otto sin el costoso peaje del movimiento alternativo de pistones, bielas y cigüeñal, responsable de la mayoría de las pérdidas energéticas del motor de combustión interna. Un motor Wankel limpio, bien lubricado y con un aprovechamiento motriz del orden del 60% (frente al 30% de los mejores convencionales actuales) vendría a constituir un auténtica inyección de futuro para los motores térmicos de combustión, unido a su bajo peso (entre dos y tres veces menos que uno de cilindros convencionales).

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